La CGT se reunió esta tarde por videoconferencia por primera vez en su historia, aunque el formato virtual no amortiguó un debate en el que surgieron inéditas críticas al Gobierno. ¿De qué se queja la dirigencia cegetista? De que no se toman medidas para que la parálisis económica se atenúe y pueda aliviarse la situación de trabajadores que hoy están sin tareas, suspendidos o cobrando con rebajas salariales. Y porque la Casa Rosada está ayudando a muchos sectores pero aún no hubo un auxilio adicional para los sindicatos y las obras sociales que están con sus números en rojo por la caída de la recaudación.
El clima de malestar se tradujo en un comunicado de prensa en el que se destacan algunos párrafos que están en sintonía con la preocupación y el malhumor que predomina entre los sindicalistas:
1) “Manifestamos nuestra preocupación por la situación social y económica de nuestro país”.
2) “Comprendemos las urgencias, pero vastos sectores sociales siguen esperando la implementación de las medidas que se anuncian. Las respuestas deben llegar a tiempo para atender las necesidades y la coordinación de las distintas áreas de gobierno debe funcionar armónicamente”.
3) “Debemos constituir de inmediato un comité interministerial con participación de trabajadores y empresarios que gestione la crisis sanitaria para darles respuesta a todos los sectores afectados en los tiempos necesarios”.
4) “Compartiendo el objetivo de fortalecer el sistema de salud, resulta imperativo garantizar el financiamiento adecuado de las obras sociales para garantizar la atención de todos los trabajadores”.
5) “Debemos poner en marcha un Consejo Económico y Social para acordar la economía de la pospandemia”.
6) “No podemos permitir que los especuladores de siempre hagan un nuevo negocio con la pandemia. Debemos garantizar que los elementos esenciales para la protección de los trabajadores de la salud se encuentren garantizados en todos los establecimientos sanitarios a precios accesibles”. Y a continuación: “Proteger la salud de quienes nos cuidan es prioritario”.
7) “La preservación de los puestos de trabajo es un objetivo central de la política social, pero muchos compañeros que viven en la economía del día a día, cuya única herramienta para ganarse el sustento diario es su fuerza de trabajo, deben recibir la atención de algún programa social durante la emergencia”.
Para equilibrar los tantos, al menos públicamente, el texto de la CGT comienza con el respaldo a “la firme decisión del gobierno nacional de priorizar las necesidades del pueblo argentino por sobre los intereses mezquinos y especulativos de los acreedores internacionales” y la ratificación de que la central obrera comparte “las prioridades fijadas por el Presidente priorizando la salud de todos los argentinos por sobre cualquier otro interés”.
La reunión virtual se hizo en la sede de la Federación de Sanidad, con seis dirigentes presentes y unos 16 más conectados a través de una plataforma de videollamadas. Allí estuvieron, con la distancia social aconsejada, los cotitulares de la CGT, Héctor Daer (Sanidad) y Carlos Acuña (estaciones de servicio), además de Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA) y Víctor Santa María (SUTHER, encargados de edificios). Hubo invitaciones para todos a concurrir al lugar, pero predominó el temor a los eventuales contagios, sobre todo luego de que el metalúrgico Abel Furlán fuera internado por coronavirus.
En la charla surgieron varios cuestionamientos al Gobierno porque, más allá de la decisión de priorizar la salud, no se flexibilizó la cuarentena y existen numerosas actividades que siguen sin trabajar, con los consecuentes perjuicios económicos, sociales y laborales que ocasiona el parate.
Se hizo particular hincapié en criticar que haya tenido una sola y única reunión el comité de crisis que propuso la CGT, y a cuya creación accedió Alberto Fernández, para analizar la gradual reanudación de las tareas junto con la UIA y la Cámara Argentina de Comercio. Ese comité deliberó el 7 de este mes en la Casa Rosada, presidido por el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, los participantes tenían la expectativa de que iba a autorizarse la reactivación de otros sectores, pero, finalmente, el Presidente extendió la cuarentena con la incorporación de muy pocas actividades a las permitidas.
La central obrera, junto con los empresarios, son partidarios de una salida gradual y ordenada de la cuarentena. Y los dirigentes de la CGT coincidieron esta tarde en que, pese a haberse dispuesto seguir con una “cuarentena rígida”, como la llamaron, esta semana hubo más gente en la calle y en el transporte público (“en los trenes hasta hubo pasajeros que viajaron parados”, se quejaron).
Esa percepción de un mayor movimiento, a juicio de varios sindicalistas, responde a que algunos sectores informales de la economía “no aguantan” seguir viviendo sin algún tipo de ingresos.
El otro punto sobre el que hubo unanimidad es el de la crisis que se va profundizando en los sindicatos y en las obras sociales: la falta de recaudación por el freno económico y los problemas para cobrar los salarios hace que las estructuras que sostienen los gremios estén desfinanciadas.
“Necesitamos ayuda. El Gobierno auxilia a muchos sectores, pero mes a mes necesitamos recursos adicionales para las obras sociales, ya que la recaudación cayó hasta 50% en algunos casos”, protestó un dirigente, cuyo comentario tuvo gran apoyo de sus colegas desde la pantalla.
Uno de ellos propuso que se conforme una comisión especial, junto con distintas áreas del Gobierno, para definir la ayuda oficial y acelerar los trámites necesarios para que llegue a sus destinatarios.
La CGT había logrado que la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS) les devolviera a las obras sociales unos 2.800 millones de pesos que les debían por reintegros de tratamiento de alta complejidad, pero la distribución que hizo el titular de aquel organismo, Eugenio Zanarini, no dejó conforme casi a nadie: fue calificado de reparto “discrecional” porque le giró 258 millones de pesos a la obra social de Camioneros y relegó a las que pertenecen a sindicatos más numerosos.
Luego de las encendidas quejas de dirigentes de la central obrera, Zanarini prometió distribuir los próximos 5.000 millones, a fines de este mes, con un criterio más equitativo. Aun así, por lo que hablaron los sindicalistas en videoconferencia, reclamarán una ayuda económica adicional.
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