Sábado 18 de mayo de 2019, 9 de la mañana. Cristina Kirchner acaba de compartir en sus redes sociales un video en el que hizo un anuncio que cambió el rumbo de la política argentina. Había que llegar por lo menos hasta la mitad de la pieza para enterarse de que ella sería precandidata a vicepresidenta y que había decidido que Alberto Fernández fuera el precandidato a presidente de la Nación. Fue el segundo secreto mejor guardado en el entorno K. El primero había sido el libro Sinceramente que escribió la ex presidenta de la Nación y anunció también sorpresivamente.
A las 9:10 la noticia estalló en los medios. Así se enteraron incluso los más íntimos de los dos. Unas horas después la mayoría de los precandidatos del peronismo había desistido de su postulación: Agustín Rossi, Felipe Solá y Daniel Scioli, entre ellos.
Sábado 18 de mayo de 2019, quince minutos después. Juan Manuel Olmos se estaba afeitando cuando escuchó el grito de su mujer, María Rosa Muiños, legisladora de la Ciudad de Buenos Aires: “Alberto va de candidato con Cristina”. Olmos se alegró. “Que grande Alberto de vicepresidente”, respondió. Ella lo corrigió: “¡No! ¡Alberto va de presidente y Cristina de vice!”.
Cinco minutos más tarde quien se enteraba viendo televisión era el ex embajador en el Vaticano Eduardo Valdés, que es tan amigo de Cristina Kirchner como de Alberto Fernández. A pesar de que es uno de los pocos que goza de ese privilegio y que los visita a ambos cada semana, no tuvo la primicia. Apenas lo sabían Máximo Kirchner; Oscar Parrilli; la pareja y el hijo de Fernández, Fabiola Yáñez y Estanislao Fernández, y Claudio Ferreño a quien le contó el mismo miércoles que recibió la propuesta pero le pidió que guardara estricto secreto.
Más o menos a esa misma hora Guillermo Olivieri, actual secretario de Culto, encendía la televisión. Escuchó un comentario que no entendió. Justo en ese momento recibió el llamado de otro de los grandes amigos de Alberto Fernández. Carlos Montero, ahora titular de la SIGEN, podría encabezar el “albertismo” si no fuera que el Presidente desalienta la conformación de un “ismo” y el culto a su personalidad. “¿Viste las noticias? ¿Viste lo de Alberto y Cristina?". A los dos los sorprendió la información.
Los cuatro amigos, junto a Julio Vitobello, Jorge Argüello, Claudio Ferreño y Miguel Pesce, habían almorzado con Alberto Fernández el lunes 13 frente en la Facultad de Derecho. En 2016 se habían rearmado como grupo político y empezaban a planear una posible candidatura en la Ciudad para el ex jefe de Gabinete. Discontinuaron los planes cuando el actual presidente armó la campaña de Florencio Randazzo y enfrentó a CFK en la Provincia. Fue una derrota brutal para el ex ministro del Interior, pero los votos que se llevó dejaron también en el segundo lugar a Cristina Kirchner, que cayó frente a Esteban Bullrich y Gladys González.
Las charlas de los amigos de Alberto Fernández se reactivaron tras la reconciliación de él y Cristina Kirchner.
Después del reencuentro del actual jefe de Estado y su ahora vice el histórico grupo de amigos y compañeros de política volvió a fantasear con un lugar destacado para su máximo referente político. También los más jóvenes del ‘albertismo’ que confluyeron en el Grupo Callao y que tienen como mayor exponente a Santiago Cafiero, jefe de gabinete del gobierno nacional.
Aún así, con planes previos en curso, el propio Olmos tardó en creer la noticia. Su primera reacción fue llamar a su amigo Alberto Fernández. Emocionado lo felicitó. “Gracias, preparate para laburar mucho”, escuchó de un pragmático y entusiasmado precandidato a presidente de la Nación. Unos días después era el encargado de armar el búnker de campaña en México 337, y hoy es jefe de asesores.
En ese momento Olmos recordó que hacía un mes estaba organizando un locro en Ferro con su agrupación, Nuevo Espacio de Participación (NEP), para el sábado siguiente, 25 de mayo. Ante el cimbronazo político ofreció suspender el evento. Estaba programado sólo para la militancia de su agrupación y sólo para la ciudad de Buenos Aires aunque era un homenaje a Néstor Kirchner en el aniversario de su asunción como Presidente.
Según lo previsto Olmos abriría el acto y lo cerraría el discurso de Alberto Fernández. “No lo suspendas, voy igual. Lo único que te pido es que sea amplia la convocatoria. Invitá a todo el mundo, que nadie quede afuera”, pidió el precandidato. Olmos sumó invitaciones y sentó en el área VIP a los referentes de todas las agrupaciones peronistas porteñas. La mayoría hoy tiene cargos destacados en el Gobierno.
En el nuevo microestadio techado de Ferro, en la mesa principal con Fernández, además del anfitrión se sentaron Ginés González García, Carlos Tomada, Víctor Santa María, Juan Cabandié, Daniel Filmus, Jorge Taiana, Eduardo Valdés, Jorge Argüello, Mariano Recalde, Felipe Solá, María Rosa Muiños, Victoria Donda, Gisela Marziotta y hasta Sergio Berni. En ese momento todos eran “ex” funcionarios de algo. Ahora son el ministro de Salud, el embajador en México, el ministro de Ambiente, el secretario de Malvinas, Taiana ocupó la banca que dejó Cristina, Valdés asumió como diputado y Argüello es embajador en Estados Unidos. Recalde es senador porteño, Solá canciller, Muiños sigue en la Legislatura y Donda está al frente del INADI mientras que Marziotta juró como diputada nacional y Berni es el ministro de Seguridad bonarense.
Ese mediodía del 25 todos festejaron e intercambiaron comentarios sobre la semana anterior. El jueves 16 y el viernes 17 no hubo señales del actual presidente que hicieran presagiar el anuncio. No lo sospecharon tampoco los intendentes con los que se reunió en Lomas de Zamora antes de darle la respuesta final a Cristina Kirchner y hacer el anuncio familiar. CFK le había hecho la propuesta el miércoles por la tarde, tres días antes del anuncio de la fórmula presidencial y mandó a editar un video en la noche del viernes. Por hacerlo no durmieron ni Tristán Bauer ni “Topo” Devoto, el productor de la película de Néstor Kirchner y Tierra Arrasada que ahora se puede ver online.
Olmos no sospechó ni siquiera cuando propuso a Alberto juntarse el sábado 18 por la mañana. "El sábado no porque va a ser un requilombo”, descartó al pasar. El “requilombo” era la noticia que se estaba por anunciar.
“Es muy lindo decir primero la patria, después el movimiento y después los hombres. Pero aquel anuncio de Cristina fue el sacrificio más importante que pudo haber hecho, es el amor al país. Fue el enroque que nadie esperaba, la virtud de ella de ir de segunda. En los términos del egocentrismo de la política nadie imaginó su generosidad, nos conmocionó”, recuerda un año después Valdés.
En el kirchnerismo debatían por aquellos días si CFK debía o no arriesgarse a una nueva candidatura. Había perdido el año anterior. Y en Brasil Lula no había podido traspasara sus votos a Fernando Haddad. La arquitectura que anunció la ex presidenta sorprendió y generó dudas. Una oposición incrédula desconfió. Hubo rumores de que la fórmula era un golpe de efecto para unir al peronismo pero en voz baja se decía que seguramente volvería haber un enroque y la fórmula final sería Cristina Fernández-Alberto Fernández. No sucedió.
Sábado 16 de mayo de 2020, 9 de la mañana. Pasaron 364 días desde el anuncio de Cristina Kirchner. Alberto Fernández lleva 157 días como presidente, sólo 100 sin cuarentena y 57 de aislamiento social preventivo y obligatorio. A la hora en que un año atrás (estrictamente según el calendario el aniversario sería mañana lunes) camina por los senderos de la quinta presidencial de Olivos.
Un rato después desayuna con su amigo Eduardo Valdés. Come tostadas y las unta con manteca.
A la hora del almuerzo llega su amigo Claudio Ferreño, presidente de bloque de legisladores porteños del Frente de Todos.
Los temas del día son dos: el COVID-19, las nuevas cifras de muertos y contagios, y la contrapropuesta de bonistas, acreedores de la Argentina.