Felipe Solá planificó su primer viaje internacional como canciller para describir la estrategia diplomática que Alberto Fernández pretende ejecutar en la región. Solá eligió a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) para cumplir ese objetivo político y embarcó rumbo a la Ciudad de México con la intención de explicar que el presidente argentino no tiene clichés ideológicos, respeta la libre autodeterminación de los países y pretende una relación equidistante con Estados Unidos.
Pero la escalada bélica en Medio Oriente, protagonizada por Donald Trump y el régimen fundamentalista iraní, obligará a que el canciller Solá junto a sus colegas de América Latina fijen una posición institucional en el documento final de la CELAC. Será un arduo bordado diplomático porque los 34 miembros de este foro regional tienen distintos alineamientos con los países involucrados en el enfrentamiento militar que libran Washington y Teherán.
En este contexto, Brasil y Colombia jugarán alineados con Estados Unidos, Venezuela tendrá una posición proiraní, y Argentina y México propondrán una mirada más neutra vinculada a la utilización de los organismos multilaterales -ONU, por ejemplo- para dirimir las diferencias a través procedimientos diplomáticos.
Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México, había pensado la cumbre de la CELAC como un escenario diplomático destinado únicamente a tratar cuestiones de América Latina. Y en este contexto, AMLO diseñó una amplísima agenda que incluía la cooperación aeroespacial y aeronáutica, la gestión integral de riesgos por desastres naturales, la compra consolidada entre los estados miembros, la lucha contra la corrupción y la posibilidad de funcionar como bloque con China y las Naciones Unidas (ONU).
Este ambicioso programa para la cumbre de la CELAC, que incluye de hecho el análisis de la situación en Venezuela, Bolivia y la Organización de Estados Americanos (OEA), deberá dejar cierto espacio de tratamiento diplomático a la crisis bélica en Medio Oriente. Irán anunció en la madrugada que concluyeron sus ataques a las bases americanas en Irak y que “no busca una escalada” en la región.
Ahora se aguarda el discurso de Trump para explicitar la posición de la Casa Blanca y adelantar sus próximos pasos en Medio Oriente. Si el presidente de los Estados Unidos eliminó a un importante general iraní alegando que planificaba atacar objetivos americanos, sería una sorpresa táctica que anunciará un alto el fuego tras una avanzada de Teherán que dejó víctimas propias y daños cuantiosos en instalaciones militares de los Estados Unidos.
Cuando llegue su turno, Felipe Solá aprovechará el tiempo para explicar la agenda de Alberto Fernández para América Latina. El canciller argentino argumentará que es necesario encontrar una salida pacífica y consensuada a la crisis de Venezuela, reiterará que Evo Morales es un refugiado político que tiene derecho constitucional para hacer campaña electoral e insistirá en que es necesario cambiar la perspectiva que la OEA tiene sobre los problemas de la región.
Alberto Fernández prefiere a la CELAC que al Grupo de Lima para dirimir la salida de Nicolás Maduro del poder en Venezuela, apuesta a que Evo Morales recupere el gobierno en Bolivia a través de comicios transparentes y sostiene que el ciclo de Luis Almagro en la OEA ya se ha terminado.
Felipe Solá llegó a la Ciudad de México para transmitir sin maquillaje estas ideas centrales que tiene el presidente para América Latina. El canciller argentino tiene como aliado a López Obrador, que piensa como Alberto Fernández, y se pasó toda la jornada del martes tratando de sumar voluntades y consensos políticos.
No le estaba yendo mal, hasta que Irán atacó a Estados Unidos en Irak. En ese instante, el mundo volvió a cambiar de rumbo. Y hay pocos indicios de hacia adónde va y cómo impactará en la agenda geopolítica de América latina.