El gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, se reunió este domingo con los intendentes peronistas de las localidades del primer y tercer anillo del conurbano, dónde viven la mayoría de las personas de la provincia y en dónde la cuarentena obligatoria se está cumplimiento en los barrios, en vez de en las casas, debido a que en muchos sectores se hace imposible - por espacio y condiciones de hábitat - que la gente cumpla con el aislamiento.
El mandatario escuchó de todos los presentes un mismo pedido. Los jefes comunales coincidieron en mantener la rigidez de la cuarentena que se viene cumpliendo hasta el momento, en algunos municipios controlar aún más la circulación, y mantener las fábricas y comercios cerrados. No le llevaron ninguna propuesta concreta para que algún sector económico o productivo comience a trabajar en el corto plazo.
El argumento en el que todos coincidieron es que si hasta el momento el cumplimiento efectivo de la cuarentena arrojó buenos resultados en la curva de contagiados y de fallecimientos, como mostró el presidente Alberto Fernández en la conferencia de prensa que brindó el último viernes, la mejor decisión es mantenerse en el mismo camino y controlar al máximo la circulación de personas y de vehículos. “¿Para qué cambiar si hasta el momento los resultados son buenos?”, se preguntó uno de los intendentes que estuvo presente en la reunión.
Además, todos temen que el virus COVID-19 penetre en los barrios más carenciados, el contagio se multiplique debido al aislamiento más laxo que están cumpliendo, que los sistemas de salud municipales se desborden y que, en consecuencia, afecte al sistema sanitario bonaerense. Si eso ocurriera podría haber un pico de casos y la curva de contagiados crecería rápidamente. Para evitar que sea así, los intendentes entienden que la restricción impuesta desde la Quinta de Olivos no debe moverse ni una coma. Al menos, hasta el 27 de abril, fecha en la que finalizará este tercer tramo del aislamiento.
Más allá de ese temor, los jefes comunales dejaron en claro que el aislamiento por barrios se está cumpliendo en un alto porcentaje. La gente que no puede quedarse en su casa, trata de hacerlo en la cuadra o de moverse en el barrio pero respetando el distanciamiento. En el gobierno bonaerense convalidaron esa información en los últimos días durante recorridas por barriadas muy pobres del conurbano. Pudieron verificar que la gente asumió la responsabilidad de moverse lo menos posible. El cumplimiento mejoró con respecto al comienzo de la cuarentena.
En la reunión estuvieron presentes los intendentes Juan Zabaleta (Hurlingham), Fernando Espinoza (La Matanza), Mayra Mendoza (Quilmes), Fernando Gray (Esteban Echeverría), Martín Insaurralde (Lomas de Zamora), Juan Andreotti (San Fernando), Mario Secco (Ensenada), Ariel Sujarchuk (Escobar) y Gustavo Menéndez (Merlo). El Gobernador estuvo acompañado por el jefe de Gabinete bonaerense, Carlos Bianco, y el secretario general, Federico Thea.
La situación de los municipios será monitoreada en forma permanente por Kicillof. En el caso de que más adelante algún intendente le pida la apertura de una fábrica o un comercio, entonces desde la gobernación deberán armar un protocolo y luego presentarle el pedido formal al gobierno nacional. La decisión para abrir o cerrar la cuarentena, caso por caso, es exclusiva de Nación. Cada caso será evaluado y, si está aprobado para seguir adelante, podrá concretarse con un protocolo especial de higiene y distanciamiento social.
La restricción absoluta de las actividades generó el freno de la economía y, por lo tanto, la imposibilidad de generar ingresos de millones de ciudadanos. En paralelo, los municipios también disminuyeron la recaudación. En algunas localidades los ingresos cayeron entre un 60 y un 70%. Esa caída abrupta complicó a los jefes comunales para afrontar los gastos corrientes. Necesitan fondos para pagar sueldos e insumos y para destinar al mantenimiento de los centros de salud locales.
El pedido de recursos fue unánime. Al igual que como había sucedido con la idea de continuar con el aislamiento estricto en todo el conurbano. Esos fondos son exclusivamente para afrontar los gastos corrientes. Kicillof tomó nota como lo hará también mañana cuando se reúna con los intendentes de Juntos por el Cambio, y el martes cuando entable una videoconferencia con los jefes comunales del interior.
Hay municipios que pueden sostener los gastos de abril, pero no saben si lo podrán hacer en mayo o junio. La disminución de ingresos golpeó las arcas de sus localidades y van a necesitar si o si de liquides para afrontar los gastos mensuales. Fondos que los mantengan a flote y no los obligue a diferir pagos. Más allá de ese grave problema financiero que ven en el corto plazo, los intendentes afirman que hoy no hay tensión social en el conurbano. Por ahora, ese no es un problema que los preocupe.
El Gobernador les volvió a dejar en claro a todos que recibirán asistencia del Estado provincial y también del Estado nacional. Por eso Kicillof primero hará un recuento de todos los pedidos y después elevará el reclamo de recursos al gobierno nacional. Así se cerrará la cadena de demandas que nace en el territorio y que tiene como vértice de la pirámide a Alberto Fernández.
Mientras tanto, el gobierno bonaerense seguirá enviando fondos a los municipios utilizando como conducto los programas alimentarios. Como el último que presentó Kicillof para mandar alimentos a los sectores más vulnerables a través el Sistema Alimentario Escolar (SAE), que abarca a cerca de 1.700.000 de chicos. En ese programa el Ejecutivo provincial invirtió 2.600 millones de pesos en abril y triplicó el monto que destinaba a ese mismo programa en marzo.
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