A los 77 años, murió el sociólogo Julio Aurelio, un verdadero padre de la consultoría política moderna en la Argentina, ya que al regresar de años de exilio en España, volvió al país con las primeras herramientas de opinión pública en materia electoral.
La campaña electoral de Italo Luder-Deolindo Bittel, la fórmula del PJ que compitió en 1983, fue su primera responsabilidad profesional como asesor político estratégico. Sus encuestas fueron las primeras en advertir que algo nuevo estaba pasando en la sociedad porque verificaba en los estudios cualitativos: "Las madres están votando como sus hijos y los jóvenes están eligiendo a Raúl Alfonsín”, alertó entonces.
Los cronistas de la primera elección sin proscripciones en las que el peronismo perdió la mayoría, incluso, dan cuenta de que Aurelio le pedía a los responsables de campaña que “dejen de hablar de muerte y hablen de vida”, pero salvo Antonio Cafiero, que quedó afuera de los esquemas del poder en esas elecciones, nadie quiso escucharlo.
Su talento anticipatorio, su fenomenal capacidad para ver más allá de lo que decían los números (en todos los estudios cuantitativos ganaba el peronismo), se hizo leyenda y, así, empezó a crecer su prestigio y el trabajo de ARESCO, la consultora que fundó en 1981 con Enrique Zuleta Puceiro, de quien después se distanció.
Aurelio desempeñó una gran actividad académica desde 1963, como docente de la UBA, donde llegó a ser titular de la cátedra Opinión Pública de la carrera Ciencias Políticas y coordinador del área metodológico-técnica de la Facultad de Ciencia Política de la Universidad de El Salvador.
También fue presidente de la Cámara de Empresas de Investigación Social y de Mercado (CEIM) y de la Asociación Latinoamericana de Consultores Políticos (ALACOP), además de miembro del Directorio de la Asociación Internacional de Consultores Políticos.
Aurelio era famoso por “hacer las encuestas”, es decir, invertir en la realización efectiva de estudios nacionales que exigían un fuerte trabajo de campo. También por decirle la verdad a los clientes que lo contrataban, lo que le valió no pocos disgustos.
Profesionalmente lo heredó su hijo Federico, vinculado como su padre al peronismo, aunque también suele trabajar para otros candidatos de Cambiemos, lo que incluye a Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta.
Aurelio murió padeciendo una dura enfermedad de base neurológica, aunque su familia siempre fue muy reservada al respecto y nunca quiso dar detalles.
No será velado. Y su entierro se realizará mañana en horas del mediodía en el Parque Memorial.
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