Al salir de la exposición ante la Comisión de Acuerdos, Jorge Argüello había dicho que “está en fase de preparación, probablemente para este año, un encuentro entre Alberto Fernández y Donald Trump”. Muchos creyeron que habría un anuncio inminente al respecto, pero todavía falta para eso.
“Uno de los objetivos de mi gestión es ése, sin duda: el lunes aterrizo en Washington y ya tengo reuniones en el Departamento de Estado”, le aseguró a Infobae, luego de que su pliego como embajador ante Washington fuera aprobado ayer con el voto unánime de la Cámara de Senadores.
Satisfecho por el respaldo que obtuvo, tanto del oficialismo como de la oposición, quien estuvo al frente de la representación argentina en las Naciones Unidas explicó que “recién estamos en los actos preparatorios, hay un camino para realizar, pero claro que queremos concretarlo y tengo la instrucción del Presidente para llevarlo adelante”.
Argüello ya presentó cartas credenciales ante Trump, lo que hizo como embajador “en comisión”, ya que todavía no se habían podido formalizar los pasos necesarios en el Senado. No es lo habitual, pero dado que el presidente norteamericano tenía el pasado 6 de febrero una mañana dedicada a recibir a los nuevos embajadores ante su país y la Argentina está pasando por una etapa de emergencia económica, con foco en la renegociación de la deuda con el FMI (donde Estados Unidos tiene un peso estratégico), en la Cancillería se decidió aprovechar la oportunidad que brindó el protocolo.
Además, trascendió que Trump quería enviarle un mensaje personal a Fernández y Argüello era la persona indicada para llegue bien y rápido, ya que se sabe en Washington del vínculo que lo une con el Presidente desde muy jóvenes, cuando compartieron militancia política en la Ciudad de Buenos Aires, una relación que continuó cuando el actual Presidente fue designado Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner y aún después, cuando Alberto Fernández dejó el gobierno.
“Dígale al presidente Fernández que puede contar con este presidente”, le dijo el norteamericano, unas palabras que rápidamente llegaron a los oídos de su par argentino. Bien predispuesto, Trump le pidió a Argüello que le cuente cómo está la Argentina y “la verdad es que lo noté informado e interesado de lo que pasa en el país y en la región”. Pero, quizás, lo más importante es que “me pidió que transmita a Fernández que puede contar con él”, reafirmó.
Al llegar el lunes a Washington, Argüello ya tiene en agenda un encuentro con Michael Kozak, número dos del Departamento de Estado para el Hemisferio Occidental, un duro que conoce muy bien América Latina, que incluso fue jefe de misión en La Habana, definido cuando fue designado por la vocera del Departamento de Estado como “un experimentado defensor de los valores estadounidenses y de los derechos humanos, que continuará promoviendo la restauración de la democracia para el pueblo de Venezuela”.
Kozak fue el representante de Trump en la asunción de Fernández y tuvo un encuentro de dos horas en la Casa Rosada el 11 de diciembre, con almuerzo incluido. La comunicación oficial dijo en ese momento que “acordaron crear un sistema de consulta permanente para trabajar coordinadamente entre ambos países”.
Y todo indicaría que ese sistema se vino cumpliendo ya que, a pesar de las diferencias en asuntos que son esenciales para cada país, ambos países parecen encontrar caminos alternativos en el diálogo que les permiten llegar a acuerdos aún en los asuntos más ríspidos para ambos. “Basta ver que la Argentina no se fue del Grupo Lima y que el Grupo Lima moderó sus posiciones en relación a Venezuela para constatar que hay conversaciones fructíferas con la diplomacia norteamericana", comentó un sabio diplomático. Pero ese mensaje que envió Trump derramó en otro asunto crucial. Para los expertos, sería imposible el comunicado de la misión del Fondo Monetario a la Argentina sin la intervención de los Estados Unidos en el directorio.
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