Por primera vez en su vida política, Alberto Fernández abrirá las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. Estaba previsto que la Asamblea Legislativa arrancase a las 10.30 en el recinto de la Cámara de Diputados, pero se demoró y finalmente dará inicio después de las 11. El PJ, distintas agrupaciones, y los partidos que integran el Frente de Todos convocaron a una movilización bajo el lema “Todos con Alberto”, otra demostración de la recuperación de la calle del peronismo. También se movilizaron las centrales obreras, la CGT, la CTA Autónoma y la CTA de los Trabajadores. Desde temprano, los militantes comenzaron a congregarse frente al Parlamento.
Hasta el viernes, última sesión de extraordinarias en el Senado, el Congreso se movió acotado por el corset de los temas que envió el Presidente y que consideró necesarios para la urgencia. En el Congreso de la Nación esperan el discurso de Alberto Fernández que abrirá el 138 período de las sesiones ordinarias con la expectativa de conocer el perfil que quiere para el Parlamento, su plan de gobierno y el margen que los legisladores propios tendrán para avanzar en otros temas. Incluso el tono que le imprima marcará el rumbo de la gestión y hasta el vínculo con la oposición empañado el jueves en la sesión de Diputado donde se trató la reforma jubilatoria de jueces. Así como fue contundente el acompañamiento para la renegociación de la deuda que en Diputados sólo tuvo dos votos en contra y una abstención y en el Senado salió por unanimidad, fue fundacional de un nuevo tiempo la decisión de Juntos por el Cambio de retirarse del recinto y denunciar el atropello del oficialismo por la presencia de Daniel Scioli que no renunció aún para asumir como embajador y ayudó a lograr el quórum. Repitieron frente a cada micrófono disponible que se había pasado de los buenos modales a “lo peor del kirchnerismo”. El Presidente ya respondió el viernes en declaraciones periodísticas en las que cuestionó a la Corte y a la oposición. Pero hoy lo hará en un marco institucional acorde a su investidura.
Con sus dichos y gestos Fernández responderá a esa expectativa: ¿volvieron mejores o no? Hábil con la palabra pero ya descontando tiempo a la “luna de miel” de la que goza cada nuevo Presidente, seguramente mostrará en su discurso que él puede ser tan conciliador y abierto al diálogo como firme en exceso, esas dos caras que se le atribuyen por su capacidad de diálogo pero también por algunos enojos y decisiones políticas.
El discurso de este domingo será el segundo que pronuncie ante la Asamblea Legislativa (el primero fue el día de su asunción). Y como siempre, fue escrito de puño y letra por el Presidente. En ese texto trabajó a solas durante el sábado. En los días previos conversó algunos temas con su equipo y mandó a pedir información a los ministerios. El viernes charló sobre los ejes del discurso con su jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y también con Gustavo Béliz y Alejandro Grimson, el politólogo que junto a Dora Barrancos, Cecilia Nicolini y Ricardo Forster integran su equipo de asesores y su secretario general Julio Vitovello.
Marzo es un mes clave en la renegociación de la deuda con acreedores y FMI. Recién después de esas gestiones se terminará de pulir el Presupuesto que el Ejecutivo enviará al Congreso después de mediados de abril. Como lo viene diciendo el Presidente y como se oyó en los discursos pronunciados en el Congreso por legisladores oficialistas, la deuda de la gestión Macri condiciona el futuro de la gestión. Sin embargo Fernández está obligado a equilibrar en sus palabras el peso de la herencia recibida con sus promesas de poner a la Argentina de pie y la convocatoria a la “unidad nacional”.
Quienes conocen los números de cerca aseguran que el panorama es aún peor que el que se describe. Pero el abuso de las críticas a los antecesores es un recurso cada vez menos efectivo. El Presidente dará datos sobre ese punto de partida para justificar decisiones poco populares. Parece difícil que antes de renegociar la deuda dé pistas sobre el futuro Presupuesto que la oposición espera. Pero la pobreza y el hambre, la prioridad que ha señalado en “los que menos tienen”, marcarán el pulso de lo que viene.
La economía ocupará gran parte de su discurso, la reactivación de la obra pública, generador de empleo y motor para el mercado interno, y el anuncio del que se supone será el primer proyecto a enviar estos días al Congreso: la reforma del sistema federal de Justicia en el que trabajan tanto la ministra Marcela Losardo como Béliz.
Entre los temas que profundizan la grieta, las retenciones al agro encabezan la lista. Deberá hacer un esfuerzo para diferenciar la suba a los productores de granos como método recaudatorio de la pelea que mantuvo Cristina Fernández con el campo. En los últimos días hubo reuniones para limar asperezas con el sector. También la coparticipación y la quita a la Ciudad de Buenos Aires es uno de los temas del primer año de gestión.
La interrupción voluntaria del embarazo que diputados y senadores ‘verdes’ esperan con ansias pero que resiste la Iglesia y una mitad de los legisladores identificados con el color celeste y autodenominados “provida” sería uno de los anuncios. En Casa Rosada creen que el nuevo debate tendrá resultado a favor.
Mauricio Macri fue el primer presidente en habilitar la discusión sobre el aborto y sorprendió al anunciarlo en la apertura de las sesiones ordinarias dos años atrás, a contramano de su propia vocación. A la inversa, Fernández siempre estuvo a favor y prepara un proyecto legislativo junto con la secretaria Legal y Técnica Vilma Ibarra con un articulado que posibilite su aprobación.
Aunque el principal problema del país es la economía, el discurso tendrá más focos, tal como ocurrió durante la campaña y en su mensaje tras jurar como presidente. Fernández siempre apuntó a recuperar el desarrollo económico, pero a la vez puso el acento en la educación pública, la salud y nuevos derechos. Seguramente haga referencia a las medidas instrumentadas en sus primeros 70 días de gobierno y en las áreas más sociales de la gestión para compensar las dificultades que atraviesa y la escasez de recursos.
Como es habitual, el Presidente no acotará sus palabras a las leyes que propondrá al Parlamento. El mensaje incluirá anuncios de gestión como la Convocatoria al Consejo Económico y Social, un plan de transparencia para la obra pública, medidas para el área de Vivienda y Desarrollo Social y Salud. En la víspera del inicio de clases seguramente Fernández dedique varias líneas a la reinstaurada paritaria nacional como una de las acciones tendientes a garantizar el inicio de clases.