En Cancillería, de los mil diplomáticos de carrera sólo 357 son mujeres. Y así como las profesionales que ocupan cargos jerárquicos en el gobierno continúan organizándose para reclamar la paridad de género, ahora llegó el turno de las que trabajan al servicio de la política exterior argentina.
Con el objetivo de dejar de ser “invisibilizadas” y enviadas a “embajadas periféricas a los centros del poder”, a diferencia de los hombres que ocupan las más importantes, crearon la Red de Diplomáticas Argentinas y elevaron un petitorio al canciller Felipe Solá.
Además de pedir la igualdad de género en los cargos directivos y jerárquicos, hacen hincapié en cuestiones exclusivamente relativas a la maternidad.
Piden que se compute el período de “excedencia” de la licencia por maternidad en la antigüedad y los ascensos. Ellas aseguran que si una mujer se toma un período excedente de licencia sin goce de sueldo, durante ese tiempo no corre la antigüedad, un factor determinante a la hora de ascender en la carrera.
El petitori,o además, reclama que se garantice la “continuidad de la cobertura médica” durante el lapso de excedencia, que haya un “respeto irrestricto del horario de lactancia” y que haya “consideración de los ciclos lectivos de los hijos menores de edad al momento de decidir fechas de traslados”.
La elección del momento para hacer esa presentación no fue al azar, sino que coincide con la llegada de un nuevo gobierno que decidió crear el Ministerio de la Mujer, Género y Diversidad; y con el restablecimiento -hace un mes- de la Dirección de la Mujer, un área de Cancillería que había sido fusionada con otra dirección hace dos años.
“Son desigualdades estructurales que no va a poder cambiar un solo gobierno, y para empezar a achicar esas brechas se necesitan políticas de Estado y un trabajo transversal con todos los ministerios”, explicó la flamante titular del nuevo Ministerio, Elizabeth Gómez Alcorta, a pocos días de su asunción.
Estas declaraciones fueron en sintonía con lo dicho por el Presidente cuando recibió el bastón de mando en el Congreso, donde hizo una mención especial al movimiento de mujeres y se comprometió a trabajar para reducir las desigualdades de género. “En estos próximos cuatro años haré todos los esfuerzos necesarios para que estén en un primer plano los derechos de las mujeres”, había remarcado.
Según un relevamiento de la Red, solo el 25% de las mujeres tiene el cargo de embajador, a pesar de que son mujeres el 38,4% de los secretarios de tercera categoría -los más bajos de la pirámide-, el 39,3% de los secretarios de segunda y el 47,8% de los secretarios de primera.
De las 92 embajadas argentinas en el exterior, solo nueve de ellas están representadas por mujeres: Guatemala, Irlanda, Kuwait, Noruega, Polonia, República Dominicana, Tailandia, Ucrania y Suecia. Pero habrá dos representaciones más.
Desde la asunción de Alberto Fernández ya fueron propuestas dos mujeres más: en Rusia, Alicia Castro (exembajadora en el Reino Unido) y en la Santa Sede, María Fernanda Silva (quien integra el Servicio Permanente Activo de Cancillería desde el 1° de enero de 1993). El Vaticano ya aceptó su plácet y se convertirá en la primera mujer de la historia en ocupar ese cargo.
Si bien también es histórico que haya más de 350 diplomáticas y hoy la composición de la carrera está compuesta en un 50/50, lo curioso es que ese paridad de género no llegó a los ascensos. Ponen a modo de ejemplo que la estructura en Cancillería es similar a la carrera militar, donde hay varios rangos y a mitad de la carrera se frenan los ascensos. Ellas denuncian que hay una “invisibilización de la mujer en la carrera”.
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