La historia podría ser parte de una novela de la tarde. Tiene todos los ingredientes de un guión para atrapar televidentes: un empresario poderoso con familia, una amante, un hijo no reconocido, una muerte y una fortuna millonaria. Y peleas, muchas peleas. A eso se agrega un encuentro secreto en la habitación de un hotel, la repentina y falsa aparición de otro padre, pérdidas de muestras para hacer un ADN, una polémica exhumación... Sí, todos los condimentos de un folletín atrapante. Pero no se trata de un libreto orquestado para levantar el rating. Es la vida real y, a diferencia de la ficción, nadie sabe cómo va a terminar. La definición la tiene la Justicia.
Repartida en una decena de causas entre Corrientes y Buenos Aires, el foco de la historia gira en torno a la figura de Juan Carlos Relats, el dueño del Hotel Panamericano al que señalaron como uno de los testaferros de la familia Kirchner y que falleció en 2013. El nombre de Relats quedó salpicado en el escándalo de los cuadernos por dichos de arrepentidos: en una de las habitaciones del céntrico hotel, el financista Ernesto Clarens dijo que entregaba el dinero de las coimas por la obra pública; y el ex contador de los Kirchner Víctor Manzanares dio detalles de cómo Relats alquiló al entonces matrimonio presidencial el hotel Los Sauces en Santa Cruz durante siete años y les hizo ganar millones de dólares –algo por lo que, no obstante, había sido sobreseído junto a Néstor y Cristina Kirchner-.
Ahora, la sombra de Relats sumó un nuevo capítulo en la Justicia. Pero esta vez salpica a su propia familia: una denuncia penal contra su viuda, sus hijas legítimas (una de las cuales también falleció hace un año), algunos de sus nietos y otro grupo de personas, entre los que aparecen funcionarios correntinos. Los delitos denunciados van desde la asociación ilícita, lavado de dinero o administración fraudulenta. Según esa acusación, todos ellos –incluidos un fiscal que hoy es ministro de Corrientes y un director de Registro de las Personas provincial- fueron parte de una seguidilla de maniobras que buscaron evitar que un joven de 17 años pueda ser reconocido como hijo de Relats y quedarse con lo que le corresponde de la herencia.
“Yo solo quiero mi apellido”, dijo a Infobae A. M., en busca de llamarse Relats. Consultados para esta nota, los asesores legales de la familia Relats evitaron hacer comentarios y señalaron que está todo en manos de la Justicia.
El 19 de diciembre de 2013, Juan Carlos Relats murió en Corrientes. Su agonía la transitó en una habitación del piso 17 del Hotel Panamericano, frente al Obelisco, en Buenos Aires, el lugar que se había transformado en su refugio de cuidado desde que su cáncer de pulmón se agravó. Aunque ya era uno de los hombres más poderosos de Corrientes y sus negocios se expandían al rubro de la obra pública, el petrolero, el turismo, el juego y la ganadería, su nombre saltó a los medios nacionales en 2006. Fue cuando le alquiló al matrimonio Kirchner el hotel boutique Los Sauces, en El Calafate.
Se trató de la primera investigación por enriquecimiento que se le abrió al matrimonio presidencial, con impulso de los diputados de la Coalición Cívica. El juez Julián Ercolini sobreseyó en 2011 a la ex Presidenta, al determinar los aumentos patrimoniales estaban justificados. Sin embargo, el año pasado, Víctor Manzanares, el ex contador de los Kirchner que se convirtió en un “arrepentido” en la causa de los cuadernos, volvió a tender dudas sobre esos negocios. Además, la empresa JCR SA quedó bajo la lupa de la causa por la cartelización de la obra pública y uno de sus gerentes procesado por presunta asociación ilícita y cohecho. Silvana Relats, hija de Juan Carlos y quien se hizo cargo de los negocios, fue llamada a indagatoria, pero falleció recientemente como consecuencia de una grave enfermedad y sus hijos la heredaron y reemplazaron en la firma. Pero no es el origen de la fortuna de Relats y su vínculo con la familia Kirchner de lo que se trata esta historia, sino del planteo de un adolescente, que llevó a la justicia su reclamo legal para que lo reconocieran como hijo legítimo de Relats.
A.
Según cuenta una de sus presentaciones judiciales de este caso, a las que accedió Infobae, Sonia Mantilla y Juan Carlos Relats se conocieron en 1999. Mantenían una relación paralela a la de la familia oficial del empresario. No era un vínculo estable y la mujer tuvo otras parejas. Pero el 17 de julio de 2002 nació A. Y aunque Relats se negó darle su apellido, le entregaba dinero a la mujer para que al nene no le faltara nada. Es que Relats había encargado un estudio privado de ADN cuando el chico tenía 7 años y había confirmado ese lazo de sangre.
En una de sus demandas, la mujer aseguró que varias veces le pidió al empresario que reconociera al menor legalmente. Pero el hombre se negaba o prometía que lo haría más tarde. Relats no quería tener problemas con su esposa, Beatriz Ruperto. Ya había ocurrido un incendio en su casa y hasta un altercado en donde la mujer lo habría amenazado con un cuchillo, según se afirma en una de las presentaciones judiciales. El poderoso empresario tampoco quería quebrar la relación que tenía con Silvana y Victoria, sus hijas reconocidas, porque creía que nunca se lo perdonarían. Cuando Sonia Mantilla insistía con el reconocimiento de A., el hombre la amenazaba con quitarle el dinero que le daba, le advertía que ningún juez lo perjudicaría y hasta le habría dicho “tené cuidado porque podés aparecer flotando en el Paraná”, según ella misma declaró en los tribunales.
Una enfermedad, un hotel y el reencuentro
Lo cierto es que en marzo de 2013 a Relats le diagnosticaron un cáncer de pulmón. Sonia lo supo en junio y hablaron por teléfono. La mujer asegura que Relats le dijo que quería “arreglar el tema de A.”. Pero ese supuesto deseo nunca se materializó. Y Mantilla ya no pudo volver a tener en contacto con el empresario.
El 9 de noviembre, sin embargo, recibió un llamado. Un anónimo le dijo que Relats quería ver a A. y le indicó cómo sortear el “bloqueo” para verlo. El empresario se había instalado en una de las habitaciones de su hotel, frente al Obelisco, y lo había convertido en una sala de internación. La mujer alquiló una habitación a nombre de otra persona en el Panamericano y logró ingresar al lugar que se había convertido en el hospital de Relats. Fue con A.
Lo que pasó allí solo lo saben los presentes. Según asegura Mantilla, Relats tomó la mano del menor, lo miró a los ojos y le pidió perdón. También le dijo: “Te quiero reconocer”. “Yo tenía una relación con mi papá. No tan fluida como me hubiera gustado, pero nos veíamos seguido. De su otra familia, no se hablaba. Cuando se enfermó, yo ya no lo vi. Salvo aquel día en el hotel. Hablamos mucho y él me preguntó qué le pediría. Yo le dije lo que quería: un día de pesca”, cuenta a Infobae A.
La enfermera les pidió que se fueran. Al día siguiente, Sonia Mantilla, sin su hijo, volvió a entrar a la habitación y conversó con el empresario. Según asegura, allí el dueño de JCR firmó un documento reconociendo a su hijo, le encomendó regresar con un escribano y le dio el nombre de un abogado que le entregaría una suma importante para el niño. Pero en ese momento llegó Victoria Relats, una de las hijas del empresario. Al día siguiente, Mantilla ya no pudo ingresar, según se detalla en su declaración.
La batalla judicial: todos contra todos
Los asesores de Mantilla optaron entonces por abrir un proceso legal de filiación en la justicia porteña. El 26 de noviembre de 2013, el defensor público Atilio Álvarez, en representación de A., se presentó en el Hotel Panamericano e ingresó a la habitación de Relats con el secretario del juzgado, médicos del SAME y personal de la Policía Federal. Ahí le mostraron el documento que había presentado la mujer donde aparecía su firma.
Pero en ese momento llegó Silvana Relats y dos abogados. Convaleciente, Relats se negó a confirmar si ese documento había sido firmado por él bajo su consentimiento. Lo que sucedió en esa habitación hubiera merecido un capítulo especial en la imaginaria telenovela. Álvarez dejó plasmado que la hija de Relats le habría hecho señas a su padre para que dijera que “no” sobre el documento que se le exhibía. Los abogados de las Relats acusaron al defensor oficial de proferirle “frases al oído” como que “era un hombre rico” y que “debía hacer por fin algo bueno” para convencerlo de que reconociera el documento.
Lo cierto es que el operativo en el hotel se frustró y lo único que podría acreditar la filiación o no del niño era un examen de ADN. La familia del empresario avanzó contra la amante: denunció penalmente a Sonia Mantilla, junto a los tres enfermeros que había en la habitación. Según esa hipótesis, Mantilla se aprovechó de la incapacidad de Relats para hacerle firmar el documento. Las hijas de Relats también denunciaron penalmente al defensor oficial Alvarez y al juez. De paso, reclamaron que cualquier trámite se llevara adelante en esta causa fuese en la provincia de Corrientes, pese a que Relats se encontraba en ese momento en Buenos Aires y el conglomerado de sus empresas radicaban en la Capital Federal. “Ahí empezó un derrotero de demandas y contrademandas que lleva más de seis años”, dijo a Infobae el abogado Juan Cruz Caimi Villanueva, quien asesora legalmente al menor junto a los letrados Guillermo y Matías Ledesma.
El falso papá
En medio de recusaciones y planteos que impidieron concretar el ADN, Relats falleció en diciembre de 2013 y el estudio de ADN nunca se llegó a hacer. El foco de las acusaciones se centró en Sonia Mantilla, la madre de A. Sobre ella se iniciaron dos causas penales: una por tentativa de supresión de estado civil y estafa; y otra por infracción a la ley 22990 (Ley de Sangre).
¿Por qué? Las mujeres Relats se presentaron ante Director del Registro de las Personas de Corrientes diciendo que A. era hijo de otro padre y que Mantilla era una aventurera que había intentado engañar a Relats y a la Justicia. El detalle sobre el que insisten los asesores de A.: lo hicieron en agosto de 2015, cuando la posibilidad de un ADN judicial ya estaba en marcha.
Según se sostuvo en esa presentación, A. era hijo de Oscar García, un ex intendente de Paso de la Patria, Corrientes, con el que Sonia Mantilla había mantenido una relación. Y aseguraron que el propio García, “El Chino”, como lo conocen en sus pagos, lo había dicho en una indagatoria al ser indagado en una causa por amenazas.
Con esa aseveración, el funcionario del Registro Civil le envió un oficio al entonces fiscal de instrucción de Corrientes Buenaventura Duarte –quien asumió el año pasado como ministro de Justicia y Derechos Humanos de la provincia-. Le pidieron que certificara la autenticidad de las copias acompañadas por las hermanas Relats y se expidiera rápidamente respecto de la paternidad de García sobre A. Así se hizo y el director del Registro inscribió al niño como hijo del “Chino” García.
Lo insólito, para los abogados de A., no fue solamente que se sostuviera lo que –a su criterio- era una mentira. Lo que los abogados de A. advierten es que una indagatoria en una causa penal (en donde un acusado puede mentir) no puede ser un reconocimiento válido de una paternidad; que las hijas de Relats se hayan enterado por casualidad de ello; y que a raíz de ello le hayan pedido al director del Registro Civil de Corrientes, que anotó al menor como hijo de García. Todo esto se hizo, subrayan los abogados del menor, cuando ya estaba la orden del ADN. “No conozco a ese señor García. Es más, me anotaron como hijo suyo cuando ni él mismo lo pidió”, dice A.
Para colmo, sostienen los abogados del menor, los funcionarios de Corrientes se negaron a inscribir al menor como hijo de Relats, pese a la prueba del ADN. “Con una indagatoria sí, con un ADN no”, ironizan. Eso abrió un nuevo frente. Se inició una demanda de nulidad de ese acta en la provincia de Corrientes. Cuando a García, el supuesto padre, lo notificaron de la situación, el hombre dijo que el chico no era su hijo. Hasta el Estado de Corrientes opinó que el acta en donde se le adjudicó la paternidad era nula, pero todavía no fue dada de baja. Es que los Relats llevaron ese expediente a la Corte Suprema para pelear la recusación del juez.
¿Y el análisis de ADN?
La primera prueba fue ordenada en abril de 2015 por el juez de instrucción Luis Zelaya en el marco de la causa penal de las hijas de Relats contra Mantilla. Si la mujer era culpable de haber buscado adjudicar a Relats un hijo, había que confirmar que el menor no tenía relación con el empresario. La familia Relats, como querellante, apeló la realización del ADN. La Cámara del Crimen confirmó la necesidad de hacer ese test. La querella buscó frenar ese trámite en la Cámara Nacional de Casación Penal, pero el recurso fue rechazado. En noviembre de 2015, el juez Zelaya volvió a ordenar hacer el examen de ADN. Pero en ese lapso, A. había sido registrado como hijo de García.
El trámite de ADN recién se pudo hacer en 2018. Hubo que exhumar el cadáver, pero el asunto no fue sencillo. El cementerio privado de Corrientes se llenó de abogados y expertos. Antes, hubo intentos frustrados de obtener el ADN. Uno de esas veces todo terminó a los golpes. Fue en un allanamiento en 2016, cuando el juzgado ordenó obtener material biológico de las hijas de Relats. El abogado de Sonia Mantilla, Matías Ledesma, denunció haber sido golpeado y amenazado por un asesor de la familia Relats, que tuvo que cumplir probation por ese incidente. Además, se decretó la desaparición de “tacos patológicos” que estaban en el instituto Flemming.
Con la exhumación, los resultados de los estudios de ADN fueron contundentes. “Existe una probabilidad superior al 99,99 por ciento que quien en vida fuera Relats, Juan Carlos (…) fuera el padre biológico de A.”, quedó asentado en la causa en septiembre de 2018.
En mayo de 2019 el juez Zelaya firmó el sobreseimiento de Sonia Mantilla, los tres enfermeros y el defensor Álvarez. La familia de Relats apeló, pidiendo análisis adicionales de sangre para comparar las muestras genéticas del menor con la del hermano del fallecido Relats. Planteaban que podía ser el chico podía ser, en realidad, hijo de su tío. La Cámara del Crimen y la Cámara Nacional de Casación Penal –que rechazó en octubre por inadmisible un planteo de la querella- dejaron firme el sobreseimiento de la mujer y también el resultado de ADN.
Si A. era entonces un hijo de Relats, tenía derecho a percibir una parte de su herencia, al igual que las hijas reconocidas en vida por el empresario. Pero esta batalla está en tribunales, con un nuevo capítulo para esta historia.
El patrimonio de Relats
Ya desde 2014, cuando comenzó la causa de filiación en Corrientes, los abogados de Sonia Mantilla pidieron medidas cautelares sobre los bienes de Relats para evitar que “desapareciera patrimonio”. Pero los embargos preventivos recién fueron ordenados por la justicia de Corrientes a mediados de 2018, sobre los bienes de Silvana y Victoria Relats y lo que hubieran sido adquiridos con el producto de la donación de Juan Carlos Relats. El menor, de todos modos, solicitó una cuota de alimentos provisional que se le otorgó.
Lo que se vino a plantear ahora con una denuncia penal de Sonia Mantilla contra los Relats es otra cosa. En esa denuncia, se sostiene que en todo este proceso que se demoró la filiación de A. hubo una seguidilla de distintas maniobras buscando “vaciar” el patrimonio del empresario en perjuicio del menor. Según se sostuvo, ya en 2009, Victoria y Silvana Relats, junto a su madre Beatriz Ruperto, decidieron organizar la futura sucesión de Juan Carlos Relats. (Los abogados de Mantilla ubican esa fecha como coincidente de los pedidos para que se reconociera a A. como hijo propio). En ese momento, el empresario les adjudicó una gran cantidad de bienes a su esposa, reabriendo un acuerdo de divorcio que ya estaba cerrado. La mujer le cedió a sus hijas esos bienes el día de la muerte de Relats. “Fue una donación simulada para las hijas”, afirman los abogados denunciantes.
Los abogados de Mantilla también plantearon que, además, descubrieron otras maniobras: un fideicomiso creado por Relats, el vaciamiento de cajas de seguridad y movimientos de dinero de cuentas cuando supuestamente el empresario ya estaba “desorientado en tiempo y espacio”.
El capítulo judicial desató ahora una denuncia que fue presentada el 15 de agosto pasado en los tribunales de la Capital Federal. Hablaron de delitos como falsedad documental, uso de documento falsificado, suposición de estado civil, abuso de autoridad, estafa procesal, defraudación, encubrimiento e insolvencia fraudulenta. Tampoco faltó la mención a la asociación ilícita.
Los acusados fueron principalmente las hijas de Relats, Victoria y Silvana. Silvana ya había fallecido el 13 de setiembre de 2018, pero sus cuatro hijos la heredaron y, como está en foco el origen del dinero, también quedaron denunciados. Aparecen, además, un fiscal y un funcionario de Corrientes que participaron en la atribuida paternidad de A. de otra persona “a favor de los interés espurios de las hermanas Victoria y Silvana Relats”, dice la denuncia. “Los imputados se ocuparon de dilatar la medida que a la postre probó el vínculo entre A. y Juan Carlos Relats para mientras tanto despojarlo de los bienes que le pertenecen al niño en virtud de su filiación”, se aseguró.
Consultados para esta investigación, los asesores legales de la familia Relats prefirieron no hacer declaraciones. Solo reseñaron que están esperando el resultado de las acciones judiciales en curso, tanto penales como civiles.
“¿Por qué si se habla tanto de los derechos del niño, a mí se me niega el apellido que me corresponde? -dice a Infobae A.-. Me duele este rechazo. Entiendo que en el pasado mis hermanas puedan haber estado cerradas con la idea de otro hermano, pero ya hay pruebas judiciales contundentes. Apelo a la coherencia y el sentido común de la justicia y de mis hermanas para que allanen los caminos y pueda tener mi apellido”. “Me gustaría que un día no muy lejano pudiéramos compartir una mesa, recordar con anécdotas a nuestro padre ya fallecido. Creo que esa experiencia lo hubiera hecho muy feliz”, agrega. “Hay un discurso de que somos unos interesados, pero eso cae por sí solo".
La pelea por la herencia y el misterio de cuánto dinero hay en juego
A cuánto asciende la fortuna de Relats puede convertirse en una gran incógnita en los tribunales. La página web del grupo Relats muestra tres constructoras, una decena de empresas agropecuarias, dos firmas de servicios públicos, una de petróleo y gas y cuatro emprendimientos hoteleros repartidos en Corrientes, Buenos Aires y el sur. En la presentación que hicieron los abogados de A., se planteó que en 2015 las revelaciones que sobre los que tenían cuentas en Suiza en la filial de HSBC detectó que Juan Carlos Relats tenía allí 4.1 millones de dólares y aportaron recortes periodísticos que estimaban para 2009 su fortuna rondaba los 1.500 millones de pesos.
Los abogados también usaron las anotaciones de Oscar Centeno, el remisero que fue protagonistas de la causa de los cuadernos. Según la Dirección de Vialidad, a las firmas de Relats se le adjudicaron unas 44 obras por más de cinco mil millones de pesos. “Este panorama sirve para cuestionarnos si efectivamente Juan Carlos Relats pudo haber fallecido dejando un puñado de bienes valuados en apenas 37 millones de pesos (menos de un millón de dólares), que fue el monto que denunciaron Victoria y Silvana Relats cuando fueron nombradas como administradoras en el proceso sucesorio. O existió un plan ideado y llevado a cabo para vaciar el patrimonio, a través de ocultaciones, maquinaciones y ardides para perjudicar los intereses de mi hijo”, afirmó Sonia Mantilla en esa presentación a la que accedió Infobae.
La fiscalía, a cargo de Marcela Sánchez, promovió la investigación penal. Pero el juez del caso, Darío Bonano, resolvió declararse incompetente y aseguró que el tema deba tramitarse en Corrientes. Para los representes de A., el caso debe tramitarse en Buenos Aires porque desde la Capital Federal se manejaban los bienes y las empresas. Además, si el caso se va a Corrientes, dicen, será otra vez una nueva forma de empantanar las cosas. Este mes habrá una audiencia en la Cámara del Crimen para pedir que el caso se quede en Buenos Aires. La guerra en torno a la sombra de Relats continúa. Mientras tanto, A. sigue sin poder llamarse Relats.
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