“Alberto se puso al frente de la situación", resaltaba un ministro ante este medio minutos después de reunirse con el Presidente, de firmar el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que se publicó a las 22.30 en el Boletín Oficial y de mostrar algo de preocupación por la parálisis que el coronavirus le propina en estos días de forma indefectible a la gestión oficial: “Esto va para largo”.
Desde el martes, Alberto Fernández reservó exclusivamente su agenda al análisis a tiempo completo del brote que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró ese mismo día como pandemia y que este jueves ya tenía confirmados 31 casos en el país. Este viernes, el jefe de Estado volverá a encabezar, a media mañana, el comité interdisciplinario con expertos y buena parte de sus ministros para evaluar el estado de situación.
En la tarde de este jueves, mientras Sergio Massa, Máximo Kirchner, Martín Guzmán y Eduardo “Wado” de Pedro conversaban sobre el impacto en la economía doméstica, el jefe de Estado terminaba de definir y ponerle la firma al decreto que declara la emergencia sanitaria por un año, que establece la cuarentena obligatoria para las personas provenientes de los países de riesgo o con síntomas potenciales de la enfermedad y que suspende por treinta días los vuelos provenientes de Estados Unidos, China y Europa. Desde el mediodía del miércoles había habido un intenso debate por la constitucionalidad de la medida y la instrumentación.
Vilma Ibarra, que fatigó las escaleras que comunican la planta baja con el despacho presidencial, en el primer piso de la Casa de Gobierno, tenía dudas. En especial porque casi no había tenido tiempo de hablar del tema con el Presidente una vez que éste confirmada por radio, ese mismo mediodía, que habría una normativa oficial para apuntalar la cuarentena obligatoria.
Fernández decidió entonces ponerse al frente de la situación. Pidió un reporte constante de la evolución de casos y terminó de definir, cuando el DNU ya estaba listo para publicar, que era el momento de dar un mensaje en cadena nacional. El primero, sin contar la asunción y la inauguración de las sesiones ordinarias del Parlamento, desde que se hizo cargo de la Presidencia. Setenta y dos horas antes, el ministro Ginés González García se había mostrado sorprendido por el avance del brote: “No creía que iba a llegar tan rápido”. Después de eso, el mandatario decidió intervenirle la comunicación ministerial. Que hizo agua por todos lados.
La cadena nacional, rodeada de un enorme hermetismo y con un llamativo retraso -se había pautado en principio para las 19, fue pasadas las 21- empezó a tomar más forma entre los colaboradores del Presidente este jueves. Veinticuatro horas antes, ante la consulta de este medio, había sido desechada. El mensaje de Donald Trump del miércoles por la noche, con el anuncio de suspensión de los vuelos provenientes de Europa y de los países afectados a ese país -hasta ese momento había minimizado el virus-, y la creciente preocupación interna obligó al jefe de Estado a utilizar ese formato. Un rato antes de que hablara el presidente de los Estados Unidos, Fernández había dado una improvisada entrevista a un canal de cable.
El mandatario grabó la cadena un rato antes de su difusión, en el despacho presidencia. Escribió el mensaje con aportes y supervisión de su jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello; el de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz; los ministros González García y “Wado” de Pedro; el asesor Juan Manuel Olmos, y Juan Pablo Biondi, el secretario de Medios. También Alejandro Grimson. Su secretaria, María Cantero, estuvo presente al momento de la grabación, solo interrumpida por un desperfecto en el audio.
Carla Vizzotti, virtual viceministra de Salud, iba y venía en el despacho del jefe de ministros junto a otros colaboradores.
Por la tarde, después de firmar el DNU, el Presidente se reunió con los gobernadores de Tucumán, Chaco y Santiago del Estero. Y habló con al menos media docena más de ellos para coordinar acciones. También tuvo un intercambio telefónico con Gerardo Morales, que al mediodía sorprendió con la suspensión de clases en Jujuy por dos semanas, una iniciativa que no cayó bien en la Casa Rosada, 24 horas antes del encuentro que el ministro Nicolás Trotta tendrá este viernes con sus colegas provinciales. El Gobierno no pretende, por ahora, imitar la decisión jujeña. Pero no lo descartan a futuro.
El fin de semana está previsto un encuentro similar pero entre González García y los ministros de Salud.
El avance del coronavirus, que este jueves sumó 10 nuevos casos -pasó de 21 a 31 infectados-, introdujo al Gobierno en una dinámica que trastocó la agenda de la gestión. Desde detalles, como el aislamiento preventivo de funcionarios que volvieron de los países más afectados -hasta anoche eran unos 17 de Cancillería, dos del Ministerio de Seguridad y tres de Desarrollo Productivo, que a pesar de haber viajado a Canadá, no incluido en el listado, decidieron preservarse- y la suspensión de actos, hasta el freno momentáneo del envío de proyectos al Congreso. Entre ellos la Reforma Judicial, el anunciado recorte de la coparticipación porteña y el aborto, que anoche se preveía que recién se empezaría a analizar su pase al Parlamento para la semana próxima, a contramano de lo que había confirmado el Presidente en la noche de este mismo miércoles.
El dinamismo de la pandemia tiene en vilo al Presidente y su gobierno. La agenda en torno a la renegociación de la deuda, tal como estaba prevista, dejó de ser el único centro de atención de la gestión. Y de estar en el tope de las prioridades. A la lentitud en un buen número de áreas, atada en parte a esa reestructuración, se sumó ahora este inesperado brote. “A cada ministerio que corresponde le asigné una misión”, aseguró el jefe de Estado en su mensaje oficial en el que pidió, con mesura, “un país unido”, y habló de un “Estado presente”.
El miércoles, un día después del comité de crisis interministerial convocado por Fernández, Guzmán analizó los coletazos en la economía, nacional y de las provincias, con el gabinete económico, un encuentro encabezado por Cafiero en Casa Rosada.
El ministro de Economía contó las charlas que tuvo sobre el tema con sus pares de otros países. Este jueves volvió a hacer lo propio. Guzmán dejó la Casa Rosada pasadas las 4 de la tarde. El ministro de Salud mucho más tarde. El jefe de Estado lo hizo bien entrada la noche: casi a las 21.30, un instante después de la cadena nacional, de seis minutos de duración, y después de verla en dos oportunidades.
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