La entrevista se realizó en el pequeño despacho que Sebastián García de Luca, ex viceministro del Interior de Rogelio Frigerio, diputado del riñón de Emilio Monzó, habita en la planta baja del Congreso. Quiere cambiar de oficina. En su entorno dicen que es transitoria: el ex funcionario, que todavía no cumplió 40 años, ya se acomodó al Parlamento, pero aún extraña la Casa Rosada.
- ¿Me define, según su visión, qué es hoy Juntos por el Cambio?
- La misma estructura partidaria que hace cuatro años. Lo cual creo que es un problema.
- ¿Por qué?
- Porque el punto nuestro cuando hacemos los planteos que hacemos, en términos políticos, tienen que ver con salir de esa lógica rígida y estática de Cambiemos. Yo quiero volver a gobernar, no quiero ser una oposición testimonial antikirchnerista. Y para eso hay que dar un desafío en serio de cómo se logra una amplitud.
- Cuando usted dice “yo quiero volver a gobernar”, ¿es porque cree que hay actores dentro de Juntos por el Cambio que no quieren volver a gobernar?
- No digo eso. Digo que la discusión, sobre todo después de la derrota, tiene que ser cómo damos una estrategia clara de la amplitud. Yo creo que no hubo un replanteo de qué pasó después de la derrota. Nuestro planteo político es coherente con lo que fuimos diciendo durante muchos años, que tiene que ver con esa amplitud, lógica, con coherencia, que esté dispuesta a ser generosa y general, y que las decisiones dejen de ser tomadas por las mismas tres o cuatro personas de siempre.
- O sea que usted dice que el grupo de dirigentes que responden a Emilio Monzó no se sienten representados por la mesa nacional de Juntos por el Cambio.
- Creemos que hace falta institucionalizar dentro de esa mesa una parte de los dirigentes que no venimos de ninguno de esos tres partidos que forman el frente (N. de la R.: El PRO, la UCR y la Coalición Cívica) y que además eso termina siendo un puente para que vengan otros sectores.
- ¿Y hay un reclamo formal de formar parte de esa mesa?
- Hay un planteo político, sí.
- ¿Y qué respuesta hay?
- Es parte de lo que venimos conversando. Es todo muy reciente. Dejamos de ser gobierno hace 50 días, con lo cual tampoco uno plantea soluciones inmediatas. Pero nuestra primer decisión fue privilegiar la unidad. Nuestro planteo político no es de romper, es de ampliar.
- ¿Ampliar adónde? Porque uno mira hacia el PJ y está todo junto de un lado.
- Bueno, será parte del desafío a futuro. No es una respuesta inmediata. Es un error caer solamente en el dogma. Termina siendo un partido político por oposición al kirchnerismo.
- ¿Qué le produce cuando, por ejemplo, usted ve que el ex presidente Mauricio Macri va a formar parte de una institución vinculada al fútbol?
- Yo creo que Macri está pasando por una etapa de prudencia, creo que ese silencio es parte de lo que él quiere hacer en esta etapa. Yo no se qué quiere hacer Macri.
- ¿No le molesta?
- No.
- ¿Lo alivia?
- Tampoco. Lo tomo como lo que es, un dirigente que fue presidente de la Argentina, una figura dentro de la política por ese rol que tuvo, y los desafíos los tendrá él. No me alivia ni perjudica en estas instancias, son los tiempos lógicos que él se está dando.
- ¿Existe el “monzoísmo”?
- Existe como una cantidad de representación que tiene Emilio en muchas partes de la dirigencia de la política nacional, no sólo en la provincia de Buenos Aires, que lo rescata como un hombre coherente, responsable, un hombre de Estado como quedan pocos en la Argentina, y que tiene claro que lo que viene es ese espacio de diálogo y de consenso. En la Provincia hay concejales y legisladores, con las dificultades que hemos tenido en la provincia de Buenos Aires.
- Por esas dificultades que menciona, ¿le echa la culpa a María Eugenia Vidal?
- Ella tuvo autonomía política para definir sobre la provincia de Buenos Aires.
- ¿Y no hay autocrítica de ustedes de no haber desafiado en todo caso esa imposición de Vidal de que ustedes no podían hacer política en la Provincia?
- Puede ser, tuvo que ver más con la responsabilidad de Emilio en términos del lugar donde él estaba. Pero sí, aparece una discusión sobre lo que quizás se podía haber discutido.
- ¿Hay rencor con Vidal?
- No, lo tomamos como una etapa, obviamente que hacemos la autocrítica entre nosotros, pero no en términos personales con Vidal.
- ¿Y su evaluación política de Vidal cuál es?
- En principio, creo que la sociedad en términos mayoritarios de la provincia de Buenos Aires definió qué es lo que le pareció el gobierno de Vidal. Me queda la frustración como parte del mismo frente político que fue ella de no haber hecho los cambios profundos que se podrían haber hecho en la Provincia. No niego la responsabilidad de Vidal, es responsable, tiene sus virtudes, pero se gobernó con una visión porteña. Se manejaron con mucha soberbia y desconocimiento, subestimaron a los dirigentes territoriales, a los intendentes.
- ¿Es culpa 100% de Vidal?
- Era gobernadora. No quiero entrar en discusiones de tal o cual. Como funcionamiento, desde lo político, y desde la gestión. Rescato mucho a Hernán Lacunza, a buena parte de lo que hizo Cristian (Ritondo) en términos de seguridad, y después creo que fue una catástrofe en términos educativos.
- ¿Estuvo enemistado con Ritondo, jefe del bloque PRO?
- Nunca fue en términos personales. Hemos hecho una mejor relación porque nos empezamos a conocer.
- Usted es bonaerense, ¿votó a Vidal?
- El voto es secreto.
- ¿Y cómo hizo para convivir entre el “monzoísmo” y el “peñismo”?
- Con Marcos (Peña) siempre tuve una muy buena relación, y hablaría mal de mí no reconocerlo. Lo respeto en términos profesionales y lo aprecio en términos personales. Eso primó por fuera de las diferencias que podíamos tener en cuanto a estrategia política. Le reconozco sus virtudes, comunicacionalmente tiene una visión moderna.
- ¿Se dijeron todo lo que se tenían que decir?
- Siempre.
- ¿Qué le llama más la atención o que lo moviliza más de estos últimos días, escucharlo a Jaime Durán Barba o escucharlo a Macri?
- Ninguna de las dos cosas. Durán Barba es uno de los pocos casos en que un asesor quiere ser más importante que un asesorado.
- Pero lo dejaron ser más importante...
- Pero esa fue su actitud. A diferencia de su socio, Santiago Nieto. Decir estrategias por los medios o dar pensamientos provocadores para alimentar un ego, va en contra de un asesor. Realmente siempre me pareció poco profesional e irresponsable esa actitud. Lo de Macri lo tomo como una charla en la intimidad que no se debió haber filtrado. Y no pongo nunca en discusión que la responsabilidad y la autoridad en la toma de decisiones en temas tan importantes son del presidente.
- ¿Macri ejercía el liderazgo en términos económicos?
- No hay duda para mí de eso.
- ¿Y en términos políticos?
- También.
- ¿Y en términos políticos, la opinión de Peña pesaba más que la de Macri a veces?
- Había un vínculo casi idéntico. En todo caso, como dice Emilio, Marcos lo mejoraba a Macri. El rol de Marcos era muy importante en ese esquema.
- ¿Se sostiene en el tiempo la unidad de Junto por el Cambio en diputados?
- Nosotros privilegiamos la unidad, nunca nadie habló de romper porque sí.
- Le cambio la pregunta. ¿Están haciendo mucho esfuerzo para sostener la unidad?
- Después de una derrota electoral, y en la forma que uno cree que tiene que ser la construcción política de Cambiemos, sin dudas de que todos hacemos esfuerzos por la unidad. No hay un organigrama, ni un presidente, ni una autoridad superior que te ordene.
- ¿Estuvieron cerca de romper con el bloque?
- Estuvimos siempre planteando la necesidad de que se generara una identidad distinta dentro del frente.
- ¿Pero la ruptura fue una hipótesis válida?
- Quiero diferenciar. Nosotros queremos ampliar, no romper. Nadie discute la unidad. Discutimos la amplitud. La expectativa que tenemos con Emilio y con Rogelio es que esa amplitud se logre con otros dirigentes.
- ¿Y hay un fecha límite?
- No lo sé. Con el tiempo va a haber mayor claridad de qué es lo que pensamos todos dentro de este frente.
- ¿El objetivo de ustedes es gobernar la Provincia?
- Todo monaguillo quiere ser Papa y todo bonaerense quiere ser gobernador.
- ¿Y eso va a depender del fracaso o no de Axel Kicillof?
- Realmente como persona que vive y que tiene toda su familia en la provincia de Buenos Aires, quiero que a Axel le vaya bien.
- ¿Para usted Macri es pasado?
- Dependerá de lo que él quiera. Hay mucha gente que se considera macrista.
- ¿Usted se considera macrista?
- No.
- ¿Y qué es, “monzoísta”?
- Soy peronista con una relación de vinculación muy fuerte con Emilio y con Rogelio.
- ¿Y le da orgullo haber formado parte del gobierno de Macri?
- Me da orgullo haber sido viceministro del Interior. No estoy orgulloso del gobierno en general, pero tampoco puedo renegar del lugar que tuve. Hablaría mal de mí si lo hiciera.
- ¿La elección se perdió en las PASO?
- Sí.
- ¿Se subestimaron?
- No se alcanzó a ver la dimensión de la diferencia que hubo en las PASO. Durán Barba hablaba de una derrota por tres puntos, hasta con posibilidades de ganar.
- ¿Y usted creyó de verdad en algún momento de la campaña de cara a octubre que se podía llegar al balotaje?
- Había una sensación de alguna épica. De una épica que nace en la sociedad. La gente en Plaza de Mayo fue a buscar a Macri para decirle “dale que se puede”.
- ¿Extraña la Casa Rosada?
- Extraño ser gobierno. Más allá de lo edilicio.
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