En medio de la polémica por la compra de alimentos publicada este lunes a la mañana en el Boletín Oficial, que desató una catarata de críticas al ministro Daniel Arroyo, el presidente Alberto Fernández ordenó avanzar en el pulido del decreto que le da más poder a los intendentes en el control de los precios, que en las últimas semanas sufrieron fuertes alzas mientras el avance del coronavirus obligó a ponerle un freno a la actividad económico y a los ingresos familiares.
En la Secretaría Legal y Técnica trabajaban ayer por la tarde en la redacción del texto que le da “más capacidad a los intendentes para controlar”, según confiaron fuentes oficiales, que saldrá publicado en las próximas horas y que el jefe de Estado había adelantado el domingo en la entrevista publicada por Horacio Verbitsky.
Los técnicos de esa secretaría estudiaban modificaciones a las leyes vigentes para empoderar a los intendentes, que vieron multiplicarse las denuncias de los consumidores en estas semanas por el abuso en los precios. En especial porque muchos de los jefes comunales todavía no tienen claro con qué atribuciones cuentan en dicha materia.
Tanto a nivel nacional, como provincial y municipal, preocupa la escalada en los precios, con más énfasis en el corazón del Gran Buenos Aires, donde más se siente el freno en la actividad económica. Algunos de los intendentes que la semana pasada conversaron con Fernández -tuvo una teleconferencia con una veintena de ellos, del PJ y de Juntos por el Cambio- se quejaron por los aumentos. El mandatario se comprometió, en ese sentido, a avanzar con la medida, que tiene un trasfondo más político que legal.
Es que los intendentes ya cuentan con herramientas legales para ser autoridad de aplicación en la fiscalización y los procesos sancionatorios a través de las leyes de Defensa del Consumidor y de Lealtad Comercial, que luego instrumentan los gobiernos nacional y bonaerense a través de AFIP y de ARBA. Y se rigen por la Ley de Abastecimiento, que data de los ’70 y por la que pueden clausurar preventivamente los comercios hasta un máximo de tres días.
El decreto que el Presidente se apresta a firmar da más capacidad a los intendentes para fiscalizar. Mejora ese control. En definitiva, suma un respaldo político en momentos en que Fernández decidió recostarse en el poder de los jefes municipales, incluso mucho más que en Axel Kicillof, que lanzó la semana pasada un sistema de monitoreo de precios para coordinar acciones con los municipios.
Hace algunos días, por caso, un intendente del tercer cordón del conurbano clausuró un comercio por problemas de higiene: fue la excusa que encontraron los inspectores que llegaron al lugar por una denuncia de precios altos por fuera de los listados oficiales. Los abogados del jefe municipal le aseguraron que, por precios, no tenían potestad para avanzar en la sanción. “El DNU nos cubriría", explican desde el municipio.
A la confusión se suma además el pedido de la gobernación bonaerense de tratar de evitar las clausuras, para no agravar la crisis laboral y económica en el territorio. En todo caso, el pedido apunta a confiscar mercadería. “Clausurar un comercio cuando estás en cuarentena no es bueno, dificulta que haya menos circulación”, argumentan fuentes bonaerenses.
Tanto los intendentes del PJ como los de Juntos por el Cambio avalan la decisión presidencial. “Yo no estoy a favor del control de precios como concepto. Pero en este momento hay que estar a favor. En estas circunstancias, los dogmas no corren”, resaltó ante este medio uno de los caciques de Juntos por el Cambio, que remarcó además la bronca interna de todos sus colegas con Javier Iguacel, de Capitán Sarmiento, que salió a criticar la medida a través de sus redes sociales. Recibió duras respuestas. Una de ellas de Juan Zabaleta, de Hurlingham, que conversa a diario con sus pares de la oposición.
El tuit de Iguacel no hizo más que exacerbar la interna que en estos días atraviesa a la coalición opositora en todos sus rubros. Horacio Rodríguez Larreta y los intendentes por un lado. Mauricio Macri y Patricia Bullrich, por caso, por el otro.
Seguí leyendo: