(Desde San Pablo). Las indecisiones volvieron a alterar lo que ya se daba por hecho: un encuentro “aparte” entre el presidente Alberto Fernández y su colega de Brasil Jair Bolsonaro, el 1º de marzo en Montevideo. Una cita más de estilo informal, o sea para las fotos, fue propuesta por el gobernante brasileño como forma de testimoniar el deshielo en unas relaciones bilaterales que, hasta ahora, mostraban ríspidos bordes conflictivos. En línea con esa expectativa, Bolsonaro aseguró que si era necesario estaba dispuesto a dilatar su horario de salida de Uruguay con el objetivo de materializar la reunión.
“No sabemos si se va a concretar la reunión entre los presidentes. Es posible que el presidente Alberto Fernández esté pensando en su primer mensaje al Congreso el 1º de marzo y no querría que el encuentro en Montevideo con Bolsonaro tape, en los medios, su discurso”, aseguraron fuente de la Cancillería argentina a este medio.
Ayer, en una entrevista con Oscar González Oro, el presidente planteó que no sabía si concurriría al encuentro con Bolsonaro porque su prioridad es el discurso que debe dar en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso.
Después del arduo trabajo del ministro Felipe Solá en su primera visita oficial a Brasilia, que marcó según sus propias palabras un antes y un después en las relaciones con el principal socio económico de Argentina, el Palacio del Itamaraty reveló que el gobierno de Bolsonaro había quedado más que satisfecho con esa gira. Pero al mismo tiempo las fuentes diplomáticas indicaron que pasado ese momento, “ahora se esperan hechos”. A juzgar por esa expectativa, no sería la mejor de las señales postergar sin fecha fija una entrevista de los dos mandatarios, cuyo objetivo prioritario es marcar “la aproximación” entre los dos países.
Solá pidió en Brasilia el apoyo de Brasil en la renegociación de la deuda externa de Argentina con el Fondo Monetario Internacional. El ministro dijo también que no había pedido una “respuesta positiva inmediata”. Señaló después de su reunión con el jefe del Planalto, ocurrida el martes: “El presidente Bolsonaro tendrá que consultarlo con su equipo”.
Desde ese ámbito, fuentes vinculadas al área económica que comanda el ministro Paulo Guedes dijeron que no garantizan el apoyo a la Argentina ante el Fondo Monetario Internacional. Y enfatizaron: “El respaldo va a depender de acciones concretas”. De acuerdo con lo publicado por el diario O’Globo en su edición de hoy, las autoridades brasileñas quieren, aún, “ver si el gobierno de Alberto Fernández converge con la agenda económica y comercial brasileña”. E inmediatamente aclararon que no se trata en modo alguno de “alineamiento político” porque saben de “las actuales divergencias entre los dos socios”.
Las fuentes citadas por O’Globo indicaron que las conversaciones con la misión argentina, el martes último, “fueron muy francas y abiertas”. Señalaron que le habían preguntado al canciller argentino “la posición en temas que para nosotros son esenciales, como el tratado entre el Mercosur y la Unión Europea”. Y en ese aspecto quedaron más que contentos “por la disposición (de Argentina) a firmar el acuerdo. Sostuvieron con énfasis que esa es “una condición sine qua non para cualquier avance o respaldo de nuestra parte”.
Ya lo había señalado el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Ernesto Araújo, al finalizar su primera reunión con Solá en el Palacio de Itamaraty. Dijo entonces que se empezaba a vivir “un momento muy bueno en el Mercosur, como espacio para el libre comercio y para su construcción de una plataforma muy dinámica para negociaciones con otros países”. Solá coincidió entonces: “El Mercosur es una marca que precisamos llevar adelante. Es una plataforma muy atractiva para el resto del mundo”. Y completó: “Debemos hacer acuerdos de libre comercio con otros países y regiones”.