Al cumplirse cinco años de la muerte de Alberto Nisman, el fiscal que investigó el atentado a la sede de la AMIA y apareció sin vida en el baño de su departamento de Puerto Madero; su familia, amigos íntimos, dirigentes de la comunidad judía y algunos políticos participaron de una ceremonia íntima que se realizó este domingo por la mañana en el cementerio israelita de La Tablada.
A la conmemoración, que empezó a la 10, asistieron Sara Garfunkel, la mamá del fiscal; el titular de la DAIA, Jorge Knoblovits; el número dos de la AMIA, Leonardo Chullmir; el jefe de los fiscales, Carlos Rívolo; el rabino Sergio Bergmn, la rabina Graciela Grimberg y el diputado Waldo Wolff, entre otros.
Si bien se había especulado con que las hijas de Nisman y la jueza Sandra Arroyo Salgado, ex mujer del fiscal, participaran de la ceremonia; ninguna de ellas asistió.
Al momento del kadish, uno de los principales rezos de la religión judía, Knoblovits tomó la palabra y volvió a afirmar que Nisman fue asesinado. “Quiero hablar de certeza, vergüenza y dolor. Yo estuve con Alberto dos días antes del asesinato y quiero darles certezas”, arrancó diciendo.
“Quiero hablar de certeza, vergüenza y dolor. Hoy tenemos la certeza de que Alberto fue asesinado porque el derecho otorga certezas. Alberto investigó la causa más contaminada de la Argentina. La causa AMIA estuvo atravesada por servicios de inteligencia y políticos. Alberto fue quien pudo enderezar esa causa. Todos sabemos que cuando las certezas se alejan de lo jurídico, lo que opera es el desorden y el caos. Cuando se firmó un pacto con el acusado del atentado a la AMIA se quitaron la certezas. Cuando se dice que en la causa hay que revisar pericias y se violan las pruebas también están violando las certezas. Cuando se violan las certeza desaparece el delito”, afirmó.
Cuando hizo hincapié en la “vergüenza” dijo que ese fue el sentimiento que tuvo cuando escuchó a hablar a Mohsen Rabbani, uno de los principales acusados de volar la AMIA, sobre el caso Nisman. Y cuando se refirió al “dolor”, señaló que eso es lo que se siente la mayoría cuando hablan de la vida privada del fiscal.
“La sensación que tenemos es que la esencia de Nisma se torna cada vez más importante en Argentina. Todos los que estamos acá tenemos pudor de estar hablando frente a la tumba de Alberto. Este reconocimiento es de parte de todos. Nisman fue un fiscal argentino que trascendió la Argentina”, remarcó.
Antes que el titular de la DAIA tomó la palabra el rabino Bergam, que parado al costado de la tumba de Nisman era observado en silencio por Sara Garfunkel desde la primera fila. Junto a ella había alrededor de 40 personas, quienes le manifestaron sus muestras de afecto. Ella, por su parte, prefirió no hablar.
“Recemos y dediquemos en silencio nuestras presencias en este día de recordación. Lo hacemos con el dolor y con el reclamo de la verdad que trae la paz y la justicia que no tenemos y aún con esta trágica pérdida sabemos agradecer la vida de Alberto Nisman, que fue una bendición para los suyos y un privilegio y un orgullo para el desafío de la nación del porvenir. Su presencia ante nosotros fue un privilegio que Dios nos dio en este mundo para compartir con él sueños, felicidad, lágrimas, tristeza y todo aquello que puede resumirse en una vida con amor y sentimiento compartido”, dijo el rabino.
Visiblemente acongojado y rodeado de los afectos del fiscal, detrás de su rezo se escuchaba el cantar de los pájaros: “Estamos hoy juntos en el lugar de la congoja, al que hemos devuelto su cuerpo y su alma en el misterio de la trascendencia; que es lo que nos une y nos reúne para que así su legado y su testimonio tengan vida eterna en las instituciones de la República y en los corazones de cada uno de nosotros. Dediquemos un minuto de silencio en memoria del fiscal Alberto Nisman”, pidió. Y luego continuó: “Frente a su ausencia traemos nuestra presencia y venimos a afirmar que el amor supera a la muerte y que su lucha no perecerá".
Este sábado, por el mismo motivo, hubo una multitudinaria concentración en Plaza del Vaticano, frente al Teatro Colón. Organizada por el Equipo Republicano y el Equipo Banquemos -dos agrupaciones integradas por “ciudadanos independientes sin pertenencia partidaria”- convocó a movilizarse bajo el lema “Justicia perseguirás. No fue suicidio, fue un magnicidio”.
“Nos hemos reunido para rendir tributo a quien dio su vida para que todos los argentinos podamos conocer la verdad sobre quienes fueron los autores del atentado contra la sede la AMIA que, sabemos, también son los responsables de la voladura de la Embajada de Israel. No es este el reclamo solo de las víctimas y sus familiares sino de todo un país al que esas bombas asesinas les sacudió el alma”, fue el comienzo del discurso que fueron leyendo distintas personas.
En esa línea, el texto continuó: “Nadie en la Argentina puede darse el lujo de interpretar la muerte del Fiscal Alberto Nisman según su ocasional conveniencia política o el cargo que circunstancialmente ocupe. Quien piense que el sillón de Rivadavia tiene el poder de hacer cambiar la verdad; quien crea que la verdad puede escribirse y cambiarse a conveniencia no es más que un aliado de la mentira y cómplice de los culpables”.
El documento que leído durante el acto cuestiona duramente el accionar de varios funcionarios nacionales de aquel momento, tras la denuncia de Nisman contra la entonces presidenta Cristina Kirchner, así como también la actitud del actual mandatario nacional, Alberto Fernández: el texto sostiene que ambos “pactaron una candidatura a cambio de impunidad”.
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