Empresarios y sindicalistas de la construcción se entrevistarán con el presidente Alberto Fernández esta tarde, a las 18.30, en Olivos, para intentar que se reanuden las obras en el sector privado y garantizar así unas 100.000 fuentes de trabajo que están en peligro por la paralización casi total de la actividad.
“Con este parate, la Argentina no sé cuánto tiempo más puede seguir funcionando”, advirtió a Infobae el titular de la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA), Gerardo Martínez, que gestionó el encuentro y les pidió a las autoridades de la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO) que lo acompañaran para entregarle al Presidente un listado consensuado entre ambos sectores de las obras privadas en todo el país que estarían en condiciones de reactivarse, cumpliendo un estricto protocolo de seguridad.
“Queremos transmitirle al Presidente la necesidad de reanudar algunas obras -destacó el sindicalista-, teniendo en cuenta que en algunas provincias no es necesario mantener los protocolos de seguridad con tanta rigidez como en el área metropolitana porque las condiciones son diferentes. Hay lugares, por ejemplo, en donde la gente va a trabajar en bicicleta o en moto y se reducen las posibilidades de contagio. Y hay obras instaladas en ciudades o provincias en donde no hay circulación de la enfermedad y pueden cumplirse estrictamente las medidas de prevención”.
-¿Le llevarán un listado de obras en todo el país?
-Sí, hicimos un listado gradual y sensato de obras que pueden tener un impacto importante en la generación de mano de obra intensiva y que a nivel federal pueden generar un fuerte impulso económico, en cadena, como sucede cuando se reactiva la construcción.
-¿A cuántas provincias alcanza?
-La idea es cubrir casi todas la provincias, por un lado obras de carácter federal, que eran las que estuvimos analizando, pero hay obras que están dentro del diagrama de cada una de las provincias. Por lo tanto, si la Nación toma la iniciativa de habilitar la reanudación de esas obras que estamos proponiendo puede producirse un efecto inmediato. El tema de la vivienda es fundamental porque se puede reactivar rápidamente, sin licitación porque ya están licitadas y son emprendimientos que están paralizados desde las PASO por falta de pago. Eso solo generaría casi 30.000 puestos de trabajo en todo el país. Entonces lo importante es que la Nación tome la iniciativa de regularizar los pagos debido al nivel de desfinanciamiento que tienen las empresas: desde noviembre no cobran ningún certificado de obra. Por otro lado, es importante que las empresas se comprometan a que si hay pagos por parte del Estado nacional o provincial sean destinados a reactivar las obras y no a guardarse el dinero porque se trataba de una deuda. Que haya una cláusula vinculante que permita decir “yo reconozco todo lo que te debo, te doy un aval por si necesitas un crédito del banco, una nota de sustento para presentar en el banco y recibís un crédito para reactivar las obras”.
-¿Usted dice que así se generarían 30.000 puestos de trabajo?
-Sí, 30.000 sólo en la vivienda. Pero así como hablo con el gobierno nacional también lo hago con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y ahí, con características y una rigidez distinta a la del resto del país, hay obras que también se pueden hacer como, por ejemplo, el emprendimiento del Tiro Federal. Es del sector privado y las empresas están decididas a hacerlo. Entre esa obra y otras con recursos de la Ciudad estaríamos generando unos 10.000 puestos de trabajo más. Si tenemos en cuenta las obras nacionales, las obras de arquitectura, las obras de infraestructura y las obras públicas, podríamos recuperar esos 100.000 puestos de trabajo que estamos a punto de perder por el parate.
-¿La obra pública también está paralizada?
-Quedó todo paralizado. Ahora, por ejemplo, en el rubro de obras públicas se habilitaron todos los tramos que estaban en ejecución de obras viales. Eso está en marcha. Todo el tema de hospitales y la estructura logística de apoyo al programa sanitario ya esta habilitado y funcionando. Y hay un montón de obras que se pueden reanudar en un proceso gradual. Por eso es importante hablar con el Presidente para explicarle cómo el equipo sanitarista puede ayudarnos a mejorar los protocolos de seguridad para garantizar que nuestros trabajadores vuelvan a sus tareas y no se enfermen.
-En el dilema entre la salud y la economía que está en juego en la contención de esta pandemia usted parecer elegir las dos opciones simultáneamente.
-Nunca nos quedamos con los brazos cruzados porque si se paraliza la construcción, se cae el país. Es una industria madre. Y es tan importante cuidar el tema de la pandemia como también de qué manera nos sostenemos económicamente. Todos los trabajadores no estamos en igualdad de condiciones. Fíjese el caso de lo que está firmando la UOM, que para mantener en la emergencia los puestos de trabajo está aceptando la rebaja del 70 por ciento de los salarios. Algo que en la administración pública y las empresas estatales no ocurre. A esto hay sumarle la caída estrepitosa en la recaudación sindical y en la recaudación de la obra social. Nosotros tenemos también una característica de empleador: mantenemos una estructura de 3.000 empleados entre administrativos y toda el área profesional y sanitaria. ¿Cómo sostenemos todo eso? Necesitamos un salvataje.
-¿También le va a pedir ayuda al Presidente por esto?
-Claro, de alguna manera hay que solucionarlo. No todas las obras sociales están en la misma situación. La de UPCN no perdió un centavo. La de AYSA tampoco. Hay obras sociales que no pierden su recaudación, pero Comercio, gastronómicos, textiles y nosotros, por ejemplo, estamos al borde de la quiebra. Se nos cayó el 60 por ciento de la recaudación. Es la realidad que estamos padeciendo y demuestra que no todos estamos en la mismas condiciones frente a la pandemia.
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