En la última provincia al sur de la Argentina el frío del otoño desembarcó dispuesto a complicar el esquema de salud montado para enfrentar el coronavirus. En Tierra del Fuego hay 83 casos positivos y un gobernador preocupado porque advierte que el sistema productivo de la provincia “funciona en un 5%”. Sin embargo, está de acuerdo con la extensión de la cuarentena.
Gustavo Melella, que gobierna desde diciembre del año pasado, es uno de los gobernadores que respalda con firmeza cada medida de Alberto Fernández. Y que sabe también que se deben preparar para la crisis después de la crisis. Para recuperar un sistema productivo y económico dañado por la pandemia. En una entrevista con Infobae, cuenta el impacto financiero que tiene su provincia, el escenario complejo que se avecina con la llegada del frío y el desafío que implica diferenciar cualquier afección respiratoria del COVID-19.
Además, defiende la gestión de Daniel Arroyo en el ministerio de Desarrollo Social y sostiene que la necesidad de comprar alimentos e insumos médicos con urgencia ponen en jaque la acción de funcionarios y gobernadores. Pone un ejemplo: “Como gobernador tengo que comprar barbijos para la Policía. Si antes valían $2 y hoy me los venden a $10, la verdad es que capaz que los compro a $10. Porque se los tengo que dar para que no se infecten”.
-¿Qué mensaje les dio Alberto Fernández en la última conferencia en la que estuvieron todos los gobernadores antes del anuncio de la extensión de la cuarentena hasta el 26 de abril?
-El mensaje más claro de Alberto fue que la cuarentena continúa. Que esto recién lo estamos empezando. No se ha ganado ninguna batalla. Nos dijo que los datos son positivos, pero hay que seguir en este camino. Después nos pidió todo el acompañamiento a los grupos de riesgo. Que cada provincia arme su propia estrategia en el cuidado de los adultos mayores. Porque ellos no vuelven a la actividad, a la vida cotidiana por fuera de la cuarentena. De que manera los acompañamos para que estén resguardados.
-¿Les hizo hincapié en las finanzas de las provincias y los controles en la vía pública?
-Habló del acompañamiento del Estado nacional a las provincias para hacer frente a la situación financiera que vivimos. Pidió no bajar los controles, no bajar la exigencia. Que nadie se empiece a relajar. Ni las autoridades ni los vecinos. Hizo mucho hincapié en eso. En que el lunes no se sale de la cuarentena. Seguimos y por un tiempo largo.
-¿Es un mensaje que los gobernadores veían venir el de que la cuarentena, a partir del lunes 13, iba a ser menos flexible de lo que parecía en un principio?
-Yo lo deseaba. Estuve con el comité de emergencia de mi provincia y con los infectólogos. Ellos me dijeron que era necesario seguir en este ritmo. Que ahora teníamos una primera evaluación de los resultados. Pero que no podíamos liberar la actividad y volver todos a la calle. Porque realmente estaba dando datos positivos, pero había que extenderla. Por eso me puso contento que se extienda la cuarentena. Creo que todos los gobernadores lo esperábamos.
-¿Hubo consenso de los gobernadores para la extensión de la cuarentena bajo este nuevo formato de flexibilización?
-Si. El acompañamiento fue unánime. Nadie dijo lo contrario. Nadie dijo que haya que dejar la cuarentena. El Presidente fue claro y tiene una mirada de cómo se está viviendo en todo el país. Una mirada amplia e integral.
-¿Está completamente alineado al rumbo que marca el Presidente?
-Sí. En la provincia empezamos la cuarentena una semana antes que el gobierno nacional. Ushuaia es una ciudad de 80 mil habitantes y en enero tuvimos 75 mil turistas, de los cuáles el 98% es del exterior. Y en febrero 73 mil turistas. Tenes una ciudad adentro de otra. Con gente que provenía de lugares que, a los dos días de estar en la provincia, ese país de origen se declaraba como zona de riesgo del coronavirus. Era muy complejo. Por eso cerramos una semana antes.
-Aplicaron la cuarentena ante el temor de que el virus se propague rápido después de esa cantidad de turistas
-Salvando las diferencias culturales, económicas y de infraestructura, nosotros miramos mucho al gobierno coreano. Aplicamos algunas cosas acá. Y por más que ellos no hicieron cuarentena, es lo que recomiendan para el resto del mundo. Los infectólogos más importantes del país y la Organización Mundial de la Salud dicen que es el único camino. Nosotros tenemos que mejorar los controles y quedarnos en casa. El patagónico es de subirse al coche y andar. Ir al supermercado como lugar de paseo. Tenemos que trabajar para aminorar el movimiento.
-¿Le está costando que la gente cumpla la cuarentena en la provincia?
-No. La gente, en términos generales, lo cumple. Tenés el vecino que todos los días va al supermercado a comprar algo, en vez de ir una vez y quedarse en la casa. Eso está acostando. En la provincia vamos a lanzar una aplicación monitoreada por el ministerio de Salud. Allí cada vecino va a informar su estado de salud. Haremos un seguimiento de los casos sospechosos y de los positivos. La aplicación tiene un dispositivo que tiene que ver con la movilidad. Para moverte vas a tener que pedir autorización a través de un código QR.
-¿Cómo se aplicaría?
-La provincia te va a autorizar de acuerdo a tu actividad. Si sos personal de la salud, declaras tu horario. Si vas a ir a comprar, pedís autorización diciendo el día y el horario en que querés ir. La provincia te autoriza o no. Y si te movés fuera de la autorización se te secuestra el vehículo y el carnet de conducir. Así vamos a achicar muchísimo el movimiento en la calle.
-¿Uno de los desafíos para mantener la cuarenta es lograr un cambio cultural inmediato?
-Sí. Hay un aspecto fundamental en la lucha contra el coronavirus que es la cultura. Esto de no abrazar al otro cuando lo ves, no compartir el mate. A mí me cuesta un montón. Soy de saludar a todo el mundo. Es un cambio cultural. Esto de salir el fin de semana a dar la vuelta del perro. Te subís al coche, como cualquier pueblo del interior, y das vueltas. Vas al supermercado, compras, das vueltas, paseas. Hoy no. Vas, comprás lo necesario y te guardás en tu casa. Eso es lo que tenemos que lograr hacer.
-Desde que sucedió el amontonamiento de los jubilados en los bancos, el Gobierno desterró la idea de que la flexibilización era el retorno a la vida normal ¿Existe algún temor en el Gobierno y entre los gobernadores por el comportamiento de la gente?
-Sí. Está el temor. Está el temor de que abras la industria, el proceso productivo y se desbande. Fue atinado lo que dijo Axel (Kicillof) durante la teleconferencia que tuvimos en la semana. Es momento de focalizar bien que actividad puede volver. El criterio de la cuarentena sigue. Y no se va a flexibilizar. Ese es un error conceptual. ¿Qué significa? ¿Que puedo salir un poco más que antes? No, no podés salir. Tenés que estar en tu casa.
-Se habla de un retorno escalonado de las actividades...
-Si hay una actividad que puede funcionar tiene que ser muy restringida, con muchos controles. En la provincia le vamos a pedir a esos sectores un plan de contingencia previo que tiene que aprobar el sistema de salud con el Comité de Emergencia. Y que va a ser supervisado con el ministerio de Salud, el de Trabajo y el de la Producción. Y si no lo cumple, se cierra. Sería una irresponsabilidad volver hacia atrás.
-¿Qué actividades podrían volver en Tierra del Fuego?
-Hay un sector industrial que podría volver con turnos, con una cantidad de personal reducido, aguardando la distancia social y teniendo algún plan de contingencia. La actividad turística no vuelve, la hotelera no vuelve y la comercial, tampoco. Porque abrís un comercio, más allá de los que hoy están habilitados, y eso implica movimiento de gente.
-¿Cuánto le impacta en las finanzas de la provincia la caída abrupta del turismo?
-Hay tres ejes de desarrollo de producción en la provincia. Turismo, la industria electrónica y los hidrocarburos. El turismo está cerrado. La industria electrónica también y los hidrocarburos funcionan a media máquina. Pero, a la vez, con la caída del barril de petróleo, es poco lo que ingresa. Hoy no tenés casi ingresos a la provincia. Tampoco tenés actividad comercial. No le vamos a pedir al comercio que pague ingresos brutos, el impuesto provincial, si no está trabajando. Estamos midiendo la caída. La semana que viene tendremos resultados. Pero es importante.
-¿Qué plan de acción diseñó para enfrentar esta situación financiera tan compleja?
-Habíamos llegado a una pauta salarial y veníamos pagando desde enero un monto fijo a cuenta para cuando se terminen esas mesas salariales. Esta semana anuncié la suspensión del aumento salarial. Por ejemplo, para los empleados públicos. No van a tener aumento salarial, excepto el personal de Salud y Seguridad. Sí van a cobrar el 100% del salario y una suma remunerativa, a cuenta del aumento salarial. Para el resto, suspendimos el aumento por dos meses.
-¿Direccionó la mayoría de los fondos para enfrentar la pandemia?
- Direccionamos fondos al programa alimentario. Estamos llevando alimentos a más de 20 mil familias. Que incluye a los chicos que van a los comedores escolares. Y también fondos a la salud. Toda la inversión que se necesita hoy en salud. El problema es que no tenes ingresos. Esta es la realidad. Los ingresos han caído muchísimo y van a caer mucho más.
-¿En cuánto afecta eso a las arcas provinciales?
-En todo este tiempo no hubo actividad privada. Por lo tanto no vas a tener ingresos. Suspendimos el pago de tarifas provinciales. De electricidad y agua. Diferimos los pagos de ingresos brutos por 3 o 6 meses, según la actividad. Pusimos un crédito desde el Banco Tierra del Fuego para pagar hasta dos meses del salario de las empresas que trabajen con nosotros, con unos meses de gracia, con un 24% de interés y una línea de subsidio para ciertas actividades. Los pequeños productores van a recibir un subsidio de la provincia. También aquellos pequeños comerciantes que tengan que pagar alquileres y no generan para poder hacerlo.
-¿Dispuso ayuda social para los sectores más vulnerables?
-Tenemos un programa con el que abarcamos a 17 mil personas. Llevamos alimentos a más de 20 mil familias. Hemos aumentado las pensiones de discapacidad y estamos subsidiando a ciertos sectores de la economía informal y al sector productivo.
-¿El Ministerio del Interior les adelantó la posibilidad de una ayuda económica concreta para la provincia?
-Sí. Nos comunicaron hace unos días que va a venir un millón de dólares, es decir unos 75 millones de pesos, para todas las provincias, pagado en dos veces. En el último encuentro también hablaron de dos programas de 60 mil millones de pesos cada uno para paliar la situación financiera que tenemos las provincias. Uno de ellos es de financiamiento para afrontar los problemas fiscales, que es un crédito con una tasa de interés del 22%.
-Una inyección de fondos para subsistir frente a la crisis.
-Y sí. Hoy si a la gente no les das alimentos y algo de plata en el bolsillo, se complica la cuestión social, que es la otra cara de esta pandemia.
-¿En qué porcentaje tiene funcionando el sistema productivo de la provincia?
-Te diría en un 5%, con suerte. No funciona la industria electrónica, ni el comercio, ni el turismo. El turismo es desde los catamaranes hasta los hoteles, pasando por la gastronomía. No funciona la industria textil ni la industria plástica. Lo único que hoy está funcionando es un sector de la madera, que es menor en nuestra provincia y no tiene tanta incidencia. Supermercados y farmacias no tienen un nivel de incidencia importante. Hidrocarburos, a media máquina.
-¿La actividad frenada o a este ritmo tan lento, cuándo puede durar sin colapsar?
-Es la discusión. En eso soy de la postura que tiene que durar el tiempo que sea necesario. Estuve con las cámaras hoteleras y turísticas en los últimos días y ellos entienden que viene para largo. Y para eso estamos trabajando. Vamos a generar mesas sectoriales con empresarios, trabajadores y el Estado. Para ver de qué manera, entre todos, hacemos un esfuerzo para sostener el empleo.
-Se prepararan para la crisis después de la crisis.
-Tal cuál. Así es.
-¿Cuándo piensa que va a volver la vida normal tal cuál la conocimos antes de la pandemia?
-No sé. Octubre, noviembre. Con suerte.
-Un año diferente.
-Sí. Es un año distinto. Y nos va a cambiar culturalmente.
-¿Qué cambios posibles ve?
-Las medidas de higiene, el distanciamiento social. Nos va a quedar grabado.
-¿Existe la posibilidad que el distanciamiento social sea una medida que empiece a utilizarse una vez que la cuarentena se flexibilice?
-Si, yo creo que esto nos marca tanto que lo vamos a hacer solos.
-Alberto Fernández ha buscado concentrar la mayor cantidad de adhesión de todos los sectores políticos, sindicales y empresariales. ¿Esa búsqueda de consenso es una herramienta clave para que las decisiones que tome con respecto a la cuarenta tengan mayor consenso en la sociedad?
-Si. Yo creo que es necesario este consenso por el momento que vivimos. Porque si no es muy difícil sostenerlo. Es una herramienta fundamental. Ha logrado ese acuerdo de los sectores políticos, sindicales y sociales en que hay que sostenerlo. Lo ha hecho de una manera admirable. No todos lo podríamos hacer.
-El Gobierno analiza un plan de acción para aislar a los adultos mayores como población de riesgo. ¿En Tierra del Fuego va a tomar alguna medida especial?
-Sí, nosotros lo venimos trabajando porque es un sector que nos preocupa mucho. Tenemos un registro de todos los adultos mayores y de los que están en situación de riesgo. Hemos planteado una estrategia para contenerlos en sus casas. Vamos, los llamamos por teléfono, les llevamos los alimentos que necesitan.
-Tierra del Fuego es una provincia donde hace mucho frío. ¿Habló con los infectólogos sobre cuánto les puede afectar con respecto al avance del coronavirus?
-Si. Entramos en la etapa de las enfermedades respiratorias. Va a ser confuso el diagnóstico entre unos y otros casos. Por eso ampliamos la base del testeo que hacemos. El Hospital Regional Ushuaia y el de Río Grande atienden solo casos de coronavirus. El resto de los pacientes programados y otras afecciones las hemos derivado al sector privado. Empieza una época muy dura y complicada para nosotros. La gente va al centro de salud por gripe, resfríos, principios de neumonía y ahora por el coronavirus.
-¿Los médicos le pidieron tomar alguna determinación especial ante ese panorama?
-Sí. La separación de los lugares para atender. Tenemos el número 107 que se amplió. Para que la gente no se mueva de su casa van los médicos a verlos. Se creó un grupo de médicos que son los que trabajan en los domicilios particulares visitando al posible caso sospechoso de coronavirus. Hacen el hisopado, se hace rápidamente el test. Se aísla al infectado, a la familia, y se buscan los contactos de los últimos días. Se está ejerciendo un control muy bueno.
-Son una de las provincias que empezó a trabajar con laboratorios propios. ¿Qué cantidad de testeos pueden hacer por día?
-Tendríamos capacidad para hacer entre 50 y 60 testeos. Y estamos haciendo entre 35 y 40.
-¿Evalúa la posibilidad de que se usen barbijos en forma obligatoria en la provincia?
-No. En esto seguimos el lineamiento nacional. Nuestra ministra de Salud me dijo que el ministro Ginés (González García) fue muy claro sobre el uso del barbijo. Hoy los barbijos, y sobre todo alguna clase de barbijos, están destinados al sistema de salud. A la protección de quienes nos cuidan.
-¿Y las mascarillas o barbijos caseros?
-Sí, con las máscaras caseras, puede ser. Protegerse de esa manera. Pero hoy no lo vemos como un uso obligatorio.
-¿Le preocupa el inicio de las clases?
-No. Hoy la preocupación mayor es detener el virus. El sacrifico lo hacen los chicos, los docentes, la comunidad educativa. Nuestra preocupación es que hoy, estando en la casas, tengan las herramientas pedagógicas, didácticas y educativas para seguir aprendiendo a través de la tecnología.
-Se generó una fuerte polémica por el sobreprecio de los alimentos que iba a adquirir el ministerio de Desarrollo Social. Daniel Arroyo echó a 15 funcionarios. ¿Estamos ante un caso concreto de corrupción?
-No. Yo vengo de la gestión municipal. Fui secretario de la Producción, fui intendente. Me lo imagino al ministro corriendo atrás de dos millones de situaciones que tiene que resolver y apagando el incendio del hambre en el país. Vos como ministro no estás controlando todo el expediente, todo el proceso administrativo. No podés. Es imposible que lo hagas. Me parece que él no tiene ningún tipo de incidencia en esa cuestión. Lo conozco. Para mí es un tipo honesto, transparente y muy capaz.
-¿Pero con respecto a las compras con precios de hasta un 37% más que el valor de mercado?
-Hoy es difícil hasta comprar. Nos pasa a nosotros. Querés comprar, te ponen cualquier precio y tenés que empezar a discutir. Nuestro director general de Compras está permanentemente apurado por el área de Salud o el área Social, que le dicen que lo necesitan ya, que compremos ya. A veces caés en eso.
-No cree que haya habido intención.
-No creo que haya habido intencionalidad de comprar más caro de lo que corresponde. A veces, en la desesperación y en el querer responder, podes hacer cosas que no estén bien. No significa que sea corrupción. No lo digo por defenderlo, porque el que roba tiene que ir preso. Sea del partido que sea y el funcionario que sea. En esta situación es muy difícil.
-Pero el Estado nacional marcó un límite a los precios de los alimentos básicos. Por lo cual ese es un parámetro de referencia para que se sepa que no pueden comprar por encima de ese precio.
-Estoy de acuerdo. Pero cuál es el problema. Que el Estado paga mal. El Estado paga a los 60 o 90 días. Entonces, a veces, es cierto que el proveedor te dice que al Estado le pone un precio más alto porque no le pagas en el momento. Hoy nos están exigiendo pagar en el momento o, máximo, en 15 días. Y si no no te venden y no tenés alimento para darle a la gente. Durante la última teleconferencia Alberto fue muy claro en que hay que regular eso. Decir cuál es el precio máximo y que no se paga más que eso.
-¿Entonces usted cree que hay un abuso de parte de los proveedores que imponen un precio sabiendo en la situación de crisis en la que está?
-Si. Algunos sí. Hay otros que no. Te pasa con los insumos médicos. En los primeros días todos ofrecían barbijos. Valían oro los barbijos. Se aprovechan de la situación. Yo como gobernador tengo que comprar barbijos para la Policía, y si antes valían $2 y hoy me los venden a $10, la verdad es que capaz que los compro a $10. Porque le tengo que dar el barbijo a la Policía, porque sino se me pueden infectar. La verdad es que hay un abuso de algunos.
-En definitiva, cree que el Estado tiene que ejercer un control mayor.
-Sí. Es la oportunidad del Estado nacional de regular el tema de las compras y los precios.
Seguí leyendo