Algunos consejos sobre el manejo político en medio de la crisis, el modelo de funcionamiento de hospitales dedicados especialmente a pacientes con COVID-19, ciertos tips para regresar a la actividad en los colegios, información sobre tratamientos farmacológicos, esquemas de control de precios de alimentos y hasta la necesidad básica de establecer acuerdos entre oficialistas y opositores para sortear juntos la pandemia.
No es que Italia y España se encuentren en estos días en el mejor de los mundos. España con 27.940 muertos por coronavirus e Italia con 32.486 son los países de Europa que más sufrieron la pandemia. Pero lentamente están volviendo a la normalidad después de aquellas jornadas de terror del COVID-19 en las que contaban con más de 1.000 muertos por día. Y junto con este regreso a la vida normal también empezaron a intercambiar experiencias o a ofrecer ciertos consejos a la Argentina por los días difíciles que se avecinan en el caso de que aquí haya un pico de contagios de coronavirus con el colapso de hospitales incluido.
Ayer, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, junto al secretario general y de Relaciones Internacionales, Fernando Straface, dialogaron en videoconferencia con el Alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, e intercambiaron experiencias sobre cómo se está gestionando la pandemia.
En toda España empezaron ya a regresar a las fases I y II de confinamiento con medidas más flexibles de cuarentena. Pero no todo es sencillo. “El alcalde de Madrid nos puso mucho énfasis en la necesidad de coordinar el trabajo en equipo con el gobierno nacional más allá de que no sean del mismo color político”, explicó Straface a Infobae.
Precisamente, el alcalde de Madrid que responde al Partido Popular (PP) remarcó este punto a Rodríguez Larreta porque durante la crisis del COVID-19 nunca pudo ponerse de acuerdo en las medidas sanitarias básicas coordinadas con el jefe del gobierno de España, el socialista Pedro Sánchez.
No fueron los únicos consejos que compartió Martínez-Almeida desde Madrid con Rodríguez Larreta. También el alcalde madrileño les remarcó a los funcionarios porteños que deben “estar muy atentos al humor social cuando se definen medidas de cuarentena estricta” y destacó que en ello se pone en juego la credibilidad de todo un gobierno. En este sentido, se contempla la idea de ajustar la cuarentena cuando hay picos de contagio porque la población en general pide resguardar la salud. Pero también en liberar actividades cuando los niveles de COVID-19 bajan.
En Italia comenzó lentamente el desconfinamiento social el 4 de mayo con la reapertura de algunas actividades como la manufactura, la construcción, el comercio mayorista o la restauración solo para comida para llevar, mientras que en estos últimos días se reabrieron librerías y museos y el 1 de junio abrirán por completo los restaurantes y bares, peluquerías y centros de estética. Será el regreso a la normalidad luego de aquellos días atroces de cientos de muertos apilados en los pasillos de hospitales o crematorios que no daban a tiempo en sus tareas.
“Van a ser meses muy difíciles, nos enfrentamos a la prueba más dura desde el período de posguerra”, pronosticó esta semana el premier italiano Giuseppe Conte, quien hace un mes dialogó con el presidente Alberto Fernández cuando el pico de contagios invadía en Roma y muchas tantas otras ciudades italianas estaban desbordadas de muertos por COVID-19. En ese entonces no hubo más que un mensaje de condolencias del presidente argentino y la necesidad de colaborar con Italia. Hoy la situación parece ser diferente.
En los últimos días, dentro del programa Eurosocial, el secretario de Seguridad Social del Ministerio de Trabajo de Argentina, Luis Bulit Goni, mantuvo un intercambio de experiencias con sus pares de Italia durante una videollamada organizada con los expertos del Instituto Italo-Latinoamericano (IILA). Los funcionarios italianos pusieron mucho énfasis en sustentar el empleo doméstico y la economía informal desde el Estado. Pero también mencionaron la necesidad de implementar protocolos para la seguridad sanitaria en los ambientes de trabajo y en los medios de transporte.
También desde este diálogo promovido por el IILA hubo una reunión virtual que llevó por título "Abordar la emergencia del coronavirus. Intercambio de buenas prácticas e información ". De la parte italiana se presentaron cuatro intervenciones sobre la acción que siguieron frente a la epidemia. La viceministra de Asuntos Exteriores, Marina Sereni, recordó las actividades realizadas por su ministerio: el detalles los operativos coordinados de miles de repatriaciones de compatriotas del exterior, negociaciones para garantizar suministros esenciales, acciones para apoyar a las empresas exportadoras, y luego destacó la necesidad de colaborar internacionalmente para lidiar con la profunda crisis económica que estamos viviendo.
En tanto, el consejero del ministro de Salud, Walter Ricciardi, proporcionó a los participantes una serie de informaciones muy útiles sobre las terapias en uso, las estrategias para prevenir la propagación de las infecciones y la preparación de la fase de convivencia con el virus, haciendo hincapié en medidas concretas que permiten una clara ventaja en el manejo de pandemias, como por ejemplo la creación de hospitales dedicados específicamente a pacientes con COVID-19. Allí se brindaron detalles de cómo debe funcionar un hospital de estas características en momentos de crisis y de desborde de pacientes.
El representante de la Protección Civil Italiana, Giovanni De Siervo, ilustró las modalidades de intervención de esta institución única en la escena internacional, subrayando su capacidad para adaptarse a las necesidades sin precedentes planteadas por la pandemia. Y el doctor Alessandro Marcello, jefe del equipo de virología molecular del Centro Internacional de Ingeniería Genética y Biotecnología ICGEB, de Trieste, informó sobre los estudios científicos en curso sobre la evolución del virus, y específicamente sobre las investigaciones en curso para el descifrado del genoma del virus y sus aplicaciones para el desarrollo de tests de diagnostico y de terapias para combatir el virus.
Por otra parte, el ministro de Educación, Nicolás Trotta, compartió hace unos días una videollamada con su par italiana Lucía Azzolina, quien le pasó protocolos determinados para reabrir los colegios paulatinamente. De todas maneras, la Argentina está lejos aún de que haya un regreso de los chicos a las clases como en Italia. Esto ya lo adelantó el ministro Trotta.
En Italia, la vuelta a las escuelas se dará a partir de septiembre. Azzolina acaba de armar un esquema en el que acudirán la mitad de alumnos, mientras que la otra mitad seguirá las lecciones online para evitar aglomeraciones.
El jefe de cooperación de la Unión Europea en la Argentina, Luca Pierantoni, explicó a Infobae que todos los países europeos han mantenido en los últimos días contactos con funcionarios del gobierno argentino para intercambiar experiencias.
“Es importante evaluar cómo actúa cada país en términos de impacto económico, la seguridad en el transporte y los protocolos laborales en la construcción durante y después del pico de pandemia”, dijo Pierantoni. Estos serán eje de debate también en el intercambio de ideas que tratarán funcionarios de la Unión Europea con la Argentina.
De todas maneras, el presidente Alberto Fernández recibió ayer una directiva firme de los epidemiólogos convocados en la quinta de Olivos. La mayoría le aconsejó al jefe de Estado que la Argentina debe empezar a mirar más lo que ocurre en países latinoamericanos donde la estructura social y económica es similar. Esto responde a una simple cuestión: como en Perú, Chile, Brasil o Ecuador la mayor parte de los contagiados se concentra en los sectores vulnerables. Es lo que ocurre hoy en la Argentina en los barrios populares y que tanto preocupa al Gobierno.
“Debemos empezar a pensar más en modelos cercanos que en países desarrollados donde no hay niveles tan elevados de pobreza como en Argentina”, dijo un funcionario que formó parte de la reunión con los epidemiólogos y el Presidente.
Hacia esto apunta ahora el Gobierno en la nueva fase de cuarentena con el foco puesto en un estricto control en los barrios populares.
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