Alberto Fernández prepara su plan de batalla para el conurbano bonaerense. Admite que será un combate desigual y para ese lance definitivo convocó a todos los intendentes “sin distinción de color político”. Estarán juntos representantes del Frente de Todos, Juntos por el Cambio y los partidos provinciales, en una guerra de trincheras que no tendrá final feliz. El enemigo invisible carece de antídoto y la estrategia será preservar a los contagiados, mantener la calma social y que no falte la comida en los barrios más pobres.
El presidente convocó hoy, a las 11, a Axel Kicillof y a todos los intendentes del conurbano a la quinta de Olivos y su intención gubernamental es coordinar un plan de acción que será simétrico en ayuda económica, social y sanitaria. El Jefe de Estado le pidió al gobernador bonaerense un informe detallado sobre la comida distribuida hasta el momento. La ecuación final será distinta por el ratio de pobreza, población y dimensión de cada distrito, pero Alberto Fernández aseguró que el aporte del Estado Nacional y la Provincia será igual para cada fuerza política.
“No vamos a discriminar. No hay internas. No hay réditos partidarios. Es una batalla de todos los argentinos sin que importe el color político. Esta es mi manera de ver las cosas y mi compromiso personal”, dijo el presidente a Infobae.
El plan de Alberto Fernández tiene tres aspectos claves:
1. Lograr que el sistema de salud pública del conurbano contenga la ola de infectados cuando se llegue al pico de la pandemia.
2. Mantener la seguridad en los barrios y evitar los conflictos sociales.
3. Distribuir en tiempo y forma la comida en todo el Gran Buenos Aires para satisfacer sin inconvenientes la demanda de los más necesitados.
Los tres ejes de la propuesta presidencial enfrentan la complejidad económica y social del conurbano. No es lo mismo vivir en Ramos Mejía que en Lanús; es distinto trabajar en Moreno que en Vicente López. Y estas diferencias socio-económicas implican diseñar un plan que satisfaga las necesidades de los millones de bonaerenses que sufrirán el ataque asimétrico del coronavirus.
Si se trata de una familia que vive en Virrey del Pino (La Matanza), es probable que no sufra contagio porque está lejos de los barrios de la clase media que pueden pagarse un viaje a Europa. Pero ya no tiene changas, y necesita las viandas que buscan los chicos en los colegios o los padres en la Iglesia.
“En los últimos dos días, se repartió en La Matanza cincuenta mil bolsos de comida. Y ya no va a alcanzar”, reveló a Infobae un integrante del gabinete nacional que no duerme hace días.
-¿Qué hay en los bolsos?
-Fideos, polenta, leche, huevos, verdura, y ahora estamos agregando artículos de limpieza.
Respecto a la distribución de comida, el presidente decidió que se hará a través del Ejército. La policía bonaerense encabezará el convoy militar y la instrucción es entregar la comida a las familias, comedores y colegios que estarán registradas en una lista de buena fe. Esa nómina será acordada entre la Provincia y el intendente.
El avance inevitable del coronavirus significa un intríngulis de difícil resolución, mucho más complejo que distribuir comida en los barrios carenciados del conurbano. Los bolsos alimentarios se hacen en relación a un número X1 que siempre se podrá satisfacer -la comida en Argentina abunda-, pero las camas, los respiradores, los terapistas son finitos frente a un enemigo invisible, infinito y sin antídoto en contra.
Frente al combate desigual ante la pandemia, la intención presidencial es coordinar el sistema de salud del conurbano. Alberto Fernández ya decidió terminar dos hospitales en La Matanza, alienta la fabricación de respiradores y pone foco en las intendencias que ya trabajan en conjunto al margen del color político.
“Estamos coordinando con San Isidro, Tigre, Pilar, San Miguel y San Martín. La idea es trabajar en conjunto y enfrentar sin fisuras el pico de la pandemia”, explicó Jorge Macri, intendente de Vicente López, a Infobae.
-En esta coordinación de salud pública, ¿qué le preocupa?
-Los terapistas. Podemos tener disposición de camas y un buen número de respiradores. Pero se debería fijar una política de estado para contar con los terapistas cuando llegué la ola de la pandemia.
La seguridad es el tercer eje que Alberto Fernández planteará hoy a los intendentes del conurbano. Se trata de evitar los conflictos sociales y los eventuales saqueos, y fortalecer aún más la cuarentena obligatoria. Si la clave está en cancelar la circulación por los espacios públicos para aplanar la curva de la pandemia, el esquema de seguridad es fundamental para que se pueda aplacar la voracidad del coronavirus
En este contexto, la idea presidencial es trazar un plan de coordinación entre las fuerzas provinciales, ciudadanas (responden a las intendencias) y nacionales que permitan desalentar los conflictos sociales y blindar la cuarentena obligatoria. Se trata de un eje complementario a los dos objetivos básicos que tiene Alberto Fernández: contener la pandemia y atenuar los efectos económicos de una crisis en la salud pública que nadie esperaba.
-¿Cuál será su respuesta si algún intendente propone hoy dictar el Estado de Sitio?-, preguntó Infobae al presidente.
-Voy a decir que no hace falta. Y voy a explicar porqué-, contestó Alberto Fernández.
-¿Y por qué no?
-Con el DNU tengo la suficiente autoridad institucional para solicitar la detención de los que violen la cuarentena. No me hace falta el Estado de Sitio. Ya tenemos lo necesario para actuar.
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