Felipe Solá concluyó satisfecho su debut internacional debido a la agenda política y diplomática que ejecutó antes y durante la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que deliberó hoy en la ciudad de México.
El canciller argentino tenía como objetivo describir en el sistema internacional la mirada de Alberto Fernández sobre la situación de América Latina -en especial Venezuela y Bolivia-, y encontrar consensos para presentar una candidatura a la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Solá fue escuchado con atención por sus colegas del foro regional y reunió suficientes consensos para dar batalla diplomática contra Luis Almagro, que busca su reelección en la OEA y es apoyado por Estados Unidos, Colombia y Chile, entre otros estados miembros.
“Trabajemos para que nuestros logros sean visibles y respetados. Nos parece más que necesario que haya logros concretos durante el año 2020, que nos permitan estar orgullosos de pertenecer a la CELAC”, aseguró el canciller Solá en su discurso ante el plenario del foro multilateral.
Y remató: Si hay algo que une a las personas es el trabajo en común. Cuando las personas están enojadas y empiezan a tener una obra en común y a buscar el mismo objetivo y el mismo logro durante un tiempo, es muy difícil que no terminen amigas”.
Además de participar en las deliberaciones de la CELAC, el canciller mantuvo una larga sucesión de reuniones bilaterales para transmitir sin intermediarios qué piensa Alberto Fernández sobre la situación de América Latina y cómo debería actuar en conjunto la región para solucionar la crisis institucional en Venezuela y Bolivia.
Antes de su encuentro con su colega mexicano, Solá mantuvo reuniones separadas con María Fernanda Espinosa y Hugo de Zela, dos experimentados diplomáticos que aspiran a suceder al secretario Almagro en la OEA. La elección sucederá el próximo 20 de marzo y es poco probable que sea derrotado.
Sin embargo, Alberto Fernández aún cree que tiene chances de vencer a Donald Trump y apuesta por la ecuatoriana Espinosa -aunque esté peleada con el expresidente Rafael Correa-, frente al peruano De Zela que en su momento jugó al lado de Alberto Fujimori cuando intentó demostrar en Washington que no había coronado un golpe de Estado.
En sus reuniones a puertas cerradas en la Casa Rosada o la quinta de Olivos, el presidente siempre expresa su preocupación respecto a la situación social en América Latina e insiste en precisar que ya no se trata de un réplica ideológica de las sociedades de la región, sino un planteo frontal y general al funcionamiento de la democracia como sistema para achicar las asimetrías y cumplir los sueños personales.
En este contexto, de una manera más diplomática y menos descarnada, Solá explicitó en la CELAC la mirada que tiene Alberto Fernández sobre el cambiante humor social que percibe en todo el continente. “América latina atraviesa circunstancias como las que todos conocemos, con datos acompañados de dolor y de un estado de cierto resentimiento y de malestar en buena parte de nuestros pueblos”, describió Solá en perfecta sintonía con el pensamiento presidencial.
Y añadió: “Trabajemos para que nuestro logros sean visibles, respetados y que sean el camino para que otros se enteren”.
Al concluir las deliberaciones, Sola y sus colegas de la región fueron recibidos por Andrés Manuel López Obrador. El presidente mexicano está satisfecho con los resultados de la cumbre de la CELAC, ya que significó un punto de inflexión respecto a la búsqueda de una mirada común regional que hasta ahora no había sucedido. Lo que queda hacia adelante es saber sí este primer paso multilateral puede servir para evitar una nueva crisis social y resolver las situaciones geopolíticas en Venezuela y Bolivia.
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