La más chiquita de la agrupación se llama Eva, tiene seis años y el día de las elecciones le gritó a Alberto Fernández: “Ganale a Macri”. Su papá es pediatra, peronista y es parte de la agrupación que armó Guido Miranda, el canillita “cábala” del ahora Presidente que convocó a varios vecinos infiriendo sus preferencias políticas según los diarios que leían. Ya son unos 40 los que se reúnen cada sábado a la mañana en un café muy reconocido para conversar sobre política y organizar algunas actividades. Hay exportadores, médicos, una politóloga, una historiadora, una exiliada y una profesora de yoga, entre otros. Lo que conversan lo formalizaron en actas.
“Les Descamisades de Puerto Madero” están tramitando la inscripción como asociación civil y planean algunas acciones concretas como colocar un banco rojo en la Plaza de la Mujer con una placa sobre la violencia el 8 de Marzo. Es la plaza donde Alberto Fernández solía salir a caminar y jugar con su perro Dylan antes de la mudanza a la residencia de Olivos. También harán charlas y convocarán a estudiantes, darán talleres y hasta piensan en colaborar con la vocación de servicio que viene mostrando la primera dama Fabiola Yáñez. El domingo 1 de Marzo irán a la plaza del Congreso a la apertura de sesiones ordinarias. Se identificarán con una bandera que les donará un primo de Alan Faena, aunque no es de la agrupación. Se asombran cuando reciben otros regalos como un drone que les acercó un macrista.
El 10 de diciembre debutaron como grupo con una performance: armaron el nombre de pila de Fernández con globos plateados de helio y lo siguieron. El canillita corrió detrás del auto que manejaba el Presidente mientras sus amigos que veían la imagen en vivo por televisión le mandaban mensajes diciéndole que se parecía a Forrest Gump. “Somos un pueblo que fue estafado con globos por eso nos gustó la idea de poner letras en lugar de aquellos globos”, le dice a Infobae la profesora de yoga que también es librera y que el 27 de octubre le acercó un pañuelo verde a Fabiola Yáñez. Todos ahora están más contentos y tranquilos que el año pasado.
El día de la elección, cuando todavía no eran una agrupación, algunos vecinos habían ido a esperar a Fernández al mismo café donde ahora se juntan todos los sábados cerca del mediodía. Esa mañana se preocuparon cuando el tiempo pasaba y él no llegaba. Esperaban esperanzados con que repitiera la rutina del 11 de agosto. Sin embargo, tras el impacto del triunfo en las PASO, el domingo de las elecciones generales Fernández no fue caminando sino en auto hasta la sede de la UCA donde emitió su voto mucho más tarde de lo anunciado. Los vecinos acertaron en esperarlo. Fernández finalmente fue a tomar un café y casi todos se llevaron una selfie.
Mientras los presentes cantaban “a volver vamos a volver”, Fabiola Yáñez preguntó quiénes eran, sorprendida por la efusiva expresión de peronismo en ese barrio porteño. Rápido de reflejos, el canillita dijo que eran una agrupación. Y sin pensar le puso nombre ahí mismo: Descamisades. Después le pidió que fuera la “jefa espiritual” de todos ellos. Se ríe cuando lo cuenta: “Imaginate tener una mirada nacional y popular por acá...".
Miranda empezó a vender diarios en Puerto Madero antes de que los primeros futbolistas llegaran a vivir en el selecto barrio. Con el avance inmobiliario llegaron modelos, vedettes, y parejas grandes que a su vez empujaron a sus hijos que ayudaron al babyboom en la franja que se extiende entre las dársenas y la Reserva Ecológica. En los 90 arrancó con el bondeo y voceaba diarios en bicicleta. Como no había chicos, nunca tenía revistas infantiles. Eran muy pocos los edificios construidos cuando hizo base en Juana Manso 1155. Las disposiciones del barrio prohíben la instalación de un puesto fijo por lo que arma y desarma cada madrugada y cada tarde los tablones con caballetes sobre los que apoya diarios y revistas. No a todos los vecinos les cae bien que el canillita ingrese a sus edificios y hasta hubo quejas en algunas reuniones de consorcio.
De a poco fueron llegando también muchos famosos. Y políticos a los que siguió a través de sus mudanzas. Fue el caso de Alberto Fernández a quien primero le llevaba entre tres y seis diarios (según los días de la semana) al edificio de Santa María del Puerto, después al departamento que le prestó Pepe Albistur y ahora a la Casa Rosada. A Fabiola Yáñez le arma un juego de revistas que alguna vez le llevó en persona hasta Olivos y si ve algo que le llama la atención toma una foto y se la manda. Con el Presidente y con su mujer se comunica directamente vía Whatsapp y hasta cuenta que el 11 de agosto cuando Fernández pasó caminando por el puesto le pidió que al día siguiente le llevara la boleta. El 12, después del impacto en las urnas, Miranda tocó el timbre y lo hicieron subir. El candidato le pagó y se sacaron una foto con los diarios del día que testimoniaban su triunfo. “Me gusta ser puntual con el pago”, le había advertido el entonces jefe de gabinete cuando le pasó su número de teléfono la primera vez que se desencontraron.
Entre los clientes de Guido Miranda estuvieron el ex vicepresidente Amado Boudou, que también le pagaba personalmente lo que encargaba; Florencio Randazzo, Aníbal Fernández, Víctor Hugo Morales, Deborah Giorgi, Dady Brieva e incluso Julio De Vido cuando iba a visitar a su hijo. Miranda tuvo que declarar ante la Justicia varias veces: en la mañana del domingo 18 de enero del 2015 ingresó a la torre Le Parc y el diario que le encargaba el fiscal de la causa AMIA en el palier de servicio de la unidad 2 del piso 13 de la torre Boulevard. Alberto Nisman nunca leyó el diario, ese fue un dato que se analizó en la causa, además de la aparición de otro supuesto vendedor de diarios juste frente a Le Parc que levantó el puesto el 19 de enero. El sábado 17 Miranda también llevó el diario al fiscal y una revista que Nisman le reclamó por teléfono. “Estoy entrando al edificio”, le respondió el canillita en un llamado que también investigó la Justicia.
“Soy el primer albertista”, se autodefine Guido Miranda en la charla con Infobae mientras muestra una remera en la que hizo imprimir una foto suya con Alberto Fernández. Debajo está la firma del Presidente que no es original. “La original está gastada asi que hice copia de la remera”, se entusiasma el canillita que hace poco fue noticia porque le robaron la bicicleta que dejó atada con cadena y candado en Puerto Madero. Además de la política y de su trabajo, le gusta hablar y contar y armó un show de stand up. Como “artista”, se juntó con otros standuperos “peronchos” mientras que con colegas vendedores de diarios está en pleno armado de “Los canillitas de Alberto”. En este caso se juntan en San Telmo en Lo de Néstor, un bar cooperativa ubicado justo a la vuelta del local de la calle México donde Alberto Fernández tuvo su búnker durante la campaña.
Miranda, que en mayo cumplirá 50 años, parece haber buscado sus oportunidades: en algún tiempo supo llevarle diarios a Néstor Kirchner en la Casa de Santa Cruz en 25 de mayo al 200. Una vez le contó a un colega: “No sabés, estuve con 'Tristán’, dice que va a ser presidente”.
Desde entonces no se ríe ni se sorprende de pronósticos como ese.
Informe: Omar Lavieri
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