El abrazo que Martín Redrado, ex presidente del Banco Central que renunció tras enfrentarse con Cristina Kirchner, se dio con Andrés “el Cuervo” Larroque en el salón Regence del Alvear Palace no pasó inadvertido. Hubo incluso sonrisas entre ambos al estrechar sus manos, sin esquivar ninguna otra mano extendida por empresarios de todos los sectores. Para el diputado de La Cámpora no es un ámbito tan natural como lo es para el economista, pero se mostró distendido al conversar con el presidente de la Bolsa de Comercio, Adelmo Gabbi, y con diplomáticos como Mark Kent del Reino Unido. “Todos quieren colaborar”, respondió ante la consulta de Infobae sobre las breves charlas que mantuvo el dirigente más cercano a Máximo Kirchner.
En el almuerzo organizado por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICyP) que preside Daniel Funes de Rioja fue evidente que terminó el tiempo de los aplausos de los amigos. También el de los fanatismos. Y el de la confrontación ideológica, más allá del reclamo presidencial respecto a la suba de precios y la baja producción de alimentos. Alberto Fernández no dijo todo lo que esperaban escuchar los empresarios pero dio señales de acercamiento y distensión, no se hizo el distraído con las diferencias y repitió el pedido para que no se remarquen precios y la convocatoria a cada sector para que hagan esfuerzos.
Lo presentó Funes, que preside el CICyP y la COPAL (Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios). “Creemos en el diálogo”, arrancó mientras el Presidente asentía. Luego mostró la voluntad de encontrar un entendimiento con los sectores empresariales y calificó como “un honor” ofrecer la tribuna de CICyP para escuchar al Presidente de la Nación. Cometió una infidencia y contó que hoy cumple años el titular de la Unión Industrial Argentina, Miguel Acevedo, que fue saludado dos veces por Alberto Fernández (“feliz cumpleaños, Miguel querido”, celebró frente al micrófono) y que luego recibió decenas de abrazos mientras buscaba saber “quién me mandó al frente”. “Debe haber sido él”, culpó en broma a Gabbi mientras lo señalaba de lejos.
No hubo grandes demostraciones afectivas pero al jefe de Estado le costó sentarse a comer aunque luego dio cuenta de la crème brulée de zapallos asados y crocante de parmesano y el lomo de ternera grillado con rissoto de cebata y ecrase de papines andinos. Los petit fours y el café quedaron sin probar sobre su mesa aunque alcanzó a mojarse los labios cuando antes de retirarse brindó con champagne por “una Argentina de pie y para todos”. Esquivó el chardonnay y el merlot de la bodega neuquina de Eurnekian y calmó la sed y el calor con gaseosa de pomelo.
Lo aplaudieron al llegar, cuando pidió trabajar contra el hambre, y al terminar cuando señaló que tras asumir el Gobierno “frenamos el colectivo al borde del precipicio” y prometió ayudar a levantar el país “otra vez”. Hubo risas discretas cuando bromeó sobre su dejà vu: “Cada vez que estoy en el Gobierno estamos en default. Pero para que el dejà vu sea perfecto vamos a salir de la deuda”, prometió a su auditorio, que escuchó con profundo silencio y sin hacer gestos ni comentarios otra promesa: “Sólo voy a firmar algo que podamos cumplir”.
Hubo 150 empresarios que no pudieron reservar un lugar. No hubo faltazos ni sillas vacías que se vendieron a $8.000 y $10.000 entre los socios y $12.000 y $15.000 para no socios según la distancia con la mesa principal donde se ubicó Alberto Fernández en su primera visita. Martín Cabrales, tesorero de la institución, celebró la asistencia y el discurso.
Entre los primeros en llegar estuvieron el canciller Felipe Solá y el ministro de la Producción Matías Kulfas. Luego se sumaron Claudio Moroni, de Trabajo, a quien le tocó una mesa con la Cámara Argentina de la Construcción donde no hubo sobresaltos para él porque ya tuvo varias reuniones con el sector. No estaba previsto que participara el ministro de Economía, Martín Guzmán, a quien le hubieran hecho decenas de preguntas porque la mayoría de los empresarios manifestó que, como en el discurso ante la Asamblea Legislativa, les falta información sobre medidas concretas. Y sí llegaron con el Presidente el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Béliz, a quienes precedieron el de Salud, Ginés González García, la de Justicia, Marcela Losardo; el secretario de Comunicación, Juan Pablo Biondi; el secretario general de la Presidencia, Julio Vitovello; el jefe de asesores Juan Manuel Olmos y algunos diputados y senadores como Eduardo Valdés, Darío Martínez, Luis Luenzo y Anabel Fernández Sagasti.
Mientras esperaban la llegada del Presidente, Solá calmó ánimos. Todos repitieron el mismo discurso: pedir que no suban los precios bajo la promesa de que el Estado juega fuerte para ayudar a los sectores productivos con tarifas y servicios congelados por el momento. “Las tasas bajo 30% son humanas, antes tratábamos de sobrevivir; yo estoy más con el sector productivo que con el especulativo”, le decía en la previa un empresario a Infobae mientras se acercaba a saludarlo Carlos Cecchi, odontólogo de Cristina Fernández y del actual Presidente.
En la puerta habían esperado al jefe de Estado el anfitrión Funes de Rioja, Bettina Bulgheroni, Miguel Acevedo (UIA); Eduardo Eurnekian (Cámara Argentina de Comercio), Adelmo Gabbi y Julio Crivelli (Cámara Argentina de la Construcción).
A las 13:12 el grupo pasó al VIP en el Regence y luego se ubicaron en la mesa principal donde secundaron al Presidente Funes y Alejandro Bulgheroni (Pan American Energy). Hacia la izquierda se sentaron Acevedo y Cabrales y hacia la derecha, Cafiero, Jorge Di Fiori de la Cámara de Comercio (charló durante todo el almuerzo con el jefe de Gabinete) y Juan Carlos López Mena, dueño de Buquebus, aunque en otra mesa estuvieron los dueños de su competidora, Colonia Express, los hermanos Sebastián y Roberto Planas. Frente a Fernández se ubicó la única mujer de la mesa: Bettina Bulgheroni (Pan American Energy), además de Gabbi, Eurnekian (Aeropuertos Argentina 2000), Darío Werthein (Experta) y Jorge Neuss (Neuss Capital) hacia un lado y hacia el otro Crivelli, Béliz, Daniel Pelegrina y Javier Bolzico, presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina (ADEBA).
Pelegrina no sólo estuvo en la mesa, también esperó a Fernández en la entrada del salón pero se sorprendió cuando el Presidente definió como un acuerdo las charlas mantenidas en la víspera entre el Gobierno y el campo por la suba de retenciones. Se quedó un rato aclarando: “Fue generoso en las palabras pero no en los bolsillos. Nosotros no acordamos nada, no negociamos, fuimos a escuchar una propuesta y pedimos la baja de retenciones”, agregó, y destacó que hubo sugerencias para “que no cometan más errores” como, puso de ejemplo, con el arroz.
A Juan Ignacio Napoli, presidente del Banco de Valores, lo dejaron tranquilo las palabras del Presidente. “No veo posibilidades de default, habló de combatir el hambre, la deuda, no se hizo el distraído, habló sobre los precios congelados y las tarifas, pidió apoyo y fue pacífico y sobre la deuda mostró voluntad de arreglo”, le dijo a Infobae.
El tono fue lo más elogiado. “Tiene buenas intenciones”, reflexionó el empresario automotriz Cristiano Ratazzi, quien sin embargo se mostró escéptico. “Para una salida exitosa hay que abrirse al mundo, me parece que nos estamos encerrando, para generar trabajo de calidad hay que fomentar las industrias exportadoras”.
“Como fiesta de cumpleaños fue espectacular”, se rió Miguel Acevedo cuando ya casi todos los funcionarios se habían retirado detrás del mandatario. “Es razonable en lo que está diciendo y pidiendo. La inflación estamos viendo que va a tender a la baja, no lo siento como un reto. Hay una marca de él que es tranquilo para decir las cosas más duras”. Y sobre el pedido de apoyo a la COPAL, la industria y el campo afirmó que “el apoyo está, nadie quiere que le vaya mal, las empresas necesitan recuperar consumo, la inflación carcome salarios de los trabajadores y también afecta a las empresas, no es mayor ganancia. Estamos ”perdiendo todos, no es de un sector, ojalá el Presidente logre lo que está proponiendo y que no haya grieta", se esperanzó tras elogiar el clima del almuerzo.
Entre los muchos empresarios y directivos de bancos, estuvo Guillermo Dietrich. “Como miembro de CICyP la reunión fue estupenda, es una alegría y un ejemplo ver acá a la ministra de Justicia Losardo”, contó, y también habló a título personal. “Me encantó, estoy de acuerdo con que el sector privado y la industria hagan un esfuerzo, y el campo, para solucionar el problema de la Argentina”, consideró. “Willy” (padre del ex ministro Guillermo Dietrich) apuntó que al Presidente le faltó mencionar el sector de comercio y servicio que representa el 65% del personal registrado y 68% del PBI. “Estamos todos para apoyar, ante todo tenemos la República Argentina y hay que salir adelante”, coincidió con Alberto Fernández el empresario que es vicepresidente de la Cámara de Comercio, quien además pidió menos impuestos para tener más recaudación.
Cabrales, el empresario del café, también respondió que le gustó mucho lo que oyó, especialmente que se busque impulsar el consumo. “Necesitamos una sociedad donde todos ganemos”, pidió mientras sugería tomar cuatro tazas de café por día.
Dietrich no fue el único que señaló lo no dicho. A varios de los presentes les hubiera gustado oír más precisiones sobre medidas futuras pero, admitieron, “si no lo dijo el domingo ante el Congreso tampoco lo iba a decir acá”.
FOTOS: Adrián Escandar - Presidencia de la Nación