Como una despedida para Jorge Argüello y Alberto Iribarne, quienes próximamente se van a las embajadas de Estados Unidos y de Uruguay, respectivamente, el presidente Alberto Fernández organizó una cena en la Quinta de Olivos con sus amigos más íntimos.
Con la idea original de festejar el cumpleaños número 63 del actual diputado y ex representante de la Argentina ante el Vaticano, Eduardo Valdés, el mandatario nacional volvió a reunir a su círculo más cercano, como ya lo había hecho a fines de diciembre, poco después de haber asumido al frente de la Casa Rosada.
Además del principal agasajado y de los futuros embajadores, del encuentro también participaron Claudio Ferreño, jefe del bloque de legisladores porteños del oficialismo; Guillermo Olivieri, secretario de Culto; Julio Vitobello, secretario general de la Presidencia; Carlos Montero, síndico general de la Nación; Miguel Ángel Pesce, titular del Banco Central, y el director del Banco Nación, Raúl Garre.
La comida, que se realizó este sábado por la noche en la residencia oficial, sirvió como una suerte de despedida para Argüello e Iriberne, quienes en los próximos días deberán abandonar el país para instalarse en sus nuevos destinos.
El flamante enviado a los Estados Unidos es, quizás, quien tiene una de las tareas diplomáticas más importantes para la Argentina, ya que estará a cargo de la coordinación de los representantes nacionales en las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), además de que será sherpa (una especie de negociador o facilitador de acuerdos) en el G20 que se hará en Arabia Saudita.
Argüello, que ya fue embajador en Washington durante el segundo gobierno de Cristina Kirchner, volverá a ocupar este puesto con el visto bueno de las autoridades de la Casa Blanca, que hace unos días lo recibieron en la capital norteamericana.
En ese viaje logró una reunión con el presidente Donald Trump, tras la cual el diplomático consideró que hay que ser “razonablemente optimistas” frente a los apoyos que obtuvo Alberto Fernández durante su última gira por Europa, de cara a la nueva negociación de la deuda con el FMI.
Además, Argüello dijo haber encontrado una “buena disposición en general por parte de los funcionarios de las distintas áreas del gobierno norteamericano, empezando por el propio Trump, para abordar la problemática que Argentina presenta en materia de deuda externa”.
Por su parte, Iribarne es un veterano dirigente justicialista que tuvo varios cargos a lo largo de su carrera política, integrando los Gabinetes de Carlos Menem, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner en diferentes oportunidades. Durante la administración de Cristina Kirchner fue propuesto para la embajada ante el Vaticano, pero su candidatura fue rechazada por la Santa Sede por tratarse de una persona divorciada, misma razón por la que recientemente se cayó la designación de Luis Bellando.
Finalmente, el histórico funcionario peronista representará a la Argentina en Uruguay, por lo que será el encargado de llevar adelante las relaciones con el gobierno de Luis Lacalle Pou, quien asumirá la presidencia de ese país el próximo primero de marzo: Alberto Fernández anticipó que no podrá asistir a la ceremonia porque ese mismo día deberá estar en Buenos Aires para la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso.
La cena de anoche emuló al almuerzo que organizó después de la Navidad y poco tiempo después de haber llegado a la Casa Rosada. En esa ocasión, el mandatario nacional también reunió a su grupo íntimo de amigos, aunque fue en su despacho, donde sirvió un menú “muy light”.
“Trabajo 24 por 24 y con mucha adrenalina todos los días porque hay que sacar el país adelante en forma inmediata y no podemos perder el tiempo. Pero no siento agobio por eso”, le dijo Alberto Fernández a sus allegados de toda la vida en aquella reunión.
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