Por primera vez desde el regreso de la democracia en 1983, todas las representaciones diplomáticas bilaterales, multilaterales, financieras y de crédito que actúan para la Argentina en los Estados Unidos estarán coordinadas por el embajador argentino en Washington con el objetivo político de evitar eventuales cortos circuitos al momento de fijar posiciones sobre la renegociación de la deuda externa, la crisis en Venezuela o los juicios aún pendientes en el CIADI, entre otros asuntos estratégicos para la Casa Rosada.
Así lo anunció Alberto Fernández durante un encuentro en la Casa Rosada que protagonizó junto al canciller Felipe Solá, el futuro embajador en el país norteamericano Argüello, el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, y los representantes argentinos que tomarán posiciones en el Fondo Monetario (FMI), el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Argüello tiene una larguísima experiencia diplomática -ya fue embajador en Washington DC, ante la ONU y en Portugal- conoce la agenda internacional y, fundamentalmente, es amigo personal del Presidente. Esta suma de cualidades propias políticas desembocaron en la decisión de Alberto Fernández de crear de “hecho” una “súper embajada” que coordinará toda la agenda argentina en los Estados Unidos.
Además de Alberto Fernández, Solá, Beliz y Argüello estuvieron en el cónclave Cecilia Nahon, que fue designada en el Banco Mundial (BM), Guillermo Francos, que será director ejecutivo en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Sergio Chodos, que actuará frente al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Nahon ya fue embajadora en Estados Unidos designada por Cristina Fernández de Kirchner. Chodos trabajó con Roberto Lavagna cuando se negoció con el FMI en 2003, y Francos conoce como pocos el sistema bancario nacional e internacional. Está previsto que los tres funcionarios lleguen a Washington en los próximos días.
Junto a la responsabilidad de coordinar la actuación de la Argentina en los organismos multilaterales de crédito (FMI, BM y BID). Argüello deberá fijar una hoja de ruta en la Organización de Estados Americanos (OEA) y en Naciones Unidas. Sin embargo, antes de ello, el próximo embajador en DC tiene que aguardar que Alberto Fernández designe formalmente a los futuros representantes diplomáticos ante la OEA y la ONU.
Se trata de dos escenarios internacionales que son claves para la mirada geopolítica del Presidente. En la OEA habrá elecciones en marzo y en la ONU se tratarán asuntos de muchísima importancia como la soberanía nacional en Malvinas, el cambio climático y la tensión en Medio Oriente.
Asimismo, Alberto Fernández decidió que Argüello sea su sherpa presidencial en la cumbre del G20 en Arabia Saudita. El sherpa es el consejero más importante del jefe de Estado que participa en el G20 y su trabajo es fundamental para armonizar las posiciones y redactar el documento final de la cumbre. Arguello viaja a Arabia Saudita en marzo para iniciar su actuación como sherpa de Alberto Fernández.
Si no hay cambios bruscos en la agenda protocolar de Donald Trump. El futuro embajador Argüello será recibido en marzo para formalizar su representación diplomática ante la Casa Blanca. La cita significa un respaldo institucional a la relación bilateral que Alberto Fernández pretende construir con Trump. Ocurriría cuando la negociación con el Fondo Monetario Internacional se encuentre en su momento más complejo.
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