El brote de contagios de coronavirus que se generó en Villa Azul, un asentamiento ubicado entre los partidos bonaerenses de Avellaneda y Quilmes, es por estas horas el principal foco de preocupación que tiene el gobierno de Axel Kicillof. Este martes aumentaron la cantidad de casos positivos y el total actual es de 145. En el barrio viven cerca de 4 mil personas de bajos recursos y desde que se descubrió el aumento exponencial de los casos el gobierno provincial decidió bloquearlo completamente.
En todos los ingresos al barrio hay efectivos de la Policía Bonaerense custodiando que nadie salga de los límites geográficos que tiene Villa Azul. Nadie es nadie. Ni trabajadores esenciales. Además, se les solicitó a los vecinos que circulen lo menos posibles por las calles internas. El barrio está parado, en pausa, como si la el movimiento natural de la vida diaria hubiese desaparecido de un momento el otro.
La medida tiene un fin sanitario. Enfrente está Villa Itatí, otro asentamiento similar a Villa Azul, pero en el que viven tres veces más de familias. En la actualidad residen cerca de 25 mil personas. Si los vecinos empiezan a circular por los barrios, cruzan de un lado a otro, y el virus se expande, es posible que haya un nuevo brote de contagios. Pero esta vez, en el barrio que está enfrente. Si eso ocurriera, el número de infectados crecería abruptamente y la situación sería aún más compleja de lo que es ahora.
Este martes Kicillof aclaró la decisión del bloqueo unos minutos antes de recibir una crítica inesperada -por el lugar desde donde llegó -de un funcionario del gobierno nacional, específicamente del Ministerio de Desarrollo Social. Daniel Menéndez, líder de Barrios de Pie y subsecretario de Políticas de Integración y Formación del Ministerio que conduce Daniel Arroyo, cuestionó la medida con una frase que cayó muy mal en La Plata. “Me parece que es un error la forma en la que se encara. Pareciera como que se construyen guetos de pobres”, dijo.
En el gobierno bonaerense la crítica fue tomada como una deslealtad. Menéndez es parte del mismo frente político y cuestionó la decisión del gobierno provincial sin haber llamado antes al gobernador o algún ministro de su Gabinete para mostrar su disconformidad. “Es un despropósito lo que dijo. Podría haber llamado por teléfono si quería cuestionar algo y no salir a hablar en los medios”, reflexionó uno de los ministros bonaerense.
Sin saber las críticas de Menéndez, el gobernador quiso dejar en claro que la medida del bloqueo no tiene un condimento estigmatizante por el hecho de que se está realizando en un barrio humilde. Entonces, afirmó: “Cuando aparece un brote, ya sea en un country o un edificio, se hará una cuarentena comunitaria. No es exclusivo de los barrios populares".
En el gobierno bonaerense advierten que esa modalidad, tal cuál dijo Kicillof, podría utilizarse en barrios cerrados y countries. También en edificios. Si hay un brote en algún lugar de esos, entonces se avanzaría con el mismo dispositivo sanitario para intentar que el contagio se disemine. Sin embargo, aclaran que cada caso es particular y que el bloqueo es una experiencia que se está utilizando por primera vez en este tiempo de pandemia. Aún desconocen los resultados que tendrá.
“El fin sanitario es el mismo. Si hay un barrio cerrado con un pico de contagios, no dejamos ni entrar ni salir a nadie. Hasta que pasen 15 días , se cumpla con el aislamiento y sepamos quiénes están enfermos y quiénes no”, explicaron desde el gobierno bonaerense. Ante un posible brote, la modalidad de control sería la misma. Pero cada caso es particular y la aplicación de ese modelo podría cambiar. Nadie lo puede asegurar. Kicillof toma decisiones coordinadas con Nación y los municipios, y avanza frente a una pandemia que ha generado cientos de preguntas sin respuestas concretas.
Por le momento no hay ningún barrio cerrado, country o edificio en Buenos Aires en dónde haya un brote de contagios similar al que hoy mantiene en vilo a Villa Azul. Si los brotes se multiplicaron en esos lugares o en otros asentamientos, sería difícil que el gobierno provincial pueda utilizar el bloqueo en varios barrios al mismo tiempo. Por una simple cuestión: no cuenta con la logística necesaria para poder montar un operativo de esa magnitud.
Bloquear un barrio como sucede hoy con Villa Azul obliga a los gobiernos a montar un operativo de logística para ingresar alimentos, agua, pañales y medicamentos a los vecinos. Como no pueden salir ni a comprar ni a trabajar, entonces es el Estado el único que puede ayudarlos. Ese esquema no se podría repetir al mismo tiempo en una veintena de barrios. Sería imposible por llevar adelante el control, el operativo de asistencia y el gasto que implica esa ayuda.
La posibilidad de aplicar el bloqueo en los barrios cerrados o countries genera un gran interrogante para los intendentes que tienen en sus distritos esta modalidad de vivienda. Si bien la mayoría coincide en que todo depende de la decisión del gobierno provincial, algunos de ellos creen que la situación habitacional es un punto clave que marca la diferencia al momento de aplicar el protocolo de control y aislamiento.
“La situación habitacional es distinta. En los barrios vulnerables el hacinamiento es un problema grave. En cambio, en los barrios cerrados hay distancia entre las casas. No habría inconvenientes para aislar a los contagiados dentro de sus casas. Hay que extremar los cuidados y las medidas de aislamiento en los lugares comunes”, explicó a Infobae el intendente de Escobar, Ariel Sujarchuk.
Por su parte, el intendente de Tigre, Julio Zamora, entiende que la medida depende exclusivamente de la decisión del gobierno bonaerense, pero considera que el mejor camino es cumplir con los protocolos que ya están impuestos. “Un country es una comunidad. Si en un barrio hay alguna escalada de contagio y el Gobierno quiere bloquearlo, lo puede hacer. No sé si es la mejor opción. Lo importante es cumplir con la distancia social, el uso del barbijo y respetar el aislamiento”, indicó.
“Si fuese una cuestión sanitaria y necesaria, está bien. Es una decisión que toma la provincia. El bloqueo se puede concebir solo como una situación transitoria. El tiempo necesario para decidir cómo alojas a las personas que están infectadas. Hacen el hisopado y distinguen quién tiene el virus quién no. Los protocolos son iguales en todos los lugares sin importar la situación socioeconómica”, sostuvo el intendente de San Isidro, Gustavo Posse.
Leonardo Nardini, intendentes de Malvinas Argentinas, sostiene que “hay que estudiar caso por caso” porque “no se aplica la misma regla para todos”. “Hay que prestarle atención a los resultados de esta medida para ver si se puede replicar en otros barrios o no. Esto se ve día a día”, aseguró.
Jaime Méndez, de San Miguel, consideró que “el bloqueo tiene que ser una situación extrema” y que “se deben barajar otras situaciones antes de llegar a eso". “Se tienen que dar demasiados factores", afirmó. De todas formas, consideró que lo que sucede en Villa Azul “es una situación especial que necesita un tratamiento especial".
El intendente de La Plata, Julio Garro, consideró que “hay que ver cada caso en particular” y resaltó que “las realidades son muy distintas” en lo que respecta a las diferencias que hay entre aplicar el bloqueo en un asentamiento y hacerlo en un barrio privado. “Si hay un brote en un barrio cerrado podría plantearse un control en la salida. Dependiendo de la magnitud de los contagios podría ser una medida correcta", afirmó.
Algunos de los jefes comunales no encuentran en el bloqueo la mejor forma de combatir la propagación del virus, pero no van a patalear si Kicillof decide aplicarlo. Otros creen que es una medida exclusiva que no se sabe si se volverá a repetir o no. Entienden, todos, que las medidas que se van tomando son un camino de prueba y error en el que no hay resultados incuestionables.
El bloqueo es una medida estricta de aislamiento que al gobierno de Kicillof le sirve en este momento, en este barrio puntual y con la cantidad de contagiados que se descubrieron en los últimos días. El escenario puede modificar de un momento al otro. Las medidas rígidas pueden flexibilizarse. El único objetivo es evitar que el contagio se propague y el sistema de salud bonaerense se colapse. En ese camino, cada día, Kicillof toma decisiones. Muchas de ellas motivan críticas. Incluso, de los propios.
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