No se irá a estudiar al exterior ni piensa retirarse de la política activa. Tampoco recurrirá nuevamente a los consejos de Jaime Durán Barba. Marcos Peña volvió hace quince días de sus plácidas vacaciones en la zona de La Paloma, Uruguay, y en febrero o marzo reanudará su actividad al lado de Mauricio Macri y, como una alternativa que le asegure ingresos en la actividad privada, comenzará con tareas de consultoría en comunicación política y campañas electorales para clientes extranjeros.
El ex jefe de Gabinete ya decidió que acompañará a Macri en la construcción de una alternativa opositora que exprese ese 40 por ciento de los votos que obtuvo ese espacio en las últimas elecciones nacionales. Pero hay matices. El ex presidente se apoyará en la estructura existente de Juntos por el Cambio, que incluye al Pro (que desde el 10 de febrero estará presidido por Patricia Bullrich), el radicalismo, la Coalición Cívica y a peronistas como Miguel Angel Pichetto. Peña, en cambio, no se involucrará en el andamiaje político tradicional y acompañará a su líder de manera directa y personal.
Lo más probable es que Peña se integre a un nuevo proyecto que pondrá en marcha Macri cuando regrese a fin de mes de sus vacaciones en el country Cumelén, en Villa La Angostura, Neuquén: el lanzamiento de una fundación dedicada al estudio y al debate de las políticas públicas, que aún no tiene nombre y desde donde también planea brindar un ciclo de charlas en el exterior sobre su experiencia gubernamental y los múltiples desafíos que debe afrontar la Argentina.
El futuro emprendimiento macrista funcionará en el nuevo lugar de trabajo del ex presidente desde que dejó el poder: un piso espacioso con varias oficinas que está ubicado en un sobrio edificio sobre la avenida del Libertador, a tres cuadras de la quinta de Olivos, en el partido de Vicente López.
En la fundación lo acompañarán Fernando de Andreis, el ex secretario general de la Presidencia; Darío Nieto, su ex secretario privado; Ana Moschini, su secretaria de siempre, y su flamante vocero y responsable de prensa, Gustavo Gómez Repetto, que desde diciembre reemplaza a Iván Pavlovsky.
Quienes lo conocen a Peña imaginan que el estratega del macrismo tendrá allí un escritorio, aunque dicen que prefiriría alternar ese lugar con oficinas propias para dedicarse a las tareas de consultor.
Macri hizo este sábado su primera reaparición pública desde que dejó la Presidencia: habló con un grupo de referentes y militantes del PRO en Villa La Angostura, donde hizo un balance sobre la última etapa de su gobierno. “Estoy convencido que esta vez no nos van a llevar puestos como en el 2001″, les dijo, con la misma fortaleza, dicen, que utilizará para regresar en febrero al primer plano.
De todas formas, pese a la reanudación de la actividad política, Macri y Peña aún dudan en levantar su perfil con declaraciones fuertes que los ubiquen hoy como los más claros opositores a Alberto Fernández. En el fondo saben que, más allá del 40% de los votos, cualquier posición pública a tan poco tiempo de haber dejado el poder podría causar un efecto contrario al que buscan en una sociedad que mayoritariamente mantiene expectativas sobre la gestión del nuevo gobierno.
Más allá de la fundación, Macri tiene otros proyectos entre manos. Escribir un libro sobre su experiencia en la Presidencia, como anticipó Infobae en diciembre, y comenzar en abril o en mayo una serie de visitas a las provincias, con la idea de dialogar con distintos sectores y con la gente, en una iniciativa que buscará recrear la mística que se generó alrededor de su figura luego de las PASO, cuando realizó actos masivos en 30 ciudades durante 30 días para intentar “dar vuelta la elección”.
Para los ideólogos del macrismo, la recorrida por el interior tendrá ese espíritu de la remontada final, que permitió pasar del 32,9% obtenido en las primarias al sorprendente 40% en las elecciones nacionales en menos de tres meses. No alcanzó para obtener la reelección, por supuesto, pero, a juicio de Juntos por el Cambio, el peronismo no pudo arrasar tras el 49% logrado en las PASO y eso se constituyó en una barrera para contener el fundamentalismo del núcleo duro kirchnerista.
Peña, que se adjudica la paternidad de la idea de las marchas del “Sí Se Puede” que terminó instrumentando Hernán Lombardi, podría ayudar a diseñar el plan de visitas al interior que quiere hacer Macri dentro de tres o cuatro meses, pero no tiene previsto acompañarlo. Dicen que el ex jefe de Gabinete se imagina a sí mismo ocupando un lugar importante en esa iniciativa, pero con menos exposición pública que la que tuvo en los últimos años de gobierno.
La fundación macrista, además de los objetivos formales que se propone, será el eje de una estrategia en la que quieren avanzar el ex presidente y muchos ex funcionarios en los próximos días: armar una red de equipos que permitan monitorear las diversas áreas de la gestión de Alberto Fernández para denunciar irregularidades, errores, falta de transparencia y posibles hechos de corrupción.
Así, la entidad que creará y presidirá Macri se sumará a la que tienen o tendrán ex ministros como Patricia Bullrich y Guillermo Dietrich para seguir de cerca los temas vinculados con la seguridad, el transporte y la educación, aunque nadie descarta que se sumen otras fundaciones porque desde el macrismo se quiere seguir de cerca, fiscalizar, investigar y producir informes sobre la economía, las obras públicas, la cultura y los medios públicos durante el actual gobierno.
Bullrich, por ejemplo, encabeza desde hace doce años el Instituto de Estudios Estratégicos de Seguridad, que se dedica, por ejemplo, a análisis comparativos con otros países de la problemática de la droga y otras cuestiones vinculadas con el tema en el que se especializó la ex ministra.
El perfil técnico de este andamiaje de fundaciones e institutos (distinto al sesgo partidario que tiene la Fundación Pensar del macrismo) aportará los datos para que los dirigentes de Juntos por el Cambio puedan contar con argumentos y números para sostener la oposición a Alberto Fernández.
Después de todo, el año que viene habrá elecciones de renovación parlamentaria y la oposición apuesta a un rápido desgaste del Gobierno para sumar fuerza en el Congreso y en las provincias. ¿Podrán Macri y Peña recuperarse del traspié electoral y volver a constituir una alternativa política competitiva? Ambos quieren construir desde febrero una respuesta positiva a ese interrogante.
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