A un mes de la asunción del presidente Alberto Fernández, el empresario Martín Cabrales interrumpe su descanso de verano en Punta del Este y recibe a Infobae para hacer un minucioso análisis económico y político de la Argentina.
Martín Cabrales se desempeña como vicepresidente de Cabrales SA y de Bodegas Norton; es integrante de la Mesa del Comité Ejecutivo de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL) y de la Unión Industrial Argentina (UIA); es integrante del Consejo de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y vicepresidente de la Cámara Argentina del Café. En diálogo con Infobae, aseguró que “el cepo al dólar era necesario”, que “Alberto Fernández es un gran lector de la economía y de la realidad de los argentinos”, y que “Cristina Fernández de Kirchner es una pieza fundamental en el consenso y en terminar con la grieta”.
-Vayamos a la historia de esta empresa familiar argentina que lleva su apellido: ¿Cómo y cuándo comenzó?
La empresa tiene 78 años y la fundó mi abuelo en Mar del Plata, que se llamaba igual que mi padre y yo: Antonio Martín Cabrales. La empresa de mi abuelo fue creciendo y luego se incorporaron mi padre y mi tío. Después, llegaron mis hermanos, Germán y Marcos, y yo. Ellos viven en Mar del Plata. Me fui Buenos Aires a estudiar abogacía y me terminé quedando a vivir.
Como toda empresa familiar, fui pasando por distintos sectores y tuve distintas funciones. Es algo que me apasiona. Me crié jugando con mis hermanos, con las bolsas de arpillera para el café.
-¿Cómo es trabajar en familia?
La empresa familiar siempre necesita tener un buen consultor de empresas familiares para poder discutir y resolver los problemas. Lo ideal es plantear situaciones hipotéticas y darles una solución. Entonces, cuando llega ese planteo, la solución ya está de antemano. Así se resuelve, por ejemplo, cómo va a ser el ingreso de la familia a la empresa. Es importante tener reglas claras y hacer un protocolo familiar que, si bien no tiene fuerza de ley, tiene una fuerza moral dentro de la familia. Todo eso se establece ahí, previo a que se desate algún conflicto.
Es importante profesionalizar la empresa para que pueda dar un salto y tener la posibilidad de rodearse de gente que conoce más sobre cada área.
-¿Cómo está hoy la industria del café?
Venimos de una crisis grande. Los argentinos somos de renovar siempre la confianza, y el cambio de gobierno y de política económica, en una crisis tan grande, es también una gran oportunidad. Creo que el presidente Alberto Fernández tiene la gran oportunidad de hacer un muy buen gobierno. Venimos de una recesión muy aguda y que nos tocó a todos, pero hay mucha gente que está muy mal y eso se ve. Creo que se renovaron las esperanzas.
-¿Qué expectativas tiene con este nuevo gobierno para este año?
Va a ser un año difícil pero las expectativas que tengo son muy buenas. Alberto Fernández está llevando muy bien la crisis y conoce muy bien la problemática de los distintos sectores. Tiene una gran experiencia en gobernar, porque fue jefe de Gabinete y pasó por distintos cargos. Conoce mucho y se está rodeando de gente muy experimentada. Las medidas que se tomaron son, en principio, las indicadas para una crisis tan grande. Me parece que va por el camino correcto.
También, creo que la oposición tiene la responsabilidad de acompañar y que el pueblo argentino fue madurando: no somos el mismo pueblo de hace 10 años, hubo un proceso de maduración y la crisis nos hizo pensar. Apuesto a que salgamos de la crisis, a que la clase media recupere su poder adquisitivo, que se pase de la informalidad a la formalidad, que la gente que no tiene trabajo pueda conseguirlo... y eso es a través de la industria.
Alberto Fernández tiene la gran oportunidad de hacer un muy buen gobierno, porque es un gran lector de la problemática argentina. Sabe interpretar la crisis que estamos viviendo y no la minimiza. Está tomando las medidas adecuadas. Es un piloto en una tormenta difícil y viene llevando muy bien el avión. Nos podríamos haber estrellado y no nos estrellamos. No va a ser un año fácil pero tampoco imposible. Soy optimista.
-¿Cómo lo afecta el cepo al dólar, porque Ud compra el café en dólares y luego lo vende en pesos?
Exactamente. Compro en dólares y vendo en pesos. Es siempre un riesgo y hay que conocer mucho porque la materia prima que usamos, el café, no se produce en la Argentina así que hay que tener cintura y saber manejarse. Cada devaluación me pega directamente y muchas veces, la ganancia de muchos años hay que ponerla en la empresa para pagar los sueldos, los proveedores y los impuestos.
Argentina tiene una gran carga impositiva y es muy difícil para las empresas medianas poder ser rentables. Ese es uno de los temas que este gobierno va a tener que ver.
El cepo me parece bien. Si no hubiese habido cepo, no sé a cuánto estaría hoy el dólar. No son medidas simpáticas pero son necesarias, urgentes y pienso que también son transitorias. Tampoco es posible crecer con esta inflación.
-¿Cuáles fueron los aciertos y los desaciertos del ex presidente Mauricio Macri?
Los argentinos vamos madurando. Maduramos en el gobierno de Mauricio Macri desde el punto de vista de la institucionalidad. Su política exterior también fue un acierto. Hubo gente muy capaz en su gobierno pero, evidentemente, lo que falló fue la economía y el resultado electoral así lo demostró.
Creo que el PRO tiene gente muy capaz, que tiene que hacer una oposición seria y responsable. Y es bueno que haya partidos políticos, que podamos elegir y que haya alternancia.
Dentro del gobierno de Macri hubo gente muy capaz, pero falló la parte económica. En eso es en lo que hay que mirar para adelante, en cómo revertimos años -que no vienen solo de Macri- donde hay que hacer reformas de fondo, como la impositiva. Me gusta la visión que tiene Alberto Fernández, porque es una visión regionalizada de la economía. No es lo mismo tener una fábrica en Formosa, que en Santa Cruz. Las realidades de la gente son muy distintas y la Argentina es un país muy extenso. Creo que hay que ver a la economía por regiones y no tocar nunca los derechos adquiridos de los trabajadores, pero mirar a futuro cómo el privado incorpora a mucha gente que está afuera del sistema, o que está precarizada y que hay que llevarla a la formalidad. Es un trabajo del gobierno junto con los industriales y los empresarios.
-¿Cómo la ve Cristina Fernández de Kirchner en su rol de vicepresidente?
La veo bien. Pienso que en esta fórmula -que fue armada por ella y que eligió a Alberto Fernández- es lógico que tenga poder porque aportó muchísimo: el 70 por ciento de los votos. Por otro lado, me parece que Alberto Fernández es un constructor de poder, y está construyendo su propio espacio: va ganando espacio. Pero Cristina es necesaria en la formación de la Argentina, en estos consensos que necesitamos y de los cuales estamos hablando. Argentina necesita el consenso: Cristina es una pieza fundamental en el consenso y en terminar la grieta.
Argentina es un país presidencial, así que es el presidente el que gobierna. Cristina ha sumado al consenso pero el que dicta las medidas es Alberto Fernández: una persona que tiene experiencia en gobernar, que no es un improvisado y que nombró a su gabinete. Obviamente que Cristina tiene todo el derecho de opinar, si ella llevó esa cantidad de votos a la fórmula.
-¿Qué pasa ahora con la grieta?
Hay que saltarla. Uno no puede vivir en esta grieta que empobrece económica y culturalmente a todos los argentinos. Los que tenemos la responsabilidad de dirigir y de comunicar, tenemos que ser prudentes en lo que decimos y llamar al consenso, a la unidad. También, tienen que hacerlo los distintos sectores como la Iglesia, el campo, la industria, el comercio, los sindicatos, los trabajadores, las agrupaciones sociales... tienen que estar todos sentados en la misma mesa para terminar con la grieta, que es un gran mal para los argentinos.
Alberto Fernández tiene la preocupación de cerrar la grieta. Mauricio Macri podría haber colaborado en cerrarla, no fomentando el enfrentamiento con Cristina. En algunos aspectos, el gobierno anterior no escuchó. No supo interpretar, no tuvo el poder de interpretar que tiene Alberto Fernández. Se alejó. Lo peor que hay es que, los que gobiernan, se alejen de la gente y de la realidad del pueblo. Tiene que haber una oposición y hay gente muy valiosa como María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, que está haciendo un gobierno excelente en la ciudad. Me parece que es gente que hay que tener en cuenta. Y ahí está la construcción de un país, justamente con pensamientos distintos, pero sentados todos en la misma mesa.
-¿Cuáles son las principales preocupaciones actuales de los empresarios?
Ahondar en la reforma impositiva y modernizar las relaciones laborales. No afectar derechos adquiridos pero sí pensar en incluir a toda la gente que está excluída. También, la inflación, que es el peor impuesto que podemos tener los argentinos, porque nos va comiendo a todos el poder adquisitivo. Finalmente, el acceso al crédito para capital de trabajo.
La situación de las PyMEs es complicada y creo que el gobierno lo entendió. Alberto Fernández es un gran lector de la economía y de la realidad de los argentinos. Sabe interpretarla y está trabajando en eso, en el consenso social para sacar adelante a la Argentina y terminar con la grieta que es nefasta.
-Alberto Fernández dijo que la clase media está enojada pero va a ser la gran beneficiaria de estas medidas que se tomaron en el primer mes de gobierno, ¿está de acuerdo?
Sí. Es fundamental recuperar el poder adquisitivo de la clase media y creo que están trabajando en eso para mejorar el consumo interno. Una economía sin consumo interno es imposible: hasta las empresas grandes que exportan se apalancan en el consumo interno. Las empresas grandes de alimentación han tenido pérdidas fabulosas. La clase media es la que da el consumo interno y la que mantiene la economía del país: y sí, fue la más castigada.
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