Hay médicos, kinesiólogos, odontólogos, bioquímicos, radiólogos, investigadores y enfermeros. La mayoría trabaja en instituciones públicas del país y se graduó en la UBA. Muchos de ellos viajaron a Estados Unidos para capacitarse y otros por placer. En total son 29 y a pesar de estar diseminados en distintas ciudades y estados -Miami, Nueva York, Orlando, Colorado- se organizaron en grupos de Whatsapp porque no encuentran la manera de regresar al país en medio de la pandemia por coronavirus.
Estar en el extranjero afrontando gastos no contemplados, sumado al desconcierto de no tener fecha de retorno, no es fácil. Y si a eso se suma “el desinterés del gobierno por repatriar médicos argentinos”, la angustia se vuelve aún mayor.
El que habla es el médico chaqueño Martín Chaparro, especialista en epidemiología, quien ya cumplió un mes de estadía en el exterior e insiste en que “no hay una decisión política muy alineada con los médicos argentinos en general pero sí en buscar médicos cubanos o sellar convenios con médicos rusos”.
El anuncio de la llegada de 200 médicos cubanos al país para asistir a pacientes con COVID-19 del que se hizo eco Infobae, llevó a este grupo de profesionales a comunicarse para denunciar una vez más su situación y destacar el absurdo de que el Gobierno priorice a médicos cubanos cuya formación es netamente inferior a la de estos compatriotas varados en el exterior, y en consecuencia se destinen fondos a remunerarlos en vez de maximizar los recursos locales.
La iniciativa del Gobierno también fue criticada por la Confederación Médica Argentina que elevó una carta de disconformidad al Ministerio de Salud de la Nación, en la que aclaró que “hay suficientes médicos para enfrentar cualquier emergencia”. También cuestionó el hecho de que no sean obligados a realizar la cuarentena que sí se le exige a todos aquellos que provienen de otros países y que no deban revalidar sus títulos.
“La sensación, viéndolo de afuera y hablando con otros médicos que están en Argentina, es que no estamos siendo valorados. Con estas acciones, queda en evidencia que no somos prioridad. El gobierno no valora el recurso local”, se lamentó Chaparro al ser entrevistado por Infobae.
Su indignación creció aún más cuando se enteró de que cada cubano recibirá un salario de $51 mil por 36 horas semanales de trabajo. “En Chaco, un médico de planta gana entre $30 mil y $35 mil. En Capital, los sueldos son más altos. Esa remuneración que le van a dar a los médicos cubanos es casi igual a la de una persona en planta permanente, lo que no es fácil de conseguir. La mayoría son monotributistas o hacen guardias y tienen múltiples empleos para llegar a esa cifra”, precisó Chamorro.
Entre los varados hay profesionales de la salud que residen en la Ciudad de Buenos Aires y en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, La Rioja, Santa Fe y Chaco. Tras acordar los pasos a seguir, presentaron una carta en la Embajada argentina en Estados Unidos poniéndose a disposición para ayudar en medio la pandemia, cada uno desde su especialidad.
“Todos necesitamos volver, en nuestros trabajos nos están esperando. Desde los hospitales y centros de salud donde nos desempeñamos estamos recibiendo cartas firmadas por nuestros directores solicitando el pronto retorno a nuestra actividad. Las mismas fueron enviadas al consulado respectivo y al Estado en el que nos encontramos pero aún no obtuvimos respuestas”, contó a este medio la odontóloga Miranda Callejón, que se encuentra en Nueva York desde el 4 de febrero.
Luego de que le reprogramaran su viaje de vuelta en tres ocasiones, ahora le dijeron que la fecha tentativa sería en julio. “Entiendo que no forme parte de los grupos de riesgo y que se le esté dando prioridad a gente con problemas de salud, pero nosotros también integramos un grupo que este momento es considerado clave para el momento que atraviesa nuestro país”, remarcó Callejón.
Al igual que el doctor Chamorro, ella tiene una mirada muy crítica con respecto a la llegada de los médicos cubanos: “Es una falta de respeto a la Nación y a los ciudadanos. Es ilógico y descabellado dejar la vida de nuestra gente en manos de estos profesionales que ni siquiera revalidan sus títulos y no tienen el aval legal para ejercer en el país”.
A ambos los invade una sensación de tristeza, no sólo por estar lejos de sus hogares y sus familias sino porque tampoco los consideran parte del equipo sanitario. “Hay enojo e indignación por los cubanos ya que el gobierno privilegia buscar recursos afuera”, remarcó el médico, quien tuvo que adelantar su llegada a Miami desde Japón (adonde había ido a perfeccionarse) cuando Argentina decidió prohibir el ingreso y egreso de vuelos provenientes de países de riesgo.
Mientras el reclamo de ellos sigue en pie, desde la Cancillería y el Ministerio de Salud acordaron pedir una garantía a los médicos que están varados en Estados Unidos. Esto es: para traerlos de regreso, les solicitarán que vuelvan a trabajar para ayudar a combatir el Covid-19 en el país. Una condición innecesaria y un tanto humillante, ya que ninguno de ellos se negaría a poner el hombro en esta crisis.
“No se trata de una imposición sino de un pedido o una garantía mínima de sentido común. Que si se hace un esfuerzo para traer a los más vulnerables y se hará lugar para traer a los médicos que están varados, que éstos se comprometan a volver para ayudar a luchar contra la pandemia”, dijo a Infobae un allegado al canciller Felipe Solá.
El sentido común indicaría también que un país que tiene médicos varados en el exterior, que son esperados en sus puestos de trabajo en Argentina, deberían traerlos de regreso antes de apelar a profesionales de otros países.
“Tenemos muchos médicos que llegaron en estos vuelos y se fueron a la casa. Si bien están en todo su derecho, necesitamos que se comprometan con la situación. Traerlos por el solo hecho de que son médicos no se justifica, más habiendo personas en situación comprobada de vulnerabilidad”, explicaron desde Cancillería.
Admitieron, además, que “por ahora solo es un borrador en medio de la pandemia y que las negociaciones avanzan lentas” debido a que al Ministerio de Salud solo autoriza el ingreso de hasta 700 personas por día. “Esto es una condición sanitaria ineludible. Hoy estamos en 400 y 500 y aún restan traer a 20 mil personas repartidas en 80 países”, dijeron.
Chamorro tiene un Máster en Investigación Clínica y Epidemiológica, que cursó en la UBA y completó con prácticas en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard. “Lo paradójico es que me especializo en una de las áreas que más profesionales necesita en este momento”, detalló.
Partió de Buenos Aires el 10 de marzo con rumbo a Japón para perfeccionarse y luego quedarse unos días a recorrer. Pero sus planes cambiaron drásticamente a partir de las restricciones aéreas impuestas desde el 17 de marzo. “Cuando me enteré de que no iban a dejar ingresar aviones a Ezeiza empecé a hacer las gestiones para volver. Adelantamos la vuelta para llegar a Miami ya que nos habían dicho que el último vuelo salía el 26 de marzo. Llegamos el 24, nos anotamos en la lista y hace un mes que esperamos”, contó.
El armado de las listas es un tema que también los desesperada: denuncian que “hay poca claridad” con respecto a cómo son atribuidos los lugares dentro de los aviones.
“Ayer salieron dos vuelos de Copa y hoy lo hará uno de Eastern. Yo contraté Aerolíneas Argentinas pero ahora no está haciendo vuelos hacia Miami, por lo que me piden entre 600 y 1000 dólares para volar por esas aerolíneas. Por eso, quiero aclarar que el Estado no pone la plata por nosotros”, resaltó la odontóloga Callejón.
En ese sentido, Chamorro denunció que “es perverso que te fuercen a tener que pagar por otro pasaje cuando ya cada uno tiene sacado el suyo”. Y contó que American Airlines les dijo que supuestamente empieza a operar nuevamente en mayo pero que aún espera la habilitación de la ANAC.
Mientras tanto, los que consiguen un asiento en esos vuelos tienen que desembolsar cifras de las que muchos ya no disponen. “Por Eastern, que es una aerolínea que viaja a Ezeiza a buscar americanos varados en Argentina, me pidieron 1200 dólares. Eso genera todavía más enojo”, concluyó Chamorro.
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