En medio de una nueva ola de virulenta tensión en Caracas entre el régimen de Nicolás Maduro y la oposición, la Argentina participará la semana que viene de una cumbre del Grupo Lima aunque no avalará una sanción o un eventual bloqueo económico a Venezuela planteado por ese núcleo de países y tampoco respaldará la presidencia interina de Juan Guaidó.
Según confirmaron a Infobae fuentes calificadas del Gobierno, el vicecanciller Pablo Tettamanti viajará el 19 y 20 de febrero a Canadá para participar de la cumbre del Grupo Lima como una muestra de que la Argentina no está dispuesta a irse de ese sector de países alineados a una postura muy crítica del régimen de Maduro y alineada a los Estados Unidos.
Sin embargo, Tettamanti llevará un mandato bien claro del presidente Alberto Fernández ante la crisis de Venezuela: la Argentina insistirá en ese foro para que se busque una solución de diálogo en Caracas, no se imponga un bloqueo económico, se busque la defensa de los derechos humanos, el restablecimiento del Estado de derecho pleno en la política venezolana y la necesidad de lograr elecciones libres, pero siempre sin injerencia en la política venezolana.
“Venezuela debe resolver con sus propios actores la crisis en la que está sumergida y nosotros podemos ayudar a acercar posiciones al diálogo pero de ninguna manera vamos a avalar posturas de injerencia interna o un bloqueo económico que termine perjudicando a la población venezolana”, explicó ante Infobae un encumbrado funcionario de la Cancillería al detallar los alcances de la presencia de la Argentina en la cumbre del Grupo Lima que se realizará en Canadá el 19 y el 20 de febrero.
De esta manera, con la presencia del vicecanciller Tettamanti en la cumbre de Canadá el gobierno de Fernández descartará de plano toda especulación que hubo respecto de una eventual salida de la Argentina del Grupo Lima. Esto implicará no contradecir los lineamientos que tiene Estados Unidos ante la crisis venezolana con sus aliados de este grupo como son Canadá, Colombia, Perú o Chile. Se trata de un doble juego diplomático que tiene el gobierno argentino y que le sirve a Fernández para mantener el apoyo de Washington ante las negociaciones por la deuda con el FMI.
Pero al mismo tiempo, el gobierno de Fernández pondrá reparos a planteos que haga el Grupo Lima y que impliquen una injerencia interna o un bloqueo económico. En ese caso, Tettamanti tiene instrucciones de no firmar ningún documento que establezca un planteo duro contra el régimen de Maduro y tampoco ofrecer un aval a la figura de Guaidó.
Desde que llegó al poder, Alberto Fernández avaló el reconocimiento de Maduro como presidente de Venezuela y desconoció a Guaidó. En su asunción el Presidente recibió al ministro de Comunicación de Maduro, Jorge Rodríguez, lo que generó un cortocircuito con Estados Unidos. Luego le retiró las cartas credenciales a la embajadora de Guaidó en Argentina, Elisa Trotta.
La tensión entre el dictador venezolano y el presidente interino creció hoy cuando Maduro emitió una declaración en el marco de una rueda de prensa en el Palacio de Miraflores donde no descartó que Guaidó termine en la cárcel.
Con todo ello, el gobierno argentino no está dispuesto a reconocer a Guaidó como presidente interino y, de hecho, en enero pasado evitó un aval del documento del Grupo Lima donde los gobiernos de Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú, Santa Lucía y Venezuela, que integran ese grupo, condenaron el uso de la fuerza por el régimen de Maduro para impedir que los diputados de la Asamblea Nacional pudieran acceder libremente a la sesión.
El Grupo Lima, del que también participa Canadá, fue formado en el año 2017 con la función de hacer un seguimiento conjunto de la crisis institucional venezolana y contribuir a la búsqueda de una salida democrática y pacífica. El Grupo ha reclamado la realización de elecciones libres y la liberación de los presos políticos. Además se ha mostrado muy crítico respecto de todas las maniobras del gobierno de Nicolás Maduro que han implicado rupturas del orden institucional, como el desconocimiento del resultado de las elecciones legislativas.
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