Médico y peronista, Carlos Regazzoni fue el primer presidente del PAMI que tuvo el gobierno de Cambiemos y, ahora, es concejal en Almirante Brown, donde nació y se crió. Sabe lo que pasa en el Estado y cómo se vive en los barrios hacinados de Solano, donde nadie le enseñó a los niños el hábito de lavarse los dientes, entre otras cosas, porque a muchas casas todavía no llegó el agua potable. Desde principios de febrero que viene fatigando Twitter con la llegada del coronavirus, obsesionado porque en Occidente no se tomaba conciencia de lo que estaba sucediendo. Infobae quiso entrevistarlo porque, ahora, empezó a alertar sobre la llegada de una segunda curva, la de la depresión económica, que se le suma a la curva de la pandemia, tal como lo refleja el economista Richard Baldwin. Dice que hay que continuar con el distanciamiento social y llevarlo hasta donde parece casi imposible. “Si explotan los contagios en el conurbano, también explotará en la Ciudad de Buenos Aires, nadie se se salvará solo”, asegura. En paralelo, “hay que ponerse a trabajar en ideas creativas para que la economía se ponga en marcha de nuevo cuanto antes, antes de entrar en la fase de depresión”.
- Usted fue uno de los médicos que primero alertó sobre la curva de contagios y la necesidad de aplanar la curva. ¿Se está verificando esa curva igual en todos los países?
- Sí, porque ya no se trata de modelos estadísticos, sino que hay mucha información disponible. Pensemos que hay 500.000 casos. Es una cantidad fenomenal que brinda una base sólida para la toma de decisiones. Ya no se están hablando de presunciones, sino de información concreta que permite concluir cómo se comporta el virus. Ya sabemos que un infectado no contagia a una sola persona, como una gripe estacional común, sino a tres, lo que permite llegar a la conclusión de que tiene una contagiosidad similar a la pandemia de 1918. Esto sucede así en todos los países, desde China hasta Italia. Con la información que ya hay, que nos agarra desarmados, hay que ponerse a trabajar no solo en aislar a la población, sino en diseñar sistemas novedosos para que la producción que pueda mantenerse, lo haga. Hay que ser creativo y encontrar esos caminos.
- ¿Pero son creíbles las estadísticas chinas?
- Sí, porque incluso son validadas por la OMS. De hecho, no hay ninguna evidencia de que las estadísticas chinas hayan estado falseadas. Diría más. Hay una empresa canadiense muy chiquita que se llama BlueDot, que se dedica a la inteligencia artificial, y tiene un predictor tomando una cantidad importantísima de fuentes que le permitió llegar a la conclusión de que en Wuhan se estaba desarrollando una epidemia. Lo hizo en paralelo a que el médico que luego murió, denunciara lo que estaba pasando. Lo publicó una revista del sector, Wired, porque la información permite predecir lo que va a ocurrir.
- ¿Entonces qué puede ocurrir?
- Al nivel de contagiosidad hay que agregar la letalidad, el daño que hace es 15 veces mayor al de la gripe estacional común. Si vos dejás que haya un millón de casos, pasás a tener 150 muertos, y si vos tenés 50 millones de contagiados, vas a tener tener 1.500.000 de muertos.
- Uno ve en las películas que ahora todos vemos, Contagio, Epidemia, Pandemia, el impacto que tuvieron en el este asiáticos las pandemias como las del SARS. Eso es lo que le permitió prepararse de otro modo. ¿Puede ser que Occidente no estuviera del todo bien preparado?
- China, Japón, Corea del Sur, Singapur, Taiwan y también la región de Hong Kong, mostraron que tienen un modelo de respuesta rápida. ¿Por qué? Por un lado, por primera diferencia es la experiencia acumulada y asimilada de esas pandemias previas, como usted dice.. La segunda diferencia, igualmente fundamental, es que ellos fueron ampliando en los últimos 30 años su sistema sanitario, mientras en Occidente hay un proceso de ajuste permanente que se ve claramente en el número de camas, que es cada vez menor. A pesar de que tienen la población mayor de 65 años más importante, superior al 20%, cuando en otras regiones es del 10%. La tercera es la capacidad de acción colectiva coordinada que tienen en esos países asiáticos, que fue el hecho crítico que determinó el éxito. Hace décadas que vienen preparándose para esto, hay un sistema de preparación para catástrofe en China, por ejemplo, que es lo que les permitió armar 15 hospitales con 2000 camas cada uno en pocas semanas.
- El economista Richard Waldwin, que viene escribiendo sobre el comportamiento de esos modelos matemáticos en pandemias a lo largo de la historia y su repercusión en los sistemas económicos, menciona también el modelo italiano. ¿De qué se trata?
- El que se está aplicando en Occidente. Porque entendamos algo: los italianos no están solos. La forma en la que actuaron se repite en todos los países de Europa y en Estados Unidos. Y el futuro de los países de Europa y Estados Unidos es el de Italia, no tiene otra posibilidad. ¿Por qué? Porque cuando no lograste el efecto de aplanar la curva, solo vas a poder aplanarla tardíamente. En el medio habrá cantidad enorme de víctimas. Este es el dilema del momento. Si en paralelo con la búsqueda de aplanar la curva de contagiados no aplanás la curva de la recesión, el PBI global puede caer hasta el 30%, lo que sumará más peligro global.
- ¿Argentina qué modelo está siguiendo?
- Está siguiendo el modelo europeo, con características criollas. A qué me refiero. Entendemos que la cuarentena que funciona es la que no vuela una mosca, pero tampoco podemos concretarla cien por cien. Segundo, salvo el Presidente, en el Gobierno hay quienes dudan de que la cuarentena tiene que durar más de 14 días. Pero eso solo es posible si en el día cero no hubo más contagios, pero eso no parece que haya sido así. Mi idea es que hay que cambiar la estrategia de diagnóstico, continuar la cuarentena, y tomar medidas muy drásticas en materia de fabricación y distribución de alcohol en gel. Ya. No se puede jugar con eso.
- ¿El Presidente actuó por consejo de los expertos?
- Yo creo que los expertos le decían que espere, que cuando tomó las decisiones más drásticas actuó en contra de lo que ellos le decían. No todos, pero muchos. Tomó una decisión impresionante, por intuición, y la intuición no le falló. Ahora hay que trabajar para evitar la segunda curva, siguiendo lo que dice Baldwin, es decir, medidas concretas para evitar caer en depresión económica, sino será muy difícil salir de la crisis sanitaria.
Los tiempos los marca el virus. Este es un golpe fenomenal a la economía. Lo único que puede sacarnos de esto es la innovación y la coordinación social. Yo lo que haría, además de activar un diálogo con nuestros principales socios económicos para diseñar una estrategia conjunta, es cambiar las modalidades de trabajo, hacer uso de escudos con ropa protectora en las fábricas, reglamentando con un nuevo control el uso de turnos, generando nuestras estrategias que permitan activar la economía por sectores, creando nuevas herramientas que aseguren que no habrá contagios y que se pueda producir, a la vez.
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