Entre tantas historias desoladoras y poco esperanzadoras que trajo el coronavirus hay muchas que no pueden pasar inadvertidas porque precisamente aportan algo reconfortante. Aquí hay empresarios, sindicalistas, trabajadores y funcionarios que se pusieron de acuerdo para que lograr que un buque pesquero se transforme en un “barco solidario”, pesque 40 toneladas de merluza y luego done esa carga para distribuirla entre los sectores más pobres de tres ciudades de la provincia de Chubut.
Todo comenzó con una idea del empresario pesquero Gustavo González, presidente de la Cámara de la Flota Costera de Rawson (CAFACH), que, en una charla con el titular de la Asociación Argentina de Capitanes, Pilotos y Patrones de Pesca, Jorge Frías, ofreció aprovechar que su buque pesquero Mario R tenía que navegar “en pilotaje” (con fines no comerciales) desde el puerto de Comodoro Rivadavia hasta Rawson para pescar merluza y destinar esa captura para los sectores más necesitados de la zona.
La propuesta pasó del sindicato de Jorge Frías a sus colegas de otras organizaciones, como el SOMU y el gremio de conductores navales, y con el acuerdo de todos se armó la tripulación. Luego, dos empresas se comprometieron desinteresadamente a aportar el abastecimiento de víveres y a realizar la distribución del pescado. Por último, el gobernador chubutense, Mariano Arcioni, y el secretario de Pesca provincial, Adrián Awstin, extendieron rápidamente los permisos para que se pudiera navegar en medio de la cuarentena y brindaron contactos en los municipios para repartir la carga.
Así, el proyecto del “buque solidario”, como fue rebautizado el Mario R, de 21 metros de eslora, se llevó adelante desde las 5 del lunes pasado hasta este miércoles, en que la nave amarró con sus 1.200 cajones, de 33 kilos cada uno, llenos de merluza. Todos trabajaron sin cobrar un peso.
En diálogo con Infobae, Frías contó detalles de esta movida solidaria que le llevará comida a muchos hogares necesitados en Chubut que están sufriendo más todavía por los efectos de la pandemia.
-¿Cómo se fue armando el proyecto del “buque solidario”?
-Es habitual en la zona que los buques se trasladen del puerto de Comodoro Rivadavia a Rawson por una cuestión de logística en función de lo que pescan, que es langostino o merluza. Como se está por abrir la zona norte de la pesca de langostino, la empresa tenía el barco en Comodoro Rivadavia, pero debía traerlo hacia el puerto de Rawson, que es el área donde podía pescar. Por eso se le ocurrió la idea. Y el dueño del barco, ante la situación que se está viviendo, podía haber asumido los costos de una donación, pero le dio un gran sentido participativo y logró un acto de solidaridad conjunta.
-¿Y cómo llegaron a sumarse los sindicatos?
-Lo conozco a Gustavo González, el dueño del barco junto a dos socios, y por eso habló conmigo y también con el SOMU, con el sindicato de los conductores navales y con delegados. La propuesta era aprovechar el trayecto de un puerto a otro con la pesca hasta completar la bodega. Cada gremio convocó a sus representantes y todos aceptaron sumarse. Coincidimos en que los que participáramos teníamos que hacerlo ad honorem. Así se armó una tripulación de 10 integrantes.
-¿Fue el único viaje o piensan repetir la experiencia?
-Sí, fue un solo viaje porque era el traslado del buque de un puerto al otro, y la idea también era darle la connotación de las Pascuas, para que esas familias necesitadas pudieran tener pescado fresco en la Semana Santa. Pero no quedará sólo en esto. Nuestro sindicato donó 200.000 pesos al Hospital de Rawson y nos asociamos a la cooperadora para ayudar todos los meses a ese establecimiento. Nosotros tenemos afiliados en esa ciudad, así que no dudamos en hacer la contribución. Igual, cada sector hizo su aporte importante no solamente vinculado con este viaje del “buque solidario”.
-¿Qué otro aporte están haciendo?
-Nosotros, además de esta movida, venimos trabajando desde hace muchos años en favor de lo que denominamos “descarte cero”, que es aprovechar el recurso de los buques que no tienen a la pesca como objetivo y terminan descartando la especie que menos vale. Se descarta por año lo mismo que marca el índice de pobreza en la Argentina. Esto es inadmisible. En esa línea le volví a plantear al secretario de Pesca que este tipo de práctica no necesariamente se debería hacer en esta coyuntura sino que podemos trabajar en forma conjunta para hacerlo a lo largo del año. Es duro pensar que en Comodoro Rivadavia haya necesidades de alimentos cuando a una hora de navegación de allí cualquier barco larga sus redes para empezar a pescar. Entonces hace falta la injerencia de la política porque esto no se puede hacer sin la participación del gobierno nacional y del provincial. Es posible que las distintas provincias con litoral marítimo cuenten con un buque, propiedad del Estado, que les permita pescar durante todo el año. No intercedería en el negocio privado de la pesca y sería viable y muy útil. Esperemos que el éxito del “buque solidario” ayude a ponerlo en marcha.
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