El edificio Anexo de la Cámara de Diputados de la Nación huele a desinfectante aunque hay menos movimiento de lo habitual. En el Senado se mezcló el olor a lavandina con aromas frutales y cera de piso. Pero además se adoptaron otras medidas como prevención ante el coronavirus, como restringir el ingreso de asesores, jefes de prensa y periodistas a los palcos y al hemiciclo en el que se desarrolla la que será la última sesión del mes. Las autoridades del cuerpo anunciaron que la semana próxima a las reuniones de comisión sólo podrán ingresar los senadores tal como ocurrió esta mañana con la Bicameral de la Deuda Externa. También se suspendieron todos los eventos públicos. Cinco senadores estuvieron ausentes: Adolfo Rodríguez Saá por estar operado del corazón decidió regresar a su provincia y hacer cuarentena; Roberto Basualdo tomó la misma decisión tras viajar a Estados Unidos; Carlos Menem (89 años) se quedó en su domicilio en línea con las recomendaciones del Ministerio de Salud y tampoco estuvieron presentes la rionegrina Silvina Larraburu ni la cordobesa Laura Rodríguez Machado.
En el inicio de la sesión de este jueves, se dio ingreso formal al pliego del juez Daniel Rafecas quien fue propuesto por el presidente Alberto Fernández como procurador general. El análisis de sus antecedentes se pasó a la Comisión de Acuerdos que preside la kirchnerista Anabel Fernández Sagasti.
Hubo intención de muchos senadores de hacer una sesión breve. Sin embargo oficialismo y oposición se enredaron en cuestiones de privilegio planteadas primero por el entrerriano Alfredo de Angeli y el jujeño Mario Fiad sobre el proyecto del peronista Guillermo Snopek para investigar el accionar judicial y eventualmente intervenir ese poder. Fiad dijo que como no es miembro de la comisión que trató la cuestión no se le dio la palabra y Oscar Parrilli se defendió de las acusaciones del gobernador Gerardo Morales quien lo señaló, también a Cristina Fernández, como impulsor de la medida. Terció además Anabel Fernández Sagasti, habitual voz del bloque, que apoyó a la presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales, la santafesina María de los Ángeles Sacnun.
Una hora después de iniciada la sesión seguían con esas cuestiones. La vicepresidenta Cristina Kirchner se impacientó y retó varias veces a los senadores, a unos porque conversaban entre ellos en las bancas y en general por la lectura en las cuestiones de privilegio. “No corresponde la lectura en las cuestiones de privilegio, voy a aplicar el reglamento”, amenazó. Le respondió el jefe del interbloque de Cambiemos quien dijo que cuando había que citar artículos periodísticos eso se podía hacer. “No abuse de la inteligencia de sus colegas y de la mía propia, todos sabemos de qué hablo”, retrucó fastidiada.
Tras un homenaje a Raúl Alfonsín en el que hubiera sido el día de su cumpleaños y por lo que hoy se conmemora el día del militante radical, pidió la palabra la senadora jujueña Silvia Giaccoppo, que había argumentado el martes en contra del proyecto de intervención del Poder Judicial de Jujuy.
Entonces Fernández de Kirchner se enojó, le dijo que no era una cuestión de privilegio sino una respuesta a Fernández Sagasti lo que no está permitido por reglamento. Giaccoppo insistió en sentirse aludida y la vicepresidenta alzó la voz para remarcarle que eso deberá discutirse en comisión. Entonces pidió que se cortara el audio a los senadores para recordar que fue senadora y que se adaptó en el pasado al reglamento y que lo aplicaría hoy. “Va a ser interminable porque si no va a responderle la senadora Sagasti o la senadora Sacnun, pasa a comisión”, rebatió a Giaccoppo a quien no le dio más la palabra mientras protestaba otra vez el senador formoseño Naidenoff.
Cuando finalmente se inició el debate de la reforma jubilatoria, la vicepresidenta cedió su lugar a la presidenta provisional, la santiagueña Claudia Ledesma Abdala, y regresó cuando la lista de oradores (16 en total incluidos los cierres de los presidentes de bloques) iba por la mitad.
El tono de los discursos marca las diferencias. Daniel Lovera y Mariano Recalde, entre otros, sostuvieron que el Gobierno busca equilibrar las jubilaciones en el contexto de políticas que buscan “ayudar a los que menos tienen y se les pide sacrificios a los que más tienen”.
El ex ministro de Economía, Martín Lousteau, fue el miembro informante de la oposición. Como otros de sus colegas de bancada anticipó su voto negativo y justificó la presentación de un dictamen de minoría que propone cambios en otros regímenes especiales. El radical porteño consideró que la iniciativa "no elimina los regímenes especiales, sino que sólo disminuye el nivel de subsidio que reciben el Poder Judicial y el Servicio Exterior pero sigue siendo mayor que el general”. Y la jujeña Silvia Giacoppo apuntó que “es puramente discursivo, el núcleo es otro, colonizar la Justicia, hoy renunciaron 26 jueces”.
A pesar de las críticas, el oficialismo tiene los votos para aprobar la ley sin modificaciones, lo que evitaría que volviera a la cámara de origen, la de Diputados de la Nación.