Florencia Kirchner está físicamente mejor y ya hizo alguna salida a la calle con amigos argentinos que viajaron a verla. Parte de lo que siente lo está volcando en su nuevo perfil de Instagram, incluso fragmentos de su propio diario íntimo en los que se traslucen sus temores y debilidades. La vuelta al país la conversaron en familia, con la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández; con su hermano el jefe del bloque de diputados del Frente de Todos, Máximo Kirchner; con el padre de su hija, Camilo Vaca Narvaja; con los especialistas que la tratan en Cuba y probablemente con los abogados de la familia. Incluso en el último viaje de CFK a la isla se evaluó esa posibilidad, pero se canceló y finalmente será este domingo cuando ambas regresen en el vuelo semanal de Cubana de Aviación.
Lo anunció la propia vicepresidenta, que el domingo pasado viajó, justo después de que el Gobierno anunciara que hasta fin de mes no habrá clases por el COVID-19. Cristina Fernández partió sin hacer ninguna declaración al respecto. Llamó la atención que en días de decisiones tan importantes no hubiera de parte suya ningún comentario. “En crisis sólo tiene que haber un mensaje”, se alinearon en su entorno a la “comandancia” de Alberto Fernández para explicar su silencio. El término corresponde a uno de los líderes de la oposición, el jefe del interbloque de Diputados de Juntos por el Cambio Mario Negri, que así se lo dijo al Presidente: “Usted es el comandante en la batalla, somos uno solo en esta pandemia”.
El último mensaje público de CFK fue el 8 de marzo por el Día de la Mujer. Aunque ya se empezaba a comentar que su hija podría volver desde la vuelta al gobierno del peronismo y a partir de su reaparición pública en redes sociales, el secreto se guardó hasta esta mañana cuando desde la misma casa en que escribió el primer capítulo de Sinceramente, Cristina Fernández subió un hilo a Twitter. “Ella junto a sus médicos y sus médicas, lograron restablecer parte de su salud perdida y hace un tiempo vienen trabajando su regreso a casa. Pero ya se sabe, nada es tan sencillo. Por eso Flor me pidió que la venga a buscar para ayudarla… sentía que sola no iba a poder”, contó la vicepresidenta en el décimo viaje del año.
Y por primera vez habló del coronavirus al referirse al sistema de salud “humanista” de Cuba que dio “un diagnóstico preciso”. “Esa salud que, en tiempos de pandemias con ribetes bíblicos, vuelve a ser un bien comunitario que exige de todos y todas solidaridad, humanismo y, sobre todo, compromiso social”. Prometió que tanto ella como Florencia harán cuarentena durante 14 días de acuerdo a las disposiciones más allá de que Cuba no es país de riesgo. Florencia irá a su departamento en el barrio de Monserrat y CFK al suyo. Todos estarán atentos en su entorno a sus necesidades.
La joven cineasta no está totalmente recuperada y seguirá aquí un tratamiento psicológico. Los médicos cubanos se destacan técnicamente pero son más conductistas que afectos a las terapias pcisológicas a las que somos tan afines a los argentinos. En el entorno de la ex presidenta preservan los detalles. “Es la intimidad de Florencia”, responden ante cualquier consulta.
Hubo quienes evaluaron que en medio de la cuarentena decretada por Alberto Fernández en consenso con los gobernadores y todas las fuerzas políticas será más fácil para la joven preservar esa intimidad. El foco no estará puesto en la hija de Néstor y Cristina Kirchner y el costo emocional, para ella, podría ser menor.
Como su madre, Florencia Kirchner atribuyó a la persecución mediática y judicial parte de su enfermedad. Sus temores los expresa en la misma red social donde reveló sus dificultades para acompañar a Helena, su hija de cuatro años con quien no convive desde hace poco más de trece meses.
El día del cumpleaños de Cristina Fernández, Florencia le agradeció públicamente el respaldo y que hubiera volado con la niña entre Buenos Aires y La Habana tantas veces para que se vieran. Con Helena se comunican casi a diario, a través de mensajes de voz y Facetime. Así se enteró de que la niña la espera con una mascota, una maltés llamada Bianca.
En su encierro cubano, leyó libros y autores que revelan sus preferencias y su ánimo: Alejandra Pizarnik, Franz Kafka, Virginia Woolf, Camila Sosa Villada, Mary McLane y, entre otros, Sylvia Plath, a quien definió como “mi otra uno”.
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