En el escenario internacional, los gestos diplomáticos pesan más que un tratado o una declaración pública: Jorge Arguello llegó hoy a Washington a las 12 (hora local) para asumir oficialmente como embajador argentino ante la Casa Blanca y tres horas más tarde será recibido por Mike Pompeo, secretario de Estado de los Estados Unidos.
Y para coronar las intenciones de Donald Trump de mantener fluida su relación bilateral con Alberto Fernández, Arguello ingresará antes (a las 14 hora local) al despacho de Michael Kozak, subsecretario para Asuntos del Hemisferio Occidental, que en la nomenclatura de la diplomacia norteamericana significa que está a cargo de toda la agenda de América Latina.
No es habitual que el jefe de la diplomacia de los Estados Unidos reciba a un embajador recién llegado a DC. Pompeo hace el gesto porque Trump apuesta a que Alberto Fernández y la Argentina jueguen un papel importante en la agenda regional. El presidente tiene una mirada peculiar sobre la crisis de Venezuela, un objetivo geopolítico de la Casa Blanca que aún no armoniza con las ideas de Trump para América Latina.
Trump probó con aislar a Nicolás Maduro, asfixiar a la economía venezolana y sostener a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela. Estas movidas regionales fueron acompañadas por el Grupo de Lima, que en épocas de Mauricio Macri era liderado por Argentina, Jair Bolsonaro (Brasil) e Iván Duque (Colombia).
Sin embargo, frente a semejante exhibición de poder regional, nada paso: Maduro sigue en su cargo y el régimen populista continúa impasible. En este contexto, Alberto Fernández propuso sumar a Maduro en la mesa de negociación, desplegar al Grupo de Contacto (respaldado por Alemania y Francia) en lugar del Grupo Lima, y bajar la exposición mediática y política de Guaidó.
El plan alternativo de Alberto Fernández es conocido por la diplomacia americana. El jefe de Estado comentó su posición durante la charla que mantuvo con Elliot Abrams en México, y durante el almuerzo que compartió con Michael Kozak, que llegó a Buenos Aires para la sucesión presidencial.
Abrams -asesor especial de Trump para Venezuela-, y el subsecretario para Asuntos del Hemisferio Occidental adelantaron la propuesta de Alberto Fernández a Pompeo, que trata de bascular la posición de los halcones y las palomas de la Casa Blanca ante Maduro y su régimen populista.
Por eso es clave la reunión que el embajador Arguello mantendrá en pocas horas con el secretario Pompeo.
Arguello agradecerá el respaldo de Trump a la negociación con el Fondo Monetario Internacional, comentará sobre la importancia de profundizar las relaciones bilaterales y explicará la “diplomacia desideologizada” de Alberto Fernández respecto a América Latina.
Esto significa lo siguiente: a diferencia de la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, el actual gobierno peronista quiere ser equidistante y no está plegado a Caracas, La Habana, China y Rusia.
Acorde a los funcionarios del Departamento de Estado consultados en Washington, Pompeo desea despejar dos incógnitas. Si Alberto Fernández gobierna sólo o acompañado “muy de cerca” por CFK, y si el plan presidencial sobre Venezuela puede lograr un aval continental que incluya Chile y Uruguay.
El secretario de Estado ya sabe que la Vía Alberto Fernández para la crisis venezolana es apoyada por México, pero necesita confirmar que esos dos países vinculados a la centro derecha regional se podrían sumar junto al Grupo de Lima, que ahora es encabezado por Brasil y Colombia. Trump quiere la reelección, necesita los votos latinos -en California, Texas y Florida-, y si el plan de Alberto Fernández va en ese sentido, bienvenido sea.
Una hora antes de su encuentro con Pompeo, Arguello ingresará al despacho de Kozak, secretario para Asuntos del Hemisférico Occidental. La reunión de Arguello abordará también la crisis de Venezuela y la relación bilateral, pero además incluirá la próxima votación en la Organización de Estados Americanos.
Trump desea que continúe en el cargo su actual secretario general Luis Almagro. Alberto Fernández considera que su ciclo está concluido y que América Latina debería elegir a otro secretario en la OEA. Almagro tiene muchas posibilidad de obtener la reelección, mientras que las variables que estudio el presidente ya empezaron a perder empuje y posibilidades concretas.
La agenda de Arguello y Kozak incluye la situación del Mercosur, las próximas elecciones en Bolivia y la cooperación mutua para enfrentar el narcotráfico, el contrabando y la trata de personas. Cuando concluya esta reunión bilateral, el embajador argentino será escoltado hasta las oficinas de Pompeo. Será una conversación abierta, sin temario oficial programado. Allí comenzará a evaluarse cuando Alberto Fernández volará hasta DC para encontrarse con Trump en el Salón Oval.
Seguí leyendo: