A mediados de enero, durante un encuentro que Alberto Fernández mantuvo con las Abuelas de Plaza de Mayo en la Casa Rosada, el Presidente había vuelto a diferenciar la situación de los ex funcionarios kirchneristas encarcelados de la condición de presos políticos. Y reprodujo las palabras utilizadas durante la campaña: “Un preso político es una persona que fue detenida sin proceso. En la Argentina lo que hay son detenidos arbitrarios, que es otra cosa. Es gente que podría soportar sus procesos en libertad, pero los detienen porque son opositores”.
Estela de Carlotto escuchó con atención sus palabras y junto con el resto de las Abuelas le reclamaron por la situación de Milagro Sala, la líder de la Tupac Amaru que fue condenada a 13 años de prisión por defraudación al Estado, asociación ilícita y extorsión en una causa que investigaba el desvío de fondos destinados a la construcción de viviendas sociales.
De Carlotto fue una de las primeras en instalar el tema de los “presos políticos” frente al nuevo gobierno. Y la respuesta no hizo esperar. Alberto Fernández les explicó que “los que están presos son los que tienen una causa abierta y ahí la que tiene que determinar su libertad es la Justicia". Así, dejó en claro su idea de que hay “perseguidos políticos”.
Esa charla fue revelada este domingo por de Carlotto en una entrevista que le realizaron en Radio 10, donde además contó un pedido especial que les hizo el Presidente antes de dar por finalizado el encuentro.
“Alberto nos pidió que no digamos que su gobierno tiene presos políticos porque los presos políticos ya están en libertad y solo quedan los que están siendo juzgados”, contó.
Para la titular de las Abuelas, “Alberto no quiere entrometer su gestión ejecutiva con el poder judicial porque a estas personas se les está realizando un juicio”. Sin embargo, hizo hincapié en que “hay voces más sabias que dicen que sí hay presos políticos” y puso como ejemplos no solo a Milagro Sala sino también al ex vicepresidente Amado Boudou.
“Son víctimas del Gobierno anterior. Es cuestión de discusión y cómo abordarlo. Pero la mayoría piensa que todos son presos políticos”, dijo De Carlotto, quien a su vez afirmó que “Milagro está presa porque al gobernador (de Jujuy, Gerardo Morales) se le ocurre tenerla presa”.
Convencida de que “la democracia es pensar distinto”, aprovechó para mandarle un mensaje al Presidente: “No puede enojarse el que gobierna si alguien dice algo que no comparte”.
Para ella, el Gobierno “está haciendo lo que se puede” ante las críticas de un sector del peronismo que pide por la libertad de los ex funcionarios kirchneristas.
Dispuesta a bajarle el tono a la polémica, que desató una interna dentro del propio oficialismo, De Carlotto resaltó: “Hay gente que exige cosas, pero hay prioridades como el tema del hambre. Luego vendrán los otros intereses, que el gobierno irá abordando en tiempo y forma”.
De esta manera, De Carlotto evitó dar su opinión al respecto y prefirió ahondar en que son válidas las dos posturas. A diferencia de ella, la que sí dejó bien claro y su postura y opinó en contra de las declaraciones del Presidente y de su Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, fue la ministra de de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta.
“En América Latina hubo y sigue habiendo presos políticos", aseveró distanciándose de la bajada de línea oficial. “A veces hacemos eje en cuestiones semánticas e intentamos poner diferentes posiciones, pero cuando vos tenés a una persona a la que se le hace un proceso judicial con la única finalidad de detenerlo por cuestiones políticas, eso es un preso político", remarcó Gómez Alcorta, en contradicción con lo expresado por el propio Fernández.
Este sábado, el canciller Felipe Solá fue otro de los funcionarios que salió a hablar del tema y a alertar sobre la conducta de la Ministra: “Mete ruido que la Ministra opine distinto y llame a una controversia que se hace pública”. Sin embargo, después trató de despegarse de la polémica y señaló: “No es malo que haya debate en el gobierno sobre algún tema”.
El debate del que habla Solá ya está instalado. Y la ofensiva por los “presos políticas” no solo genera malestar dentro del Gobierno sino también el silencio de otros políticos de pesos que, por ahora, prefieren no alzar su voz.
Seguí leyendo: