Mauricio Macri piensa que puede volver a la Casa Rosada. Horacio Rodríguez Larreta considera que ya es historia. El ex presidente asume que será líder de la oposición ante Alberto Fernández. El jefe de Gobierno rechazó este plan y se apresta a tomar el poder interno de Juntos por el Cambio. Macri y Rodríguez Larreta guardan las formas, pero ambos saben que la confrontación es inevitable: uno caerá, y el otro intentará derrotar al peronismo en la carrera presidencial 2023.
El ex Presidente tomó unas larguísimas vacaciones en el sur, y anunció que será titular de la fundación de la FIFA. Mientras tanto, Alberto Fernández enviaba una ley de ajuste conocida como Emergencia Económica, cuestionaba “la herencia recibida” y apuntaba hacia Rodríguez Larreta y la coparticipación federal secundaria que recibe el distrito porteño.
Macri se mantuvo en silencio. Y sólo fue a Villa la Angostura para dar una charla adonde relativizó su protagonismo en el manejo de la crisis económica.
Rodríguez Larreta sueña con la Casa Rosada, y tiene respeto personal y político a Macri. Sin embargo, cuando vio al expresidente en Villa la Angostura, comprendió que los tiempos se habían acelerado. El jefe de Gobierno porteño olfatea que Alberto Fernández y el peronismo porteño ya lo transformaron en un blanco móvil. Y que su supervivencia política depende de su capacidad para correr en zigzag y hacer rápidas alianzas de poder.
Macri designó a Fernando de Andreis, su ex secretario general de la Presidencia, como enlace con Rodríguez Larreta. Hace unos días, ambos se encontraron a tomar café. El jefe de Gobierno porteño pensó que el ex secretario llegaba con un mensaje de apoyo del ex presidente: por esos días, Alberto Fernández cuestionaba la coparticipación federal y la cesión de 31 inmuebles que la administración anterior había transferido a la Ciudad.
-Te quiero decir que Mauricio está caliente con vos -sorprendió De Andreis a Rodríguez Larreta cuando se quedaron solos.
-¿Y por qué? -preguntó el jefe de Gobierno.
-No lo defendiste cuando le pegaron al anunciar su nominación como Presidente de la Fundación FIFA.
-Mauricio toma sus decisiones, yo tomo las mías.
De Andreis regresó a las oficinas de Macri en Olivos y comentó la conversación con Rodríguez Larreta. El ex Presidente sonrió con disgusto, y asumió la iniciativa. Invitó a comer a su ex jefe de Gabinete en la Ciudad. Ocurrió en el resto del Hotel Faena, los dos solos. No terminó bien: Macri asegurando que sería líder de la oposición, y Rodriguez Larreta dando a entender que comenzó su tiempo político, que lo demás ya es pasado.
En este contexto, Macri tiene una ventaja frente a Rodríguez Larreta: no gobierna, no es una hipótesis de conflicto para Alberto Fernández y puede decir que es líder de la oposición por los millones de votos que obtuvo en la última elección presidencial. Junto a Macri se alinean Patricia Bullrich, Miguel Ángel Pichetto y Elisa Carrió.
A contrario sensu, Rodríguez Larreta puede alegar que tiene territorio, que no perdió la elección frente al peronismo y que es la única alternativa posible ante el Frente de Todos. A su lado están María Eugenia Vidal, Rogelio Frigerio y Emilio Monzó.
El jefe de Gobierno está en jaque por la amenaza de poda de la coparticipación federal secundaria que descerrajó Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández. Una hipótesis de conflicto que atenuará sus criticas políticas al gobierno peronista. Si la Casa Rosada cumple con su amenaza, los planes de Rodriguez Larreta ingresarán en un obligado stand by.
Macri no tiene esta carga pública, pero sus recurrentes viajes y silencios esmerilan su imagen como líder de la oposición. El presidente hizo mutis por el foro con la ley de Emergencia Económica, nunca replicó los cuestionamientos de Alberto Fernández durante su gira europea, y en los próximos días viaja a Zurich para ocupar sus oficinas en la FIFA.
Esta ausencia beneficia a Rodríguez Larreta y complica la eventual revancha política del expresidente.
No hay forma posible de evitar una confrontación entre Macri y el jefe de Gobierno porteño. Rodríguez Larreta le perdió el respeto estratégico al ex Presidente cuando se negó -recurrentemente- a renunciar a su reelección, desdoblar los comicios en la Provincia de Buenos Aires y cerrar una alianza coyuntural con Sergio Massa.
Macri aún cree que ejerce cierto poder psicológico y político sobre Rodríguez Larreta y que puede bloquear sus aspiraciones de poder. El expresidente esgrime la vocación rampante de Patricia Bullrich y la posibilidad de sumar al radicalismo, una hipótesis que Alfredo Cornejo -titular de la UCR- descarta con el simple gesto de levantar los hombros.
Este cálculo político es un error de apreciación del ex Presidente. Rodriguez Larreta tiene leído de memoria El Elogio de la Traición -un ensayo sobre la construcción del poder que escribieron Denis Jeambar e Ives Roucaute-, e irá por sus sueños a pesar de la amistad que tiene con Macri.
No será un proceso lineal y de inminente fractura. Macri y Rodríguez Larreta coinciden en apoyar la legitimidad de Alberto Fernández para que no se corra a la izquierda del peronismo (ahí estaría Cristina Fernández de Kirchner-, y en respaldar la negociación -hasta ahora- con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Y juntos trabajarán para evitar que Daniel Rafecas sea nombrado procurador general de la Nación, una nominación presidencial que rechaza Juntos por el Cambio y no avala la comunidad judía.
La batalla política iniciará cuando Rodríguez Larreta comience a recorrer la Argentina, y necesariamente, deba tomar distancia de Macri y su gestión presidencial. El jefe de Gobierno sabe que para crecer tiene que correr a Macri del escenario, y a su turno, el ex Presidente entiende que sólo sobrevivirá si enfrenta a Rodríguez Larreta y su ambición por el poder.
Sólo uno de los dos quedará para representar a la oposición rumbo a los comicios presidenciales 2023.
Seguí leyendo: