El niño enfermo que debe guardar cama y aprovecha el tiempo para cultivarse a través de la lectura, incentivado por su madre. El abogado desinteresado, el político venal y corajudo que no dudó en plantarse frente a Ronald Reagan -que le había hecho trampa, cambiando su discurso-, el Presidente que tuvo que enfrentarse a un poder militar residual -pero real- en medio de una democracia en pañales.
La siempre difícil situación económica que aqueja a los presidentes argentinos de los últimas décadas y como corolario el ataque guerrillero a un cuartel, coletazo anacrónico con escenas que parecían sacadas de los años 70. Todas esas caras y facetas de Raúl Ricardo Alfonsín son abordadas, con material inédito y testimonios novedosos, por Raúl, la Democracia desde adentro, un documental dirigido por Christian Rémoli y Juan Baldana, estrenado recientemente en la plataforma Puentes de Cine.
A lo largo de 152 minutos, el documental reconstruye también una parte no tan conocida para el público en general, como fue la militancia de Alfonsín en la década del 60 y en los convulsionados años 70, cuando fue cercano al sindicalista Agustín Tosco y mantuvo diálogo con el PRT de Mario Roberto Santucho.
En ese contexto, “Raúl” reconstruye, entre otras cosas, un poco recordado cruce de declaraciones mediáticas con quien fuera secretario de la CGT, José Ignacio Rucci. Corría febrero de 1973 y Alfonsín salía a contestarle a Rucci, que lo había cuestionado en duros términos. “No soy ni gorila ni trostkista”, fue la réplica del dirigente radical al alfil de Juan Domingo Perón. En ese tiempos, Alfonsín lideraba una línea interna de la UCR que buscaba pelearle la conducción del centenario partido al histórico Ricardo Balbín. La película también da cuenta de que uno de los pocos políticos que se opuso al desembarco en Malvinas -por sus consecuencias imprevisibles y la posible guerra- fue Alfonsín.
Parte del documental muestra también la fuerte personalidad del dirigente nacido en Chascomús. Un político que no se achicaba en escenarios adversos, cuando debía “jugar de visitante”. Tres episodios dan cuenta de esto a lo largo de las imágenes. El primero se da en 1985, año en el Alfonsín visitó a Reagan en los Estados Unidos. A través de testimonios de ex funcionarios, la película reconstruye cómo fue que el mandatario norteamericano pronunció un discurso distinto al que le había hecho llegar a Alfonsín. “Si cambia el discurso, se va a arrepentir”, le dijo Alfonsín a sus cercanos, advertido de que eso podía ocurrir. Cuando comenzó el acto en Washington habló primero Reagan, efectivamente con palabras distintas al discurso que había hecho llegar previamente a los argentinos. Luego, cuando fue el turno de Alfonsín, éste guardó el mensaje que tenía escrito e improvisó, hablando de temas incómodos, como la intervención norteamericana en América Central o las deudas contraídas por los países de América Latina durante las dictaduras.
El segundo episodio se dio el 2 de abril de 1987, en la catedral castrense Stella Maris. Ese fue un año de particular tensión en cuanto a la cuestión militar. Durante el oficio religioso, el sacerdote que daba la misa habló de corrupción en el gobierno. Alfonsín no pudo contenerse, pidió tomar la palabra, subió al púlpito, tomó el micrófono y sin perder la compostura, pronunció un fuerte mensaje, pidiendo que se hagan nombres propios y denuncias en los ámbitos correspondientes en casos de supuesta corrupción.
El tercero, y más conocido, es el ocurrido el 13 de agosto de 1988 en la exposición Rural, donde Alfonsín primero soportó un duro discurso del presidente de la SRA, Guillermo Alchouron, y luego fue abucheado e insultado cuando le tocó hablar a él. “No creo que sean realmente productores agropecuarios los que tienen este comportamiento, son los que muertos de miedo se han quedado en silencio cuando han venido acá a hablar en representación de la dictadura”, lanzó el por entonces presidente, al tiempo que los calificó de tener “una actitud fascista”.
Por otro lado, el documental hace importantes aportes para dos hechos de relevancia que marcaron la presidencia de Alfonsín: los alzamientos carapintadas y el ataque del Movimiento Todos por la Patria a La Tablada, en 1989, cuando la gestión radical ya estaba desgastada y golpeada por problemas de toda índole.
En cuanto a la cuestión de los carapintadas, los documentalistas suman una pieza clave, al rescatar un discurso que Alfonsín pronunció en Las Perdices, Córdoba, el 23 de marzo de 1987 días antes del primer alzamiento liderado por Aldo Rico. En Córdoba, Alfonsín da a entender que ya tenía en carpeta la ley de Obediencia Debida, algo que después fue un reclamo de los insurrectos. Lo llamativo es que cuando los entrevistadores le hacen escuchar ese discurso de Alfonsín a Rico y Enrique Venturino -otro líder carapintada-, estos creen que fue posterior al alzamiento. El documental también transmite vivamente los momentos de tensión que se produjeron por aquellos días, cuando incluso algunos funcionarios creían que un comando militar tenía como objetivo matar al presidente y éste de todos modos no dudo en ir personalmente a Campo de Mayo pese a las advertencias de sus asesores.
En relación al ataque a La Tablada, “Raúl...” suma nuevos testimonios sobre un hecho sobre el que no está dicha aún la última palabra y todavía hoy se continúa discutiendo. Pese a que la mayoría de los investigadores descartan la versión de la “instigación de inteligencia” a los miembros del MTP, Luis Mattini, último líder del ERP a la muerte de Santucho, insiste en que Gorriarán Merlo fue “intoxicado por un servicio y creyó que Seineldín estaba en La Tablada”.
En suma, “Raúl...” logra mostrar “una mirada franca de un hombre franco”, objetivo que se había trazado Christián Rémoli, uno de los directores y realizador del documental. A continuación, el diálogo de Infobae con Rémoli:
-¿Cómo surgió la idea de realizar un documental sobre Alfonsín?
-Yo soy de Junín, cuando era un chico y tenía sólo ocho años, un vecino albañil, muy radical, que siempre me llevaba a ver boxeo, me dice ‘te voy a llevar a ver a un señor hablar’. Eso fue el 30 de octubre de 1982. Fuimos al club Los Indios, un club de básquet. Estaba lleno de gente, yo no entendía nada, no sabía lo que era la política. Cuando habló Alfonsín, cambió todo en la gente. Al lado nuestro había dos personas mayores que se largaron a llorar. Eso me impactó fuertemente. Un año después, cuando empezó la campaña, lo empecé a seguir, sin tener militante radical. Todo eso me quedó siempre como un tema que ahora surgió con la posibilidad de realizar este documental a través de los fomentos que dio el INCAA en 2016.
-En el documental aparece mucho material inédito, fotos, filmaciones, ¿cómo fue ese proceso de producción?
-Parte de los archivos son de Canal 9, que es uno de los productores asociados. También tuvimos la suerte de que cuando empezamos con esto y le contamos a Ricardo Alfonsín sobre el documental del padre fue muy generoso con nosotros, ya que estaba justo desclasificando el archivo del ex presidente, las fotos, su biblioteca. También fue muy importante el Museo del Cine, el Archivo General de la Nación. María Seoane también nos ayudó con las grabaciones de los discursos.
-En el documental muestran partes de la trayectoria de Alfonsín, en los años 60, 70, no muy conocidas para el público en general, ¿esto puede aportar a lograr una imagen más integral del ex presidente?
-Creo que todas las decisiones que tomó en su presidencia estuvieron vinculadas con como era Alfonsín antes, en su trayectoria previa. En eso fue coherente y consecuente. Siempre me preguntaba como había sido el camino de Alfonsín para ser presidente. Encontramos un hombre franco, con aciertos y errores. Propusimos una mirada franca de un hombre franco. A lo que apuntamos en el documental es a mostrar un Alfonsín “más completo”, superando las miradas parciales que tienen distintos sectores del arco político.
La película puede ver en el sitio de Puentes de Cine. Se debe clickear sobre la imagen del film y luego registrarse como usuario de la plataforma. El pago de la entrada virtual es de de $160. Se hace vía Mercado Pago, tarjeta de débito o crédito y dura 24 horas.
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