La designada embajadora en el Vaticano, María Fernanda Silva, consideró presos políticos a Milagro Sala y Luis D’Elía y dijo que “pagan con prisión su lealtad y su color de piel”. Además, calificó de “líder continental” a Néstor Kirchner, a quien ubicó como uno de "los presidentes y presidentas que comprendieron que la integración no era algo que quedaba bonito para la foto sino que jugaron en serio, jugaron a fondo en todos los foros”.
La diplomática habló en diciembre pasado en la Radio AM 750 con el periodista Gustavo Campana, que reprodujo un fragmento de la nota en el sitio web de la emisora. Campana, que también es historiador y participaba del programa matutino que conduce Víctor Hugo Morales, fue designado subdirector artístico de Radio Nacional por el actual gobierno.
“No es ninguna casualidad que la primera presa política sea Milagro Sala –afirmó la futura embajadora en el Vaticano–. Estos cuatro años de prisión hablan peor de nuestro espacio que del espacio que la tiene presa. Lo digo porque manejar un territorio enorme, hacer una obra social increíble... nada de eso le bastó para ir en una lista como candidata a gobernadora o senadora de su provincia. Fue candidata al Parlasur, en no sé qué lugar de la lista en donde se discute si tiene fueros o no”.
Y agregó: “Ni que hablar de Luis D’Elía, enorme compañero que no tuvo ningún lugar en nuestras listas en todo nuestro gobierno. Los dos pagan con prisión su lealtad y su color de piel también, porque el racismo es estructural en el Estado argentino. Además, son los dos, sobre todo Luis, al que los propios compañeros dicen libertad a fulano o a mengano y no hablan de Luis D’Elía. Así que un enorme abrazo, Negro querido, que ojalá te hagan llegar a vos y a todos los compañeros y compañeras presos políticas y presas políticas”.
Luego habló también de la integración de América latina y de la importancia de un “líder continental” como Néstor Kirchner en la conformación de UNASUR. “Aquel momento fue un tiempo de coraje, de proyectos estratégicos de presidentes y presidentas que comprendieron que la integración no era algo que quedaba bonito para la foto sino que jugaron en serio, jugaron a fondo en todos los foros. El tratado de UNASUR decía ir mas allá de la integración. Fueron proyectos donde los pueblos fueron no sólo incorporados desde los textos, sino también desde la realidad de los movimientos sociales que se sintieron integrados. Recordemos que la UNASUR paró golpes de Estado, a la vez que produjo medicamentos y vacunas a bajo costo”.
Silva, católica y la primera mujer afrodescendiente del servicio exterior argentino, ya conoce las tareas de la embajada en el Vaticano: acompañó a Eduardo Valdés hasta 2015, cuando el actual diputado nacional fue relevado del cargo por Mauricio Macri.
Además, acompañó a Alicia Castro cuando estuvo al frente de la embajada argentina en Venezuela y fue ministra de la embajada en Ecuador, donde también se desempeñó ante la secretaría de UNASUR.
Hija de padre argentino y madre nacida en Cabo Verde, Silva tiene una historia particular que involucró al propio Francisco. Se casó y tuvo una hija. Sin embargo, su matrimonio obtuvo una nulidad canónica por parte de la Iglesia debido a que su esposo se dedicó al sacerdocio, proceso del que participó Jorge Bergoglio cuando era obispo de Buenos Aires. Es decir, según el derecho canónico, Silva es soltera.
Uno de los argumentos del Gobierno para impulsar la candidatura de Silva es su defensa de las minorías y refugiados, temas que Francisco suele abordar en sus homilías. Entrevistada por el propio Valdés en 2012 en su programa “Café Las Palabras”, habló sobre los derechos de los afrodescendientes.
“Los africanos y afrodescendientes ya estamos aquí antes de que la Argentina se llame así. Hay que recordar la esclavización, la trata trasatlántica de personas en condición de esclavizados, y que muchos de nuestros ancestros llegaron al puerto de Buenos Aires en esa condición, en barcos que hacían la trata trasatlántica de modo legal y también de modo de contrabando. Es decir, después de nuestros hermanos indígenas y pueblos originarios, la colonización y la conquista ya es esclavista y ya trae a personas bajo la condición de esclavización desde el primer momento”, indicó en aquella ocasión.
Hay que recordar que la Casa Rosada tuvo un paso en falso cuando impulsó como embajador a Luis Bellando, pliego que debió retirar por resistencias que surgieron desde la Santa Sede. No es el primer veto. En su momento, Cristina Kirchner propuso a Alberto Iribarne y Mauricio Macri a Tomás Ferrari. Ambos estaban divorciados, con lo cual tuvieron que resignar esa postulación.
Ante esta situación, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, sostuvo que se revería el nombre de Bellando y que se analizaría “si hace falta otro candidato o candidata”. En ese momento surgió el nombre de la diplomática María del Carmen Squeff, cercana al kirchnerismo y elogiada por el canciller Felipe Solá. Pero, finalmente, el Presidente confirmó desde Roma que la embajadora será Silva.