Al final, Ricardo Nissen fue designado oficialmente al frente de la Inspección General de Justicia (IGJ) a través de un decreto firmado este martes por Alberto Fernández, Santiago Cafiero y Marcela Losardo, que será publicado en el Boletín Oficial en estas horas.
Nissen, un abogado de trayectoria, ya había estado como director del organismo entre el 2003, elegido por Néstor Kirchner. En 2005 dejó su lugar, pero siguió cerca de la familia K. Tanto que volvió a vincularse indirectamente con la IGJ: se presentó como apoderado de los hijos de los ex presidentes en la sociedad Hotesur. En su última presentación, según fuentes oficiales, resaltó que nadie quería aceptar ser director de la compañía por “persecución política”. Es una de las firmas investigadas por la Justicia.
“Cuando haya una inscripción de Hotesur, me abstendré de atenderla. Me excusaré sobre esa u otra sociedad que haya asesorado a lo largo de mi carrera”, había aclarado el abogado la semana pasada, en diálogo con TN.
El organismo estaba por ahora acéfalo: desde la renuncia de Sergio Brodsky, el 10 de diciembre pasado, era virtualmente liderado por Víctor Malavolta, un abogado del PJ vinculado a la ministra de Justicia, Marcela Losardo, que tiene a su cargo la Subsecretaría de Asuntos Registrales.
El regreso de Nissen al organismo encargado de controlar las sociedades civiles y comerciales, y fundaciones, con domicilio legal en la Ciudad, también vuelve a poner sobre el tapete el nombre de una ex funcionaria judicial que tuvo relevancia en la última década: Alejandra Gils Carbó.
Especialista en derecho comercial, la ex procuradora, que renunció -y se jubiló- al Ministerio Público Fiscal a fines del 2017 con fuertes presiones de la anterior administración, que desde la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada había buscado removerla con insistencia como jefa de los fiscales, tiene una relación de muchos años con Nissen. Fuentes oficiales y de la IGJ confiaron a este medio que Gils Carbó será una suerte de asesora del flamante titular del organismo. Por ahora, sin cargo.
“No tiene pensado ingresar a la planta. Puede que en algún momento realice alguna consultoría externa. Nada exclusivo”, aclararon colaboradores de la ex procuradora, que mantuvo sus vínculos con el kirchnerismo después de su alejamiento del MPF.
Desde ese momento, Gils Carbó se dedicó a su especialidad original: casos comerciales y societarios. Por estos días remodela su estudio, cercano al Congreso. Sigue procesada por administración fraudulenta por la compra de un inmueble.
La ex procuradora, que había llegado al Ministerio Público en agosto del 2012 impulsada por Cristina Kirchner y tras la renuncia de Esteban Righi por los coletazos del caso Ciccone, vinculó ese avance de la Justicia con el anterior gobierno. “Me están atacando con todo el poder de un gobierno, y ese poder incluye ejercer fuertes presiones sobre funcionarios y jueces”, había dicho en declaraciones televisivas antes de presentar su renuncia.
En los últimos días, Gils Carbó intentó volver a acercarse a la vicepresidenta, a quién le envió mensajes a través de dirigentes en común. Había querido juntarse a fin de año, sin suerte. Volverían a verse en breve, según sus colaboradores.
El retorno de Nissen al frente de la IGJ conlleva además el regreso de funcionarios que ya habían tenido lugares de relevancia en la estructura del organismo. Por ejemplo, Luis María Calcagno, que regresaría al frente de la dirección de Entidades Civiles, un cargo que ya había tenido y al que luego renunció por chispazos internos. Hoy es inspector raso.