Instalado nuevamente en Buenos Aires tras pasar unas extensas vacaciones en Villa La Angostura, el ex presidente Mauricio Macri celebra este sábado su cumpleaños número 61 rodeado por sus afectos. El año pasado, el festejo íntimo había sido en la residencia veraniega de Chapadmalal.
El hashtag #FelizCumpleGato se instaló como tendencia desde la mañana y tanto seguidores como detractores utilizaron Twitter para saludarlo, brindarle muestras de cariño y apoyo; y también para criticarlo por sus cuatro años de gestión.
Más allá de las chicanas políticas, prevalecen los mensajes de agradecimiento. “Por que sos lo mejor que nos pasó, por tu amor a este país que muchos no supieron valorar. Te deseo un hermoso día”, escribió Laurita, quien se autodefine como “el 41%” que lo votó.
Y fueron muchos los usuarios que arengaron por su vuelta. “Mauricio: cuando asumas nuevamente, por favor, ni un mango de regalo a nadie. Nunca más. Nunca más. Y si te quieren voltear, allí estaremos nosotros. Nuevamente feliz cumple. Y a descansar porque el 2023 no está muy lejos. #FelizCumpleGato”, tuiteó otro usuario.
Las especulaciones sobre cómo pensaba encarar el ex presidente su futuro inmediato se vieron interrumpidas con el sorpresivo anuncio de que había sido designado titular de la Fundación FIFA, una organización que declama su intención de generar un cambio social positivo a través de la educación y el fútbol. El nombramiento de Macri como presidente ejecutivo de esa fundación no fue bien recibido por la dirigencia del fútbol argentino, que reaccionó con críticas a la decisión de la entidad que rige los destinos del deporte a nivel mundial. Hubo incluso declaraciones de varios referentes de peso, como los presidentes de River, Boca y San Lorenzo –Rodolfo D’Onofrio, Jorge Amor Ameal y Marcelo Tinelli– que manifestaron públicamente su rechazo.
En lógica contraposición, desde Cambiemos, las reacciones fueron positivas, jubilosas incluso.
Entretanto, y mientras se prepara para asumir como presidente ejecutivo de la Fundación FIFA, Macri sólo interrumpe sus días de descanso para hacer algunas apariciones públicas.
La última fue el 31 de enero, cuando fue retratado por turistas en una chocolatería neuquina y se mostró con buena predisposición para sacarse fotos y selfies con todos los que se acercaron a saludarlo.
Siempre escoltado por sus custodios, una vez que finalizó la compra se subió a su camioneta y se dirigió al country Cumelén, donde pasó la mayor parte de su estadía en el sur.
Antes, había participado -también en La Angostura- de una reunión política con dirigentes del PRO de Neuquén, en la hizo un balance de sus cuatro años de gobierno y focalizó en los problemas que tuvo con los mercados.
“Yo les decía a mis funcionarios, cuidado, nos vamos a ir a la mierda y ellos me decían, tranquilo”, fue la frase que más repercusión mediática tuvo. En esa charla informal, el ex Jefe de Estado lamentó que sus funcionarios y allegados le pidieran que se quedara “tranquilo” ante el incierto frente financiero.
Hasta entonces, Macri sólo había publicado fotos en las que se lo ve junto a su esposa, Juliana Awada, en paseos entre bosques, lagos y montañas sureñas.
Hoy, Macri pasa sus días en una casa que alquiló en la localidad bonaerense de Martínez, y asiste de manera frecuente a una oficina que aún conserva en Olivos, a cinco cuadras de la quinta presidencial en la que vivió los últimos cuatro años.
Bastante menos activo en las redes sociales, el ex presidente utilizó recientemente su cuenta de Twitter para recordar al publicista Ernesto Savaglio, quien falleció el 3 de febrero. “Quiero enviarle un saludo afectuoso a la familia de Ernesto Savaglio, un hombre talentoso y entusiasta con el que compartí momentos importantes”, tuiteó.
Después de dejar la Casa Rosada, el 10 de diciembre, Macri decidió desintoxicarse de la política, seguir una agenda acotada y desconectarse de la coyuntura. Su objetivo es continuar con un perfil bajo mientras analiza las primeras medidas de su sucesor, Alberto Fernández.
Su equipo de colaboradores, en tanto, también sigue de cerca la denuncia penal contra Macri que presentó el senador del Frente de Todos, Oscar Parrilli. Lo acusó de los delitos de “daño agravado” e “incumplimiento de los deberes de funcionario público” por la demolición de una escalera histórica de la Casa Rosada (que databa del año 1895 y que era de mármol de Carrara, la cual fue reemplazada por un ascensor), por el abandono y deterioro de su museo (que se inundó por filtraciones y mal mantenimiento y permanece inhabilitado desde hace dos años) y por la destrucción del Salón Azul (que al momento de la asunción de Macri estaba en buenas condiciones).
Seguí leyendo: