(Desde San Pablo, Brasil) Sergio Massa no se tomó descanso en su visita a Brasil, a donde viajó invitado por su colega, el titular de la Cámara de Diputados brasileña Rodrigo Maia. Después de maratónicas reuniones en el Distrito Federal, continuó rumbo a Río de Janeiro. En la capital carioca se reunió con el titular del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), Gustavo Montezano. A esa cita lo acompañaron José Ignacio de Mendiguren y Miguel Peirano. Massa le dijo a Infobae que habían tratado esencialmente cómo restituir las líneas de financiación al comercio bilateral por medio de créditos al comprador, que en su momento habían sido implementados por tanto por el BNDES como por el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), entidad que hoy comanda De Mendiguren y de la cual Peirano es director.
La reactivación de estas líneas ejercería un efecto dinamizador en el alicaído intercambio comercial entre los dos países. Al salir de esa entrevista, Massa estuvo con el gobernador de Río, Wilson Witzel, a pedido del propio mandatario fluminense. En los tiempos libres que le quedaron al jefe de Diputados, pudo conversar con Infobae sobre las múltiples reuniones que protagonizó durante dos días. Massa se mostró agradecido por “la recepción que nos proporcionó el presidente Jair Bolsonaro, con todo lo que esto significa en cuanto a valorar el papel no sólo el parlamento de Argentina sino el Congreso de Brasil”. Vale recordar que estuvo junto con Rodrigo Maia y Davi Alcolumbre, jefe del Senado brasileño, durante su conversación en el Palacio del Planalto.
—¿Qué predisposición del gobierno brasileño observó en su charla con Bolsonaro y cuál fue su mensaje?
—Mi mensaje fue claro: Argentina y Brasil tienen, inexorablemente, un destino común, ya sea por los recursos naturales, las complementariedades económicas, por las obligaciones de la logística y por la responsabilidad en la lucha por el progreso de la región y de América Latina. Mencioné, también, la enorme responsabilidad que tenemos los parlamentos, desde su pluralidad política y diversidad, en contribuir al diseño de políticas de Estado como las que los ex presidentes José Sarney y Raúl Alfonsín soñaron cuando dieron el paso a la creación del Mercosur. Y hoy, dos días después del inicio de nuestras actividades legislativas, estamos aquí porque dimos prioridad a Brasil en nuestro primer viaje internacional. Creemos en el abrazo entre los dos países.
—¿En su visita se habló de las rispideces entre el Congreso y el presidente brasileño?
—Nosotros, como argentinos, no podemos opinar de la política interna en Brasil. Pero sí decimos de nuestra convicción respecto de la democracia y la división de los Poderes, del rol de los parlamentos y de la justicia.
—¿Usted ve algún riesgo para las democracias latinoamericanas?
—Nuestras democracias tienen dos demandas que parten del fenómeno de las comunicaciones. Una demanda de expectativas: cambió la velocidad y el tiempo en el cual el ciudadano espera la satisfacción como respuestas a sus necesidades, a la mejora de la calidad de vida. Este es el primer fenómeno. El segundo son las fake news, que cruzan la representatividad y el poder de nuestras democracias desde fuertes intereses económicos y baja representatividad política. Tiene la carga de la inmediatez. Es preciso consolidar nuestra democracia.
—¿En el encuentro con Bolsonaro se habló de alguna fecha concreta para una cita entre los presidentes?
—El presidente Bolsonaro manifestó de manera contundente su interés en consolidar la región y llevar adelante un trabajo coordinado entre los dos países para potenciar nuestras economías. Quedó claro que cada vez adquiere más importancia la consolidación del vínculo entre Brasil y Argentina, en un mundo que no crece y enfrenta dificultades coyunturales como es el caso del coronavirus. Y Bolsonaro expresó su interés en una reunión bilateral con ambos equipos ministeriales.
—¿Cómo ve el futuro del acuerdo con la Unión Europea? ¿El congreso argentino lo va a aprobar?
—Tenemos que recorrer dos caminos en Argentina para la aprobación del tratado. Primero, el camino del diálogo con el sector privado. Nos enfrentamos a un mundo globalizado en el cual las asimetrías en derechos y protección de nuestras sociedades funcionan como subsidios encubiertos a la hora de definir los costos en las actividades productivas de los bloques. Es clave imponernos como bloque que las asimetrías las debemos trabajar en forma conjunta para que tampoco signifiquen un desequilibrio entre Argentina y Brasil. Tenemos que pensar la relación Unión Europea-Mercosur sabiendo que vamos a poder vender el trabajo argentino y brasileño en Europa. Que vamos a poder vender nuestros alimentos, nuestros productos agrícolas. Juntos, diseñando el intercambio comercial en cada una de las actividades, de cuales son nuestras complementariedades, de generar prosperidad, tenemos que encarar el desafío de recorrer de vender nuestro trabajo en condiciones competitivas.
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