Trastornos de ansiedad generalizada, ese enemigo interior que no respeta edades ni clases sociales, es uno de los principales síntomas que presentan buena parte de los 2056 pasajeros que llegaron a la Argentina provenientes de países con circulación social del Covid-19, que tienen residencia en la Ciudad de Buenos Aires, y que ya fueron aislados en 20 hoteles privados o sindicales puestos a disposición para que la administración de Horacio Rodríguez Larreta los utilice durante la emergencia de la pandemia.
El trastorno de ansiedad generalizada suele presentar molestias orgánicas. Los especialistas explican que el corazón se acelera, hay una sensación de presión en el pecho, la respiración se entrecorta, hay temblores, y una repercusión psíquica. El paciente teme lo peor, avizora el futuro cercano de manera catastrófica.
A ellos -y al resto- se les explica que el aislamiento es beneficio propio y de los demás. Que deben estar atentos a los síntomas que presenta el nuevo coronavirus y que la enfermedad dista mucho de ser un simple resfrío.
Pero la situación no es sencilla. Cada familia tienen razones particulares para estar disgustadas, y así se lo expresan a las abnegadas enfermeras y voluntarios abocadas a controlarlos, a darle seguimiento a cada uno de ellos, a tratar de satisfacer sus necesidades. Lo mismo ocurre con el personal de los hoteles que también se debe acostumbrar a que los visitantes no son turistas que llegan a la Ciudad dispuestos a sorprenderse con sus paseos y gastronomía.
Cinco familias llegaron a Ezeiza sin sus valijas. Quedaron en España y Estados Unidos. Les falta ropa. Una madre hace saber que debe conocer una hora antes los horarios de almuerzo y cena porque a su hijo tiene problema de reflujo. Como esos, infinidad de reclamos. Todos comprensibles. Pero el bien común, la lucha contra el Covid-19 y la intención de “aplanar la cuerva” de contagios, está primero.
El gobierno de la Ciudad -como ocurre en otras provincias y municipio- invierte del erario público fondos para solventar los gastos en los hoteles. Los sindicales firmaron un acuerdo en los que desisten del canon por el uso de las instalaciones. Todo en pos de aportan un granito de arena en la guerra contra el coronavirus que ya supera al millón de contagiados en el planeta y que mató a más de 25 mil personas.
Camareros, mucamas, enfermeras, médicos y hasta cocineros han prestado sus oídos para escuchar como a sus huéspedes les cambio la vida, al menos por dos semanas.
No se cansan en recordar que de un día para el otro, y después de mucho peregrinar para ser “repatriados” en vuelos especiales de la aerolínea de bandera, o de varias reprogramaciones de otras líneas aéreas, llegaron al Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini, les tomaron la temperatura y los subieron a micros o combis que ya los estaban esperando. La “cápsula sanitaria” a la que fueron sometidos -no sin algunos inconvenientes como protestas y hasta golpes a muebles y personal de la PSA- terminaría en hoteles que obviamente no tienen los espacios y comodidades de sus hogares, donde creían que transitarían, primero los 14 días de expectación ante la posible enfermedad producida por el enemigo invisible, y después por el decreto 260, y su modificatorio 287 firmado por el presidente Alberto Fernández, a través del cual se estableció el “aislamiento social obligatorio”.
Los hoteles disponibles -se siguen sumando- que ya fueron ocupados, según pudo establecer Infobae desde el ministerio de Salud porteño, a cargo de Fernán Quirós, son: Presidente, Cyan de las Américas, Gran View, Deco Recoleta, Ibis Congreso, Cyan Américas Tower, BA Central, Regente Palace, Facón Grande, Escorial, Panamericano, Ibis Obelisco, Argenta Tower, Sarmiento Palace, Impala, Hotel Buenos Aires, Rochester, Luxor y Viasui.
Los pasajeros llegaron al Aeropuerto de Ezeiza o al Puerto de Buenos Aires desde diversas partes del mundo: Alemania, España, Brasil, Uruguay, Estados Unidos, Qatar, Emiratos Árabes, Tailandia, México, India, Chile y Panamá.
"Les pedimos paciencia a todos aquellos que se encuentren aislados en los hoteles. Entendemos las complicaciones que se pueden ocasionar pero este es el núcleo de la enfermedad. Hay gente que tiene la enfermedad, que la cursa y que es un riesgo para los demás y no para ellos mismos. Son aquellos que transitan la enfermedad estando bien clínicamente. Esas personas no precisan cuidado médico pero sí estar aislados. Ellos son, básicamente, los que están alojados en los hoteles”, analizó ante Infobae el ministro de Salud porteño Fernán Quirós.
Hoteles contra el cororonavirus
Al Hotel Panamericano se habían trasladado los 400 pasajeros del ferry de la empresa Buquebus que provenía de Colonia, Uruguay. El 20 de marzo pasado en la terminal portuaria de Puerto Madero se activó el protocolo especial por un posible caso de coronavirus luego de que un pasajero le informara al capitán que en un kit rápido (no definitivo) para detectar COVID-16 había dado positivo.
De inmediato el capitán de la nave reportó la novedad a la empresa y a las autoridades de la Prefectura Naval Argentina y de sanidad de fronteras para que se montara el operativo previsto para este tipo de situaciones. Todos los pasajeros del buque Juan Patricio están aún en cuarentena en el Panamericano, menos el joven que disparó la alarma. A él se le tomó un hisopado de fauces que volvió a dar positivo y en este momento se encuentra en buen estado de salud internado en el Sanatorio Luis Agote de Swiss Medical.
La mayoría de estos hoteles tienen historia propia. El Panamericano, por ejemplo, fue el bunker de campaña que eligió en 1999 La Alianza para esperar los resultados de las elecciones que llevaron a Fernado de La Rúa a la presidencia de la Nación. También para organizar la transición con el gobierno saliente que estaba a cargo de Carlos Saúl Menem.
Además de los hoteles privados con los que el gobierno porteño firmó acuerdos, los gremios también pusieron a disposición de las provincias y de la administración a cargo de Rodríguez Larreta sus hoteles que irán siendo utilizados a medida que puedan viajar a sus provincia los afiliados que estaban alojados en ellos.
Héctor Daer, el secretario general del gremio de Sanidad, y cotitular de la CGT, le informó a Infobae que los gremios que ya pusieron a disposición sus hoteles son: Federación del Petroleo y Gas, Gastronomicos, Sanidad, Comercio, La Bancaria, Federación Argentina del Trabajador de Universidades Nacionales, Tintoreros, Remiseros, Hielo, Empleados del Tabaco, Obreros Textiles, Luz y Fuerza, Asociación Personal Legislativo, Perfumistas, Obras Sanitarias Sindicato del Seguro y la Unión Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles.
El pasado lunes 24, los 76 argentinos provenientes de cruceros de Francia y España y de un vuelo procedente de Turquía fueron derivados al Hotel Facón Grande, propiedad de la Uatre, el gremio de los peones rurales.
El Escorial, otro de los hoteles en los que hay pasajeros alojados, pertenece a OSECAC, el gremio de los mercantiles que conduce Armando Cavalieri. También ofreció el Hotel de las Provincias, pero aún no fue utilizado.
Desde ese gremio se aseguró a Infobae que “ambos hoteles tienen una capacidad total de 121 habitaciones, y cuentan con asistencia alimentaria, televisión y refrigerio, entre otras facilidades. También, para los casos que requieran mayor asistencia, habrá respiradores disponibles, hasta tanto las personas afectadas puedan ser trasladadas a un centro de mayor complejidad”.
Al Hotel La Bancaria, ubicado en pleno centro porteño, sobre la calle Suipacha entre Cordoba y Paraguay, fueron derivados 120 personas provenientes de las ciudades de Miami, Santiago de Chile y San Pablo. Según detallaron desde el gremio que lidera Sergio Palazzo “la limpieza y la comida corre por cuenta del Comité de Crisis del Gobierno de la Ciudad, y dos veces por día, los pasajeros en aislamiento sanitario son controlados por dos médicos”.
El Hotel del gremio bancario tiene dos habitaciones y una disposición de 180 plazas.
Desde la cartera de Salud porteña explicaron a este medio que en esos albergues solo son alojados los “residentes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que lleguen desde destinos que sean considerados de riesgo por el Ministerio de Salud de CABA”.
De esta manera la administración porteña busca garantizar que estas personas cumplan con el aislamiento social, preventivo y obligatorio tal como indica la Organización Mundial de la Salud. Los operativos, denominados “capsula sanitaria”, se realizan en conjunto con el gobierno nacional, están a cargo del Ministerio de Salud de la Ciudad, el SAME, la Secretaría de Transporte local, Policía de la Ciudad, Policía Federal y Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA).
Además de la limpieza general y de residuos patogénicos, en los hoteles se brinda desayuno, almuerzo, merienda y cena, y hay provisión y recambio de sábanas y toallas, guantes, barbijos, jabón, champú y alcohol en gel.
Los pasajeros que llegan son asintomáticos y son controlados por una guardia médica que funciona las 24 horas y que también cuenta con atención psicológica o psiquiátrica. También esta destinado un médico por hotel y una dotación de más de 200 voluntarios para atender las necesidades de los pasajeros.
Son equipos de entre 10 y 18 voluntarios por hotel que se encargan de la orientación, la contención y la asistencia de los “aislados”. Dicha asistencia incluye la provisión de las cuatro comidas diarias; la provisión de kits de limpieza personal y blanquería; la logística de envío y entrega de pedidos o mandados personales, que va desde la compra de medicación, deliveries de comida y otras necesidades personales. Los voluntarios funcionan también como el nexo con los médicos de guardia y con el servicio de atención psicológica.
Fue en el Hotel Deco Recoleta donde este aceitado sistema fue puesto a prueba después de la descompensación que sufrió un pasajero de 70 años que había llegado de Miami el martes 24 en el vuelo 1305 junto a su esposa.
De inmediato fue trasladado por una ambulancia del SAME el jueves pasado al hospital Fernández para ser atendido. Gota era la única enfermedad de base preexistente que tenía y estaba controlada por la medicación que tomaba y una dieta estricta. A las pocas horas falleció. El viernes pasado se estableció que fue a causa del Covid-19.
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