Una insólita situación se vive en la Cámara Federal de Casación Penal y nada más y nada menos que alrededor de la causa de los cuadernos, donde la vicepresidenta Cristina Kirchner ya no tiene órdenes de detención. A esta altura y con la causa elevada a juicio oral, no está claro dónde quedará radicada la revisión las decisiones que tomó Claudio Bonadio y fueron cuestionadas por las defensas, y las que se planteen ante el Tribunal Oral Federal 7.
Tal como lo relató Infobae el lunes pasado, mientras los jueces de la Sala I –Ana María Figueroa, Daniel Petrone y Diego Barroetaveña– firmaban el fallo que revocó la preventiva de la ex presidenta, sus colegas de la Sala III –Liliana Catucci, Eduardo Riggi y Guillermo Yacobucci–firmaban una resolución paralela en donde determinaba que ellos, que habían solicitado que la causa fuera a su Sala, ya no reclamaban más la potestad sobre la causa de las anotaciones de Oscar Centeno y sus derivadas, alegando tener el expediente más antiguo bajo su jurisdicción.
Al notificar la razón por la que no la reclamaban más, revelaron que, haciendo un análisis más preciso de ese ramillete de investigaciones, detectaron que la competencia le pertenecía a la Sala IV: allí tenían el enriquecimiento ilícito del ex ministro Julio De Vido y su familia. Fue así que inmediatamente mandaron 34 expedientes a sus colegas y les dijeron a los miembros de la Sala I que también manden los suyos. Los jueces de la Sala I, que ya se habían negado a enviarles inicialmente a los de Sala III la causa diciendo que ya habían hecho las audiencias firmaron el fallo que derogó la preventiva de CFK y otras cuestiones. Pero ahora los miembros de la Sala IV –Mariano Borinsky, Javier Carbajo y Gustavo Hornos– resolvieron que no tienen injerencia en el caso de los cuadernos y devolvieron todo a Sala III.
Las razones quedaron explicadas en una resolución a la que accedió Infobae en donde señalaron que si bien intervinieron en la causa que analiza el patrimonio de De Vido, “no hay actuaciones en trámite ante esta Sala” en este momento y afirmaron que “las eventuales radicaciones futuras son inciertas y conjeturales”.
Citaron además “el principio establecido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en cuanto a que las actuaciones deben continuar su desarrollo ante el mismo tribunal en el cual han alcanzado avanzado estado de trámite, por ser ésta la solución que favorece a una mejor, más expedita y uniforme administración de justicia”. Y con distintos argumentos afirmaron que no existía una razón válida para que todas las causas se fueran a Sala IV. “Corresponde devolver la totalidad de los expedientes remitidos a la Sala III, haciendo saber a los distinguidos colegas que, en caso de no compartir la solución aquí adoptada, consideren elevar la cuestión a la Presidencia de esta Cámara Federal de Casación, a sus efectos”, escribieron Borinsky, Hornos y Carbajo.
Habrá que ver ahora qué hace la Sala III con esta resolución, mientras la Sala I sigue analizando las quejas que tiene planteadas en donde se encuentra el capítulo de los arrepentidos y la forma en que se aplicó en la causa.
En los pasillos del primer piso de tribunales, algunas voces protestaban por la intervención de Figueroa en ese expediente. Subrayaban que en 2017 la jueza había sido recusada por la Oficina Anticorrupción en una de las causas que se sumaron al caso cuadernos (radicada en Sala III), a raíz de una denuncia de su colega y camarista Juan Carlos Gemignani contra De Vido. Figueroa es la jueza que, en sus votos, más critica la investigación de Bonadio, llamándolas “fotocopias” y diciendo que la detención de Cristina Kirchner fue dictada “de manera arbitraria y en flagrante violación de la manda constitucional”.
El escenario
Se trata de una discusión que parece jurídica o de procedimiento, pero que se teje alrededor de uno de los megaexpedientes más importantes de Comodoro Py y desnuda una interna en el primer piso de los tribunales de Retiro, que el año pasado definió la presidencia por seis votos contra siete.
Ahora, el conflicto se desató por el caso de los cuadernos. Para que los simples mortales puedan entenderlo hay que retrotraerse a las decisiones que tomó el fallecido juez Claudio Bonadio cuando se inició la investigación por las anotaciones de Oscar Centeno. Allí, primero esas nuevas pruebas se declararon vinculadas a la causa por la importación de Gas Natural Licuado (GNL). Y después el juez fue abriendo nuevas causas (como cartelización de la obra pública) o declarando la conexidad de otras investigaciones ya existentes que estaban bajo su órbita (subsidios al transporte automotor y ferroviario). Pero con el correr de los meses, otros jueces también le remitieron causas para que las ligara al caso cuadernos. Fue lo que pasó con el caso de Daniel Muñoz o el enriquecimiento ilícito de Julio De Vido. En total hay 12 causas concentradas en Cuadernos.
Cada causa tiene una sala en la Cámara Federal que las revisa en caso de apelaciones; y otra sala de las cuatro que hay en Casación para insistir en sus quejas, llegado el momento. Cuando el caso cuadernos llegó por primera vez a Casación, salió sorteada la Sala II, pero después de revisar los expedientes decidieron mandarla a Sala I porque allí estaba radicada la causa GNL, que había sido la que generó la conexidad con las anotaciones de Centeno.
La Sala I dictó los primeros rechazos de excarcelaciones sobre finales de 2018. Y luego el tema pasó a un largo impasse hasta que finalmente se decidió convocar a audiencias para octubre y noviembre para escuchar a las defensas con sus cuestionamientos. A fines de noviembre, fue el turno de la defensa de Cristina Kirchner. La vicepresidenta consiguió que se revocara su detención, pero aún quedan pendientes una batería de críticas al expediente. Entre ellas, una sobre la que se hace especialmente foco: el uso de la figura de la ley del arrepentido, el corazón del avance de la investigación por los cuadernos.