Desde que estalló la pandemia del COVID-19 y el Gobierno restringió el ingreso al país la cantidad de argentinos varados en el mundo fue creciendo y con ellos sus problemas de sustento económico. Pero el Estado dio una respuesta acotada a este problema: sólo 5.000 personas de los 24.000 argentinos que quieren volver recibieron hasta ahora una ayuda económica de la Cancillería.
Todos los días llegan a las embajadas y consulados argentinos en el exterior cientos de cartas o mails con reclamos por ayuda económica. Gente que se quedó sin trabajo en el exterior, algunos que viven en las calles, otros son sustentados por las iglesias del lugar en que quedaron varados y muchos que no tienen siquiera los medicamentos necesarios para subsistir.
Según el canciller Felipe Solá, hay 24.501 argentinos que quieren regresar al país. Pero que “ese universo se expande constantemente”, añadió.
En los últimos días unos 12.400 varados de ese universo global de 24.501 personas que piden la repatriación exigieron que el Estado los sustente para poder vivir. Pero sólo 5.000 recibieron hasta ahora una ayuda de la Cancillería que va desde alojamiento, comida, transporte hasta medicamentos en algunos casos.
La situación es desesperante para muchos argentinos varados. La mayoría de los que pidieron sustento económico estaba como residente en el exterior y cuando estalló la pandemia del COVID-19 se quedó sin trabajos o becas de estudio. Con el correr de los días empezaron a quedarse sin dinero ni lugar para vivir. Sólo 1.089 argentinos que estaban como turistas pidieron ayuda del Estado.
La Cancillería creó un programa especial para atender los casos de argentinos varados con problemas serios de vulnerabilidad. Se insumió 1,1 millón de dólares para atender a esas 5.000 personas que pidieron asistencia. Pero aun hay miles que siguen reclamando sustento financiero del Estado que no llega.
¿Los motivos por los que no se asiste a todos los que piden ayuda?
En la Cancillería aseguran que no todos están en “situación de vulnerabilidad”. Esta definición puede ser bastante amplia y flexible según los casos. Pero en la gran mayoría si tienen trabajo en la Argentina o familiares con solvencia económica quedan afuera del listado. Se privilegia también a aquellas personas que tienen enfermedades, a jubilados o niños.
Por otra parte, el formulario para pedir ayuda económica es muy engorroso, contiene más de 30 preguntas y eso debe ser revisado por cada funcionario de los consulados. En muchos países las oficinas diplomáticas de la Argentina tienen empleados que no superan los dos o tres y no logran dar abasto para descomprimir tantos reclamos.
Actualmente, según datos que aportó el canciller Solá a la Comisión de Relaciones Exteriores de Diputados, de los 24.000 argentinos varados en el exterior unos 6.600 están en Europa, 6.100 en América del Sur, 4.646 en EEUU y Canadá, 4.200 en América Central y 2.800 en Asia, África y Oceanía, entre otros.
El canciller indicó que hasta el 17 de abril habían ingresado 67.000 argentinos por Ezeiza y calculó que actualmente ese número subió a 70.000, que se suman a los más de 180.000 que ingresaron por tierra.
“Estamos repatriando a entre 400 o 500 por día. Es un ritmo bajo viendo que la lista se engrosa del otro lado. Sabemos que la voz de los que están clavados afuera va a ser más desesperante cuanto más necesaria se vuelve conocer la certeza de cuándo volver”, sentenció.
En los próximos días se dispondrá de un nuevo cronograma de vuelos de repatriación de la Cancillería. Se estima que habrá otros 15 vuelos para traer argentinos que están en Europa, América del Sur y Estados Unidos.
Sin embargo, para los argentinos que siguen varados en el exterior o aquellos que reclaman una ayuda económica que no llega los esfuerzos del Gobierno resultan insuficientes.
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