Miguel Ángel Tudino es un ingeniero civil oriundo de la provincia de Santa Fe y fue designado por Agustín Rossi para conducir los destinos de Tandanor, uno los emprendimientos industriales que junto con FAdeA y Fabricaciones Militares constituyen el motor productivo del Ministerio de Defensa. Marcando una coincidencia con la anterior gestión de gobierno, las actuales autoridades políticas del área consideran que los objetivos del polo industrial naval que Tandanor conforma junto con el vecino astillero Almirante Storni no están destinados ni restringidos exclusivamente a la reparación de naves de la Armada Argentina y la Prefectura Naval, sino que se orientan a la captación de clientes del sector privado nacional e internacional.
La paralización casi general de la actividad productiva nacional a partir del establecimiento de la cuarentena obligatoria dispuesta el 20 de marzo sorprendió al astillero con varios buques en sus gradas. Un guardacostas de la Prefectura Naval, dos buques tanque pertenecientes a empresas privadas así como una draga, buques pesqueros y también –en plena construcción– un buque de apoyo para el estatal Servicio de Hidrografía Naval.
Infobae mantuvo un largo encuentro con el ingeniero Tudino y algunos de sus principales colaboradores a efectos de conocer en qué condiciones una actividad tutelada por el Estado nacional pudo seguir adelante a pesar de las restricciones impuestas al sector público por el gobierno nacional.
“En cuanto se dio a conocer el Decreto 297/20 mediante el cual se dispuso el aislamiento social obligatorio, nos planteamos si realmente la medida debía ser cumplida por Tandanor, ya que teníamos entre manos nada menos que la puesta en servicio de dos buques tanque fundamentales para el transporte de combustibles entre distintos puntos del país, una draga indispensable para el mantenimiento de la navegabilidad de los canales por los que circulan los buques mercantes que atienden el comercio exterior de la nación y uno de los guardacostas que patrullan la zona económica exclusiva argentina (ZEEA)", afirmó.
En tanto, agregó: "En ese contexto, y con el incondicional apoyo del sindicato que representa a los trabajadores del astillero, decimos continuar trabajando. Diagramamos un plan de acción acorde a las políticas de prevención adecuadas para proteger a trabajadores del astillero y a las dotaciones de los buques en reparación, se licenció al personal incluido en alguno de los grupos de riesgo y seguimos adelante”.
Tudino además aclara que se han restringido los servicios que se prestan al sector marítimo y fluvial exclusivamente a buques petroleros, pesqueros y dragas ya que –como se dijo– estas naves son las más necesarias para que la actividad comercial marítima no se interrumpa.
Reafirmando el carácter estratégico de la actividad industrial naval, Tudino también destaca que están desarrollando tareas alternativas en directo apoyo a la asistencia sanitaria por el COVID-19. Concretamente hay un departamento de la empresa directamente involucrado en la tarea de transformación de contenedores marítimos en instalaciones sanitarias modulares para ser destinadas a distintos puntos del país.
La charla con Tudino y su equipo se desarrolla en forma simultánea con una recorrida por los distintos sectores del complejo industrial CINAR (Tandanor más el astillero Storni). Los poco más de 400 operarios y técnicos que trabajan en las distintas embarcaciones lo hacen conservando una distancia mucho mayor que la habitual para este tipo de tareas, y a la habitual protección de seguridad industrial propia de la actividad se suma el ya conocido tapabocas de uso obligatorio durante toda la jornada laboral.
Si bien y tal como señalara el CEO del empresa varias tareas se encuentran suspendidas, Tudino remarca los proyectos que retomarán su ritmo en cuanto las condiciones sanitarias lo permitan. Entre ellos, el plan de construcción de un buque polar para reforzar las campañas antárticas, la terminación del buque hidrográfico para el SHN, la puesta en valor del dique seco que la Armada posee en Puerto Belgrano y la terminación de la Goleta del Bicentenario (un buque moto-velero impulsado por una asociación civil destinado a proyectos sociales para la juventud).
El ingeniero naval Raúl Ramis es el gerente de Ingeniería de Tandanor. A diferencia de Tudino, no es un funcionario político, pertenece a la planta orgánica de la empresa y posee el conocimiento que le brindan al menos 15 años de trabajo continuado. Infobae requiere del profesional alguna precisión concreta de cómo es posible operar una planta fabril de grandes proporciones en el marco de las extremas medidas restrictivas que surgen de la pandemia.
“La cuestión radica en comprender que el foco central de preocupación es la seguridad del personal. Están los protocolos nacionales, las recomendaciones de los sanitaristas, las directivas de nuestro ministerio y el protocolo que el propio servicio médico de la empresa ha emitido. Luego de dotar e instruir a operarios, técnicos, personal administrativo y auxiliares de todas las normas de protección personal, se selecciona cuidadosamente la manera más idónea de poder cumplir la tarea con la menor cantidad de personal posible. Sabemos que la productividad se va a resentir un poco, pero hasta el momento hemos podido cumplir con los tiempos de ejecución de tareas que prometimos a los propietarios de los buques en reparación. Tal vez una tarea que se debe realizar en 12 días se haga en 14, pero el armador sabe que estamos en una situación de emergencia y lo acepta”, indica.
Siendo un profesional de larga trayectoria en el ramo de la industria naval, Ramis indica que en el presente el país se encuentra a la vanguardia en materia de calidad en lo que respecta a mano de obra. Ha sido partícipe de reparaciones icónicas como lo son la reconstrucción del rompehielos Almirante Irizar y la del ARA San Juan. Se entusiasma al relatar que se ha abandonado la idea de construir un buque polar en el exterior y que Tandanor está comenzando a desarrollar el proyecto local con todo lo que ello implica.
Detrás de la continuidad laboral de la planta naval, se encuentra el control sanitario que ejerce el médico cardiólogo Carlos Daniel Curi, jefe del Servicio Médico de Tandanor. A él le cupo la responsabilidad de diagramar la política sanitaria a implementar en un contexto muy particular.
"Esta no es una planta industrial cerrada, los buques que entran a reparación vienen con sus tripulantes y muchas veces estos son extranjeros sobre los que no tenemos información previa. Es por ello que antes de permitir su entrada al predio trabajamos con Migraciones, Sanidad de Fronteras y Prefectura Naval para recabar toda la información que sea de interés sanitario. Procedencia del buque, últimos puertos en los que amarró, cantidad de días de navegación entre la última vez que la nave tocó tierra y la entrada a dique, declaraciones juradas de parte de los capitanes de los buques acerca del estado de salud de las tripulaciones y toda otra medida que las circunstancias ameriten. Con orgullo podemos señalar que hasta el presente no hemos tenido ningún caso positivo de COVID-19″, señala Curi.
Consultado por Infobae acerca de cuál es el estado anímico del personal al encontrarse en plena actividad en medio de la pandemia, el responsable sanitario de la planta indica: “No podemos negar que la gente tiene ansiedad y hay muchos temores desde todo punto de vista, no obstante todos tienen ganas de venir a trabajar. Permanentemente me llaman y me consultan ante cada prolongación del aislamiento si pueden venir a trabajar”.
A sabiendas de que en las próximas horas las máximas autoridades del país definirán qué actividades comerciales, industriales y sociales se podrán reanudar, Infobae quiso saber la opinión del experto sanitario en torno a la viabilidad de autorizar la apertura de establecimientos fabriles: “Creo que se le puede dar seguridad al trabajador implementando medidas básicas de prevención como ser la no convocatoria a la totalidad de la plantilla, hacer rotaciones de personal, la obvia distancia social, extremar las medidas sanitarias, higiénicas y sociales en comedores y vestuarios”.
Distintos referentes de la industria naval local confiaron a Infobae que la actitud adoptada por Tandanor fue seguida por distintos establecimientos dedicados al mantenimiento y reparación de embarcaciones. No obstante para que el sector privado pudiera operar sin problemas hizo falta que el Poder Ejecutivo incluyera la actividad de la reparación naval dentro de las tareas eximidas de cumplir con el cierre de la economía.
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