Andrés Rodríguez: “Ojalá haya una baja de la inflación, pero desde la CGT tenemos que acompañar una recuperación del salario”

En diálogo con Infobae, el secretario adjunto de la central obrera criticó los aumentos de suma fija porque “achatan las escalas” y dijo que “no se puede congelar la vida del que trabaja” al pedir mecanismos de revisión salarial. Tras destacar la “falta de coordinación entre las diferentes áreas oficiales y una demora innecesaria en muchos nombramientos”, opinó que “el Gobierno no arrancó con fuerza”

Andrés Rodríguez, secretario adjunto de la CGT y titular de UPCN (Foto: Gustavo Gavotti)

Desde la visita de Alberto Fernández a la CGT, en noviembre de 2019, hasta ahora, el sindicalismo peronista ha recorrido un camino en el que pasó de la euforia a la cautela. Es que el actual Presidente le prometió entonces a la dirigencia cegetista que iba a “ser parte” del Gobierno y la realidad, una vez que asumió el cargo, no fue exactamente esa. Pocos cargos en el andamiaje estatal (y ninguno relevante), escasas reuniones de primer nivel, desaires y una casi nula participación en las decisiones gubernamentales. Toda una rareza para un gobierno peronista, que la CGT ha acompañado con bastante moderación y pocas voces disidentes, aun cuando sus dirigentes se sienten lejos del poder.

Andrés Rodríguez es el secretario adjunto de la CGT y secretario general de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), miembro del sector de los “independientes” de la central obrera (junto con Gerardo Martínez, de la UOCRA, y José Luis Lingeri, de Obras Sanitarias), y uno de los cerebros de la estrategia más dialoguista que desarrolla desde hace años la conducción de la CGT.

En diálogo con Infobae, se mostró cuidadoso al hablar del Gobierno, pero dejó algunas definiciones que confirman el clima de disconformidad que existe en la CGT en estos tres meses de gestión.

-Cuando Alberto Fernández visitó la CGT antes de asumir, en noviembre de 2019, les prometió a los sindicalistas que iban a formar parte del Gobierno. ¿La CGT se siente parte del Gobierno?

-Si vamos a la cuestión de la participación que tuvimos en el apoyo para que llegara al gobierno, podría haber un nexo. Ahora, parte del Gobierno en el sentido de tener como funcionarios a cuadros sindicales o surgidos del movimiento sindical, la verdad que no. No hay casi nadie. Muy pocos compañeras y compañeros profesionales vinculados al movimiento sindical han ocupado un cargo menor o de segunda línea en el Gobierno. Tampoco nosotros lo buscamos, no es que condicionamos al Gobierno para ocupar cargos de primer nivel. De cualquier manera, con los funcionarios actuales tenemos un buen diálogo y una buena relación. No hay ningún inconveniente particular que señalar.

-Más allá de los cargos, incluso, ustedes tampoco han sido ni son consultados por el Gobierno para la toma de decisiones ni para la generación de políticas.

-Tampoco, es cierto, pero hay un tema que hay que señalar: el Gobierno asumió hace poco y hay demoras en el nombramiento de cargos en las segundas y de terceras líneas. Incluso algunos están nombrados, pero sin capacidad de firma, lo que no genera avances en la gestión. Es como que todavía el Gobierno no arrancó con fuerza en las diferentes áreas en las que tiene asumir decisiones y responsabilidades. Veremos cómo se comporta en un tiempo no muy lejano.

-¿A qué atribuye esa falta de fuerza con que arrancó el Gobierno?

-Cualquier gobierno que llega tiene que amoldarse. Los funcionarios que son nombrados tienen que acostumbrarse a la mecánica del cargo. Pero también hay una falta de coordinación entre las diferentes áreas y una demora innecesaria en muchos nombramientos para poner en funciones prácticas y concretas a todo el andamiaje del aparato gubernamental.

"Venimos perdiendo desde hace dos años y el salario tiene que empezar a recuperarse", dijo Andrés Rodríguez

-Les fue mejor en materia de cargos con Mauricio Macri, que les dio de entrada la presidencia de la Superintendencia de Servicios de Salud para manejar los fondos de las obras sociales.

-No, la persona que encabeza ahora la Superintendencia fue puesta por el ministro de Salud, pero tenemos el gerente general, que fue sugerido por la CGT y algunas otras áreas que son profesionales.

-Pero ustedes siempre quieren presidirlo.

-En algún momento se nos había sugerido la posibilidad de encabezarla (a la Superintendencia de Servicios de Salud) y esto se trastocó en los primeros días de haber asumido el Gobierno.

-En la falta de nombramientos, o en la demora en designar los nuevos funcionarios, ¿influye también la puja entre Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa?

-No diría puja política. Por supuesto responden a a distintos matices en este gobierno, donde confluyen el peronismo y otras fuerzas políticas. Por lo tanto, generar un equipo sólido y coordinado de trabajo cuesta un poco. Y eso es lo que se ve en la gestión de cada ministerio y organismo.

-La última reunión del consejo directivo de la CGT fue hace ocho meses y los últimos encuentros estuvieron restringidos a la mesa chica, de pocos integrantes. ¿Cómo se explica que la central obrera tenga un nivel tan bajo de reuniones, de debates y de decisiones?

-No, hubo permanentes reuniones. Por supuesto, las de fines del año pasado estuvieron motivadas por las PASO y la elección general, y después por la asunción del nuevo gobierno. Luego vinieron las fiestas y las vacaciones, pero ahora hubo una reunión el lunes pasado en la que se acordó para el 19 de marzo la primera reunión de consejo directivo del año. Vamos a evaluar la vigencia de las paritarias, la realidad que atraviesan diferentes actividades, la situación de las obras sociales y otros temas.

Andrés Rodríguez: "No conocemos si existe o no un plan económico"

-En los últimos dos encuentros de la mesa chica de la CGT, el 30 de enero y el lunes pasado, insistieron en tomar distancia de la política salarial del Gobierno y en ratificar que quieren paritarias libres. ¿Hasta dónde van a llevar su oposición a pactar sumas fijas y postergar la firma de los convenios salariales hasta junio, como quiere la Casa Rosada?

-Los gremios somos muy conscientes de cada una de las realidades de nuestras actividades. No vamos a tirar de la cuerda para que se rompa y haya problemáticas de empleo, con lo dificultosa que está la cuestión de la pérdida de fuentes de trabajo desde hace varios años. Por lo tanto, el funcionamiento de la paritaria con libertad determina que las partes podamos llegar a un acuerdo en un punto intermedio, en un equilibrio. Comprendemos que al llegar un nuevo gobierno, con muchos compatriotas que están en una situación en la pobreza o sin trabajo, haya habido un aumento de salario general de 4.000 pesos en dos cuotas. Esto es comprensible, pero ya tiene que acomodarse cada actividad a su realidad y por eso lo mejor es es es que funcione esa paritaria para que realmente cada uno pueda ir recuperando el poder adquisitivo perdido. Venimos perdiendo desde hace dos años y el salario tiene que empezar a recuperarse. Ojalá este año haya una baja de la inflación y no repercuta tanto en la economía familiar, pero tenemos que acompañar una recuperación del salario.

-¿Cómo se concilia esta posición con los continuos pedidos de Alberto Fernández de moderación y prudencia en la negociación salarial, sin cláusulas gatillo ni fórmulas indexatorias? Eso no parece contemplar precisamente una recuperación salarial.

-Puede ser que una cláusula gatillo automática en este momento no funcione, pero sí una revisión salarial en la medida en que estamos proyectando una inflación todavía desconocida. Si baja y se mantiene, va a a ser promisorio, pero de cualquier manera no sabemos qué pasará al final del año. En algún momento tenemos que generar esa revisión para, por lo menos, empatarle al proceso inflacionario. Son realidades que tenemos que ir viendo en cada una de las actividades. No es lo mismo el sector petrolero o petroquímico que actividades que vienen muy golpeadas como textiles, construcción o metalúrgicos, que tienen que dar una respuesta a la gente que trabaja.

-Igualmente, ustedes han rechazado la suma fija como forma de aumentar los salarios.

-(Asiente con la cabeza) La suma fija también tiene otro problema. Puede ser un elemento circunstancial, de emergencia, pero tiene el problema de que achata todas las escalas salariales, entonces eso genera una deformación en el ámbito del trabajo que tenemos que resolver. Por eso no es bueno repetir un esquema de suma fija. Si hay determinada limitación en el reparto de una masa salarial, esa distribución tiene surgir un debate entre las partes, libremente. Todos sentimos preocupación en una economía que está muy sumergida, muy golpeada. No hay inversión genuina y todavía esta muy distante un crecimiento sostenible de la economía. De cualquier manera, no se puede congelar la vida del que trabaja hasta que haya una realidad positiva en el país.

-El avance del coronavirus causará más trastornos en la economía. ¿Los obligará a ustedes a ser más moderados cuando concreten los reclamos salariales? ¿Qué aporte concreto harán los sindicatos y la CGT ante esta grave crisis que estamos atravesando?

-Frente a una economía muy delicada en el país, con una situación social compleja, esta pandemia va a traer mayores problemas. Probablemente se acentúe o se prolongue la recesión y haya problemas en otras actividades que van a ser afectadas, y al involucrar una actividad empresarial también tocará a los trabajadores. Hay una situación que recién comienza y deberemos definir nuestra posición luego de analizar profundamente la etapa que se abre, pero, por supuesto, haremos un aporte positivo.

"No se puede congelar la vida del que trabaja hasta que haya una realidad positiva en el país", afirmó Rodríguez

-Su colega de la CGT José Luis Lingeri reveló a Infobae que ofrecerán los hoteles sindicales para alojar a quienes tengan que cumplir con la cuarentena y no presenten un cuadro de gravedad.

-Sí, incluso estamos evaluando poner a disposición de las autoridades nacionales todo el andamiaje de las obras sociales para colaborar si esto se extiende demasiado o afecta a mucha gente. Se puede enfocar la contención de esta enfermedad, pero están faltando medios y una infraestructura adecuada cuando la cantidad de enfermos es muy grande. También en esto vamos a poner el hombro.

-Ya que menciona el tema, entre los problemas que la CGT no pudo solucionar aún figura la situación crítica de las obras sociales. Ustedes se quejan de que están desfinanciadas y de que no pudieron conseguir que el Gobierno les pague la deuda de 15.000 millones de pesos en concepto de reintegros no pagados por tratamientos de alta complejidad.

-Hay retenido un dinero que es histórico y que se ha ido incrementando, aunque se ha liberado algo de plata en tramos. Pero vemos una lentitud en la solución de estas cuestiones porque muchos sindicatos me han comentado que están cubriendo el déficit de la obra social con la cuota sindical. De alguna forma hay que subsanarlo. Y cuando hay recursos retenidos hay que decidir inmediatamente una acción ejecutiva para que esto pueda solucionarse. Después hay otros problemas que tienen que ver con el aporte de los monotributistas o de la gente que se jubila, y también recaen sobre las obras sociales muchas prestaciones onerosas como los tratamientos de alta complejidad, drogas muy caras que no pueden pagar las obras sociales. No digo que no se les dé cobertura, sino ver cómo se distribuyen los costos de esas prestaciones para que no impacten negativamente en la obra social.

-¿Qué postura llevará la CGT al Consejo Económico y Social que anunció Alberto Fernández?

-Primero tendríamos que conocer el contenido de ese Consejo. Hasta ahora lo hemos visto enunciado en varias oportunidades, pero todavía no nos han convocado para debatir la letra chica de ese Consejo y así poder dar una opinión sobre el proyecto que se está elaborando en el Poder Ejecutivo.

-Pero el Presidente, al anunciarlo en el discurso con el inauguró las sesiones ordinarias, dijo que el Consejo no abordará temas como precios, salarios ni paritarias. ¿Qué tratará entonces?

-De cualquier manera, si estamos hablando del Consejo Económico y Social, directa o indirectamente tocará la cuestión de precios y salarios, aunque por supuesto no debe agotarse en eso. Hay temas que deben ir generando debates institucionalizados, como la capacitación y la formación laboral. Y otra cuestión es cómo vamos a incorporar en serio al mundo del trabajo a muchos compatriotas que no tienen empleo sin seguir una política de subsidios porque eso no logra estructuralmente lo importante, que es la recuperación de la gente en todo sentido.

-¿Qué piensa de la incorporación al Consejo Económico y Social de sectores académicos y de los movimientos sociales, como proyectaría el Gobierno?

-Nosotros no tenemos problemas con nadie, pero tenemos que enfocar claramente los fines y los fundamentos de un Consejo Económico y Social para ver quiénes participan. Si hacemos una asamblea multitudinaria sirve para la foto, pero no para la ejecutividad y la eficiencia institucional. Lo importante es que el Consejo que se va a crear pueda debatir a fondo la posibilidad de encontrar soluciones efectivas a muchos problemas que aquejan a muchos sectores de la población.

-En agosto se renuevan las autoridades de la CGT y siempre se presenta el mismo dilema: quién la va a conducir y con qué esquema de conducción (un único secretario general, dos, tres o cuatro cotitulares), pero nunca se discute el papel de la central obrera en un momento como éste. ¿Qué tipo de CGT imagina usted que surgirá del congreso que hará dentro de cinco meses?

-La CGT siempre fue un cuerpo colegiado y está compuesto por gremios con dirigentes que, por su peso especifico, han determinado un secretariado que es el que conduce las problemáticas del movimiento obrero. Por eso la CGT ha adoptado en innumerables ocasiones diferentes formas, con un solo secretario, con más de uno, con mesas chicas. También es cierto que eso va de la mano del liderazgo de algún dirigente que pueda ser el referente absoluto de la vida sindical, como históricamente fue (José Ignacio) Rucci en épocas de Perón o luego (Saúl) Ubaldini. Ahora, cuando uno no tiene ese liderazgo, como ahora, el marco en el que debe moverse el movimiento obrero indudablemente es dificultoso. También hay que ver qué forma nos damos para que la conducción que se elija sea la más representativa y equilibrada dentro de las realidades que conforman la CGT. Eso se va a resolver más cerca de agosto, pero hay que ir pensándolo.

El líder de UPCN criticó la "lentitud" del Gobierno en resolver los problemas de las obras sociales

-No me dijo qué perfil debería tener la nueva CGT. ¿Autonóma del Gobierno o subordinada? ¿Abierta a los nuevos desafíos del mundo laboral o abroquelada en su rol más tradicional?

-La CGT tiene como misión conducir a la clase trabajadora y debe exponer las distintas problemáticas privilegiando el diálogo y la negociación. Cuando esto no trae soluciones, tiene derechos constitucionales como la huelga o la movilización, pero la generación de ideas es una constante dentro del movimiento obrero para hacer frente a desafíos en donde hay un sistema de trabajo cada vez más cambiante y en el que la tecnología avanza a pasos agigantados. La producción que se daba hace 30 años no es la misma que la actual. Se deben ir generando cambios desde la CGT y el movimiento sindical debe proponer caminos adecuados para hacer frente a estos desafíos.

-El Gobierno está priorizando la renegociación de la deuda con el FMI y en ese camino no está claro si hay un plan económico. Alberto Fernández dijo que lo tiene, pero que no lo muestra. ¿Existe ese plan económico? Y si existe, ¿ustedes coinciden con sus lineamientos?

-No somos parte del Poder Ejecutivo y no conocemos si existe o no. Debería existir. Hasta ahora no lo hemos visto enunciado, pero me imagino que el Gobierno estará analizando proyecciones de la economía y que no tienen que ver directamente con la deuda. Es obvio que la situación de un plan económico cambia si renegociamos la deuda o si vamos a un default. El Gobierno debería tener un plan preparado para una situación o para otra. Es una responsabilidad propia del Poder Ejecutivo.

Alberto Fernández, en la visita que hizo a la CGT en noviembre de 2019

-El problema adicional es que hay muchas urgencias y si el plan económico que se aplique tras la renegociación de la deuda no tiene resultados positivos en corto tiempo, se puede complicar porque el año que viene hay elecciones legislativas y la lógica electoral puede interferir.

-No tenemos que tener siempre la meta de la táctica electoralista. Si no, no salimos más. Tiene que haber decisiones y medidas que vayan apuntalando lo social mientras la economía va generando, con inversiones, un crecimiento que brinde salidas concretas. Sabemos que es lento, que no se hace de golpe. Si la sociedad vislumbra que ese camino, aunque sea duro, va dando resultados, lógicamente avalará la política del Gobierno. Hay que tener cuidado porque la sociedad siempre da un plazo lógico para que pueda haber una salida. Si no, y hay cuestiones que no se comparten, la gente da la espalda.

-¿El sindicalismo también reaccionará con la misma lógica? ¿Habrá cortocircuitos con este gobierno peronista si termina eligiendo un camino que no da resultados positivos?

-Esperemos que no, pero indudablemente puede suceder. Representamos a los trabajadores y si la gente nos exige que tomemos cartas en el asunto para ver qué soluciones efectivas encontramos a la problemática del salario y del trabajo, tendremos que cumplir con esa premisa. Vamos a intentar hacerlo, como siempre, a través de la negociación. Muchas veces nos vimos obligados a confrontar porque no estaban las soluciones adecuadas para determinadas coyunturas. Esperemos que no existan esa realidades adversas y que transitemos un clima de paz. No es sano que haya divisiones, grietas y situaciones de alejamiento entre compatriotas. Tiene que haber un criterio de unidad nacional.

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