Alfredo Cornejo es presidente del comité nacional de la UCR y el jueves fue señalado por Alberto Fernández, con nombre y apellido, por su visión sobre el rumbo de la administración en tiempos de cuarentena. Vía Zoom desde Mendoza, el diputado cargó con dureza contra el Gobierno y la vicepresidenta Cristina Kirchner, y señaló a los dirigentes opositores que callan porque “no quieren ser acusados de asesinos”.
-¿Hasta cuándo el Congreso puede sesionar de esta manera virtual siendo que las leyes que se aprueban, sin faltarle el respeto a nadie, no son demasiado relevantes?
-Es un buen punto ese. Yo creo que el Congreso debería actuar presencialmente algunas sesiones, y los diputados y senadores tenemos que tomar riesgos, no puede ser que un médico tome riesgos y no lo tome un diputado o un senador. Es más, da la idea de que el médico es imprescindible y de esa forma se le quita poder al sistema republicano, parece que el médico es imprescindible y el Congreso no. Hasta desde el punto de vista simbólico hay que verlo.
-¿Pero hay consenso para eso?
-No, de ninguna manera.
-¿Y hasta cuánto se puede estirar un Congreso virtual?
-Bueno, el Congreso lo manejan el Frente de Todos y el peronismo. Si el Frente de Todos quisiera una reunión presencial, ya estaríamos funcionando presencialmente. Que alguna persona en la oposición, por estar en grupo de riesgo o algo, tenga una opinión distinta, o que tenga miedo o angustia y demás, eso no amerita para responsabilizar a la oposición a no funcionar presencialmente.
-¿Usted dice entonces que Juntos por el Cambio, en general, quiere sesionar en forma presencial?
-Sí, y además de eso no nos negamos a la virtualidad, pero como una cosa excepcional, no como una cosa permanente.
-Ayer lo mencionó el Presidente en la conferencia de prensa que dio en Tucumán en relación a este debate entre la salud y economía, dijo que usted estaba preocupado por la economía de Mendoza. ¿Usted cree que la cuarentena, así cómo está, no da para más?
-Yo creo que la economía no da para más, no que la cuarentena no da para más. Que la economía no da para más. Estamos a punto de entrar a la cuarentena más larga de todos los países, primer punto.
-Pero a nivel sanitario sirvió.
-Si contás los muertos actuales por coronavirus, efectivamente. Pero esa es la foto que quiere mostrar el Gobierno. Pero la verdadera cuenta, que es la que la dirigencia tiene la obligación de mirar, es qué pasa en los próximos dos años en la Argentina, y qué pasa en los próximos dos años de España, Italia, Suecia, Estados Unidos, Alemania. Esa es la cuenta. Hay gente que se está muriendo por enfermedades cardiovasculares, probablemente porque no está atendiéndose, la gente no va a los hospitales públicos. Mencionar esto como exitoso haciendo el ranking de las muertes es un recurso de mala fe por parte del Gobierno.
-Usted dice, entonces, que no hay que tomarse solo de las muertes que tenemos.
-Por supuesto. Al Gobierno lo que le molesta son los mensajes distintivos. Y se enoja con el mensajero. Pero en realidad intenta acallarlo. ¿Cuál es el mecanismo para acallar a los que piensan distinto? No hay censura abierta, no es la dictadura de Malvinas, claro que no. Muchas veces hay autocensura por parte de dirigentes opositores, economistas, analistas, periodistas, que miran las consecuencias futuras y se retraen porque no quieren ser acusados de asesinos. El mote que se le pone a cualquiera que critica es que vos preferís la muerte, que se muera gente. Yo no creo que nadie esté prefiriendo que se muera gente de COVID, eso es de mala discursivamente.
-¿Y por qué cree que hay opositores que no hablan?
-Ayer, cuando el Presidente se refirió a mí, me tomé el trabajo de ver lo que dijo. Y dijo que yo estaba haciendo política, como que yo estaba especulando con la pandemia, y después dijo lo de Mendoza y la deuda. ¿Qué quiere decir? Es lógico que estoy haciendo política, él también. Es una acusación para “Doña Rosa”, para que diga “este está especulando con la pandemia”. Eso es una mentira, no solo porque sé por qué lo hago, sino porque no tengo ningún rédito en hacerlo, al contrario. Cuando alguien mide 60, 70 puntos de imagen positiva, como dicen las encuestas que miden, es de sentido común no pelearse con alguien que mide tan bien. Es mentira lo que está diciendo. Si yo estuviese especulando, debería estar callado o acompañando.
-¿Y le molestan, según su teoría, los que callan?
-Obviamente hay gente en la oposición que prefiere estar callada. Excluyo a los tres gobernadores radicales y al jefe de la ciudad de Buenos Aires, y a este en particular por dos motivos. A todos los excluyo porque debo decir que hasta que empezó la pandemia los estados provinciales eran superavitarios o estaban en equilibrio, hasta principio de año. A pesar de que ya veníamos de casi 18 meses de recesión. Hoy ninguno de los 24 distritos está en equilibrio, está en déficit. ¿Quién tiene la máquina de hacer dinero? El Estado nacional.
-¿Y usted cree que el Gobierno se aprovecha de eso? Usted dijo en un encuentro partidario virtual que el Presidente había sido desleal por la conferencia de hace tres viernes en la que criticó en duros términos a la oposición con Horacio Rodríguez Larreta sentado al lado. ¿Cree que el jefe de Gobierno porteño no salió a contestar por esto que decía recién?
-En primer lugar, Horacio Rodríguez Larreta no podría hablar después del Presidente, daría una muestra de mayor insensatez. Es una muestra de insensatez que Alberto Fernández trate de dividirnos en público, pero sería una muestra de tanta insensatez que él le conteste en público y se pongan a pelear cuando están anunciando la prórroga de la cuarentena.
-Pero podría haberle contestado tres días más tarde, y no lo hizo.
-Sí, es cierto, es cierto. Es una pregunta para Horacio, no para mí.
-¿Lo habló con él?
-Sí, sí.
-¿Y qué le dijo?
-A él le pareció que era peor lo que le estaba diciendo, y coincido con él, que era peor polemizar cuando están viendo una estrategia sanitaria común. Tiene un tema sanitario muy importante, la infraestructura de CABA atiende parte del conurbano también, por motivos lógicos, geográficos, territoriales. Pero ahí viene el segundo golpe bajo de esta situación, que es cuando el Presidente golpea a María Eugenia Vidal por los escasos cuatro años que estuvo al frente del Estado provincial. El peronismo gobernó el conurbano durante casi toda la democracia. Es una canallada responsabilizar a María Eugenia Vidal por esos escasos cuatro años. De Cristina ya sabíamos que no tiene ningún interés en acuerdos de corto, mediano y largo plazo con nosotros. Nos considera un enemigo que hay que combatir hasta aniquilar y terminar. Pero de Alberto, más de uno de nosotros teníamos esperanzas. La Argentina, si quiere vivir en democracia y quiere tener éxito económico, la única forma es un acuerdo político entre gobierno y oposición y un acuerdo social y económico con los principales dirigentes sindicales y empresarios. ¿Por qué no un acuerdo con Alberto Fernández? Porque hay un sector que lo bloquea y Alberto no lo lidera.
-Usted recién distinguía a Cristina Kirchner de Alberto Fernández antes de asumir el Gobierno y ahora dice como que son lo mismo, ¿usted creía que eran distintos y ahora se dio cuenta de lo contrario?
-(Ernesto) Tenembaum tiene un libro llamado ¿Qué les pasó?...
-Bueno, pero ese libro aplica para casi todos, no solo para el kirchnerismo.
-Sí, sí, sí...
-Jugando con el título del libro de Tenembaum, usted está diciendo que a Alberto Fernández le pasó algo.
-Acá no hay temas personales de por medio. No veo que el problema vaya por el lado de la psicología individual de las personas. Veo una correlación de fuerzas y un estado de opinión en la opinión pública que genera otras condiciones. Ahora, yo creo que al peronismo en particular hay que analizar más por los hechos que por lo que dice. Y allí los hechos están mostrando que la estratega es Cristina, que el programa es de Cristina, la ideología es de Cristina.
-¿Y Alberto Fernández qué rol cumpliría, según esa lógica?
-Alberto cumple el papel que Cristina tenía en la cabeza cuando lo puso de candidato: yo polarizo y puedo perder, vos tenés chances de sumar a dirigentes peronistas que no están conmigo, y podés darle al sector que alguna vez pueda haberse entusiasmado con Cambiemos un perfil de moderación y de sensatez que conmigo no van a tener porque desconfían de mí. Cohabitan allí. Si es con cierta comodidad o no, a esta altura creo que es relativo. Es irrelevante. Fernanda Vallejos, que está muy popular por su interés de capitalizar al Estado con acciones de las empresas que son ayudadas, dijo en el medio de la campaña: “Amado Boudou es un preso político”. ¿Cuál fue la respuesta del grupo de Alberto Fernández y la propia Cámpora? “Es un personaje marginal que no tiene nada que ver con el pensamiento de Alberto”. Hoy Boudou está en semi libertad, bajo la excusa del COVID.
-O sea que para usted Vallejos expresaba el plan de gobierno del kirchnerismo, a pesar de que decían que era marginal.
-Exacto. Hoy Fernanda Vallejos dice que van por las empresas, y todos dicen “no, no van a hacer, ¿cómo van a ser tan locos?”. No sé, no sé. Puede que en este caso no pase. Yo lo tendría más en cuenta a Dady Brieva, que dijo “esta vez venimos, y venimos por todo, y no nos vamos más”. Yo lo tendría más en cuenta. Los dirigentes empresarios prácticamente no hablan, se autocensuran.
-¿Y por qué no hablan?
-Yo creo que hay una autocensura del nivel de empoderamiento que se tiene. Por eso siento la obligación, como dirigente de la oposición, de señalar al menos estas cosas. Soy una minoría. Pero es eficaz en el aspecto de instalar una visión distinta.
-Ahora, con esto que plantea decía recién que criticaba a los dirigentes de su espacio que no hablaban, y excluía a los tres gobernadores y al jefe de Gobierno. ¿A quién se refiere? Yo paso lista y los únicos que quedan sin hablar son Mauricio Macri, Elisa Carrió y Vidal.
-Creo que es mejor que no hable Mauricio Macri.
-Lo saca al ex Presidente de esta discusión.
-Por supuesto, porque validaría todo este relato. Cuando vengan los problemas económicos, van a decir que fueron los últimos cuatro años, cuando el PBI fue en el 2019 el mismo que el 2010. La economía funciona mal hace 10 años.
-¿Cree que Juntos por el Cambio sigue unido por el amor o por el espanto?
-Hay un primer punto que refleja la pregunta: estamos unidos, y eso ya es una muy buena cosa. El peronismo con Kirchner y con Cristina, la oposición estuvo dividida.
-Hace una semana y media, en un encuentro virtual que compartió con ella, Patricia Bullrich dijo que las dos veces que fue ministra fueron en gobiernos radicales, aludiendo así al de Macri. ¿Cree que el de Cambiemos fue un gobierno radical, o cree por el contrario que le faltó más radicalismo?
-No fue radical, pero el radicalismo participó como actor más de reparto que protagonista.
-Fue uno de los más duros en su momento en la discusión interna, ¿hace alguna autocrítica por no haber sido aún más duro?
-Contribuí, como ahora, con una voz distinta, nada más que adentro del oficialismo en ese momento, pero también advertía en ese momento que si se profundizaban las diferencias el gobierno iba a perder fuerza, por eso fui prudente. Prudente y leal de alguna forma a esa coalición de gobierno. Hice críticas fuertes, pero creo que primero las hice en privado y con el propio Presidente. Hasta la relación con el Papa creo que era mal manejada, por poner ejemplos.
-¿Le quedaron rencores de aquella época? Se lo pregunté a Rogelio Frigerio la semana pasada.
-No, lo percibo con bronca, porque fue una oportunidad perdida, y estamos retrocediendo. Que Cristina vuelva a ser gravitante como lo está siendo en estos primeros seis meses de gobierno es un retroceso y parte de un fracaso nuestro. Esa es la bronca que tengo. Ahora, yo he visto al peronismo hacer salvajadas y cometer errores económicos muy por encima de los que se cometieron en el gobierno de Mauricio Macri, y sin embargo no hacen la más mínima autocrítica. El karma de las autocríticas en los no peronistas es una calamidad directamente para la sociedad argentina.
-¿Dice que la sociedad le exige mucho más a ustedes, Juntos por el Cambio en este caso, que al peronismo?
-Absolutamente. El nivel de tolerancia con la corrupción y el nivel de tolerancia con la falta de capacidad de gestión del peronismo de la sociedad argentina es alarmante.
-¿Es un mérito del PJ o es un defecto de ustedes?
-No lo veo como un mérito...
-Me refiero a nivel electoral.
-A nivel electoral lo veo como que es la cultura populista donde buena parte de la gente no se somete a reglas porque ve que los de arriba no se someten a reglas. Y en el peronismo pasó eso porque el que es más pícaro es el que triunfa. Por eso están en contra de la meritocracia. En jubilaciones están achatando tanto la pirámide de los que hicieron aporte 30 años como el que llegó a la jubilación por una moratoria.
-En el debate interno de Juntos por el Cambio entre moderados y ala dura, veo que está liderando el ranking del ala dura...
-Lamento que sea visto así. Yo soy de los que creo que en la Argentina se sale para un acuerdo. Pero para un acuerdo se necesitan dos. Ni Alberto ni Cristina tienen ningún interés de acuerdo con la oposición. Yo estoy dispuesto a trabajar para un acuerdo. No veo la vocación de Alberto Fernández para buscar entendimientos, de Cristina lo descarto, por ejemplo a la salida de la pandemia. Ese es el desafío que hay que pensar.
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