El ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, dio un informe a senadores del oficialismo y la oposición. Recibió tantas consultas sobre el coronavirus como respecto al dengue, enfermedad sobre la que se mostró muy preocupado: “Son muchos años de una pelea que venimos perdiendo”, repitió más de una vez desde la sala de situación. Cuando dos senadoras le pidieron que confirmara algunas proyecciones de muertes y número de contagios futuros, respondió: “Me niego a hacer pronósticos de muertes”. Y habló sobre la ronda de consultas del Presidente con los gobernadores para empezar a liberar algunas actividades de manera de paliar el impacto económico y al mismo tiempo mantener las medidas de seguridad sanitaria.
El ministro ya había estado días atrás en Diputados. Esta tarde participó de la teleconferencia de la Comisión de Salud del Senado en la que hoy asumió como presidente el radical Mario Fiad.
En todo momento eligió mostrarse optimista y a la vez cauto y calmo. Dijo que en los municipios sin contagio y con casi nula circulación interjurisdiccional se podrían habilitar algunas actividades. Los intendentes del interior bonaerense preparan propuestas en esa línea. También algunas provincias. El “drama” se concentra para él en los grandes centros urbanos como el Gran Córdoba, el Gran Rosario y el Gran Buenos Aires.
“No se puede prolongar una cuarentena indefinidamente”, aseveró y detalló que se adminsitrará la salida en algunos lugares “con un criterio epidemiológico, geográfico y de tipo de actividad”.
“El tránsito es un mecanismo terrible de transmisión, sobretodo es fundamental evitar el tránsito” subrayó sobre la circulación del coronavirus. Pero remarcó diferencias con algunas provincias que cerraron sus ingresos.
“Algunos municipios si no tienen casos, si no tienen circulación de gente interjurisdiccional no tienen tanto riesgo. Algunas provincias se han puesto medio feudales, no aconsejamos eso pero no lo podemos cambiar”, remarcó y como ejemplo mencionó que “hubo trabajadores que fueron a la cosecha y dieron la vuelta a la Argentina porque no los dejan entrar a alguna provincia”. Y agregó al respecto: “Estamos tratando de manejar las cosas y no que estas cuestiones nos manejen a nosotros”.
En ese marco también mostró diferencias con las provincias que decretaron la obligatoriedad del uso de los barbijos. De hecho en Ciudad de Buenos Aires (y en la Cámara de Diputados) así se dispuso. Señaló que podría complicar el abastecimiento para el personal de salud por lo que solicitó “racionalidad” ya que “el equipamiento más crítico es el barbijo quirúrgico, el N95. Si una provincia decide que se use barbijo en la vía pública está bien, pero por favor que el N95 se resguarde para el trabajador específico que lo requiere”.
Cuando el presidente Alberto Fernández anunció el último fin de semana la extensión de la cuarentena pidió a los gobernadores que analizaran cómo y qué actividades podrían flexibilizarse y protocolos para regularlas sin riesgos. Para el ministro, esa etapa de apertura comenzará después del 26. De todos modos advirtió: "Si la cantidad de casos se acelera más allá de lo que nosotros podemos controlar, vamos a volver a frenar”.
“La evolución va por debajo de las expectativas más optimistas y yo sigo siendo optimista”, respondió sobre el número de contagios. El pico de contagios y muertes se preveé, dijo, para mediados de mayo. “No digo que vamos bien, pero vamos menos mal que otros países, porque tomamos todas las medidas juntas y no escalonadamente”, describió.
"Si nos va mal y la semana que viene se empieza a incrementar, cambia todo, pero como viene hoy, la hemos postergado y la curva la hemos aplanado de una manera bastante razonable”, continuó.
Entre las preguntas que recibió, el número de test, camas y respiradores fue una consulta recurrente. También sobre eso buscó tranquilizar a sus interlocutores: “Se está haciendo bien la cantidad de muestreos”. Según su informe ya se llegó a 9000 y prometió que "vamos a tener una tasa muy alta de respiradores por habitante, como los principales países”. Al informar sobre los recursos distribuidos entre las provincias aseguró que ya se enviaron "25.000 millones de pesos en lo que va de este año”.
Aunque dijo que “no me gusta hablar del pasado” varias veces mencionó que “hemos recompuesto bastante el ministerio”, que se compraron y distribuyeron más vacunas que en la gestión anterior y prometió “seguir buscando más fondos”. “Sin cantar victoria, el sistema tiene una capacidad de respuesta mucho mejor a la que tenía hace dos meses”, continuó.
Cómo se cuida al personal médico fue otra consulta reiterada. El ministro admitió que es su mayor miedo y tras más de dos horas de exposición avisó que justamente se tenía que ir a una reunión con rectores de universidades para hablar sobre voluntariado y residentes. Los trabajadores de la salud “tienen una tasa alta de entre el 10 y 12% de contraer la infección” reconoció.
Entre los participantes le hicieron varias preguntas dos senadoras de ciudades con un gran número de casos como María Eugenia Duré de Tierra del Fuego (en Ushuaia hay 86 casos) y Silvina García Larraburu de Río Negro que vive en Bariloche ciudad que suma la mitad de los casos de su provincia. Ambas le pidieron protocolos, respiradores, y fondos. La barilochense dijo que tienen once respiradores, llegaron dos pero que necesitarían unos 42 por lo que le pidió que envíen más. “Todos los viernes los que recibimos los enviamos a las provincias, no enviamos a los municipios pero pedimos que los distribuyan de manera equitativa como lo hacemos nosotros”, les contestó.
Senadores de Corrientes, Salta y Jujuy, del oficialismo y la oposición, se mostraron muy preocupados por el dengue. “Es un problema serio. Cuando hablé de eso me dijeron que quería distraer” recordó sobre la comparación que realizó cuando aún el coronavirus no había sido declarado pandemia. “Venimos perdiendo con el método. En el método de atacar el mosquito estamos adelantados y en el tema de la vacuna Brasil está más adelantado, la única ventaja que tenemos es que viene el frío pero año a año se complica aún más”, confesó. Y dio como ejemplo lo que sucede en Capital: “La sociedad más rica y opulenta hoy tiene una terrible epidemia. A la Ciudad de Buenos Aires no le faltan recursos y hoy tiene un drama con el dengue”. Y planteó cambiar de método: “El descacharrado sirve pero tenemos que cambiar la estrategia contra el mosquito, evitar su reproducción, o incentivar la investigación de la vacuna. Estamos compartiendo y trabajando juntos con Brasil, nosotros estamos adelantados contra el mosquito y ellos con la vacuna. Son muchos años de una pelea que venimos perdiendo”, repitió.
A las 19 pidió hacer las preguntas que faltaban “lo más rápido posible”. La cámara acababa de mostrarlo mientras miraba el celular. Reveló que el Presidente le estaba pidiendo actualizar en forma urgente el protocolo para los canales de pago “que hoy fueron un problema”. De los 24 anotados para preguntar, hubo media docena de senadores que no alcanzaron a hacerlo, desde opositores hasta el kirchnerista Oscar Parrilli.
Terminó con humor: “Estoy haciendo horas extras para mejorar mis ingresos. No tengo problema en seguir mañana o pasado, o atenderlos en forma individual o de esta manera”.
José Mayans, jefe del bloque de senadores del Frente de Todos, le agradeció y le pidió disculpas porque le prometió una reunión de dos horas y fueron más de tres. Y su par de Juntos por el Cambio, Luis Naidenoff, le sugirió a Fiad que gestione otro encuentro con Ginés González García para que complete la exposición la semana próxima.