El fiscal general de la Ciudad de Buenos Aires, Juan Bautista Mahíques, implementó una profunda reforma de la estructura del Ministerio Público para dotarlo de mayor “eficacia y eficiencia” a la hora de combatir el delito.
Tal como detalla la resolución en sus considerandos, la prioridad será dotar a las fiscalías de las herramientas necesarias para atacar los principales objetivos de la nueva gestión: corrupción política, violencia de las barras bravas y organizaciones criminales dedicadas al narcomenudeo, violencia de género y cibercrimen.
En ese sentido, unidades como el Cuerpo de Investigaciones Judiciales serán jerarquizadas “para que los fiscales puedan investigar a fondo” sin tantas trabas burocráticas.
Según revelaron a Infobae fuentes del Ministerio Público, esta reforma de la estructura administrativa partió de un diagnóstico contundente: la organización era vieja, poco operativa, su organigrama tenía demasiados “ravioles” (dependencias del organigrama) y muchas designaciones “políticas” poco capacitadas técnicamente.
Se detectó también superposición de funciones entre diferentes áreas que provocan “confusión en los ámbitos de competencia, diluyen responsabilidades y son fuente de conflictos internos que conspiran contra el adecuado funcionamiento de la organización”. Ante esto fueron reformuladas las misiones y funciones de cada una de las unidades para delimitar correctamente las responsabilidades de cada una.
“Había once Secretarías Generales, cuando la Procuración General de la Nación tiene la mitad”, detalló un hombre que participó del rediseño.
Al mismo tiempo se identificaron muchas unidades organizativas que carecían de la suficiente dotación de personal para desarrollar sus tareas específicas.
Sin embargo, enmarcada en un contexto de austeridad tanto a nivel local como nacional, la reforma no implica ningún tipo de ampliación estructural ni “erogación adicional” para el Estado. Solo habrá reasignación de personal tendiente a reforzar las áreas estratégicas para ganar eficiencia.
Fuentes cercanas al fiscal general aseguraron que en esta nueva etapa habrá tres problemáticas que serán prioritarias. Por un lado, los casos de corrupción que involucran a funcionarios públicos: estos delitos pasaron recientemente a la órbita de competencia de la ciudad de Buenos Aires y Mahiques incluso evalúa la creación de una unidad fiscal que se especialice en investigar los delitos contra la administración pública.
Por otro lado, la violencia en los eventos masivos y los espectáculos deportivos: se implementará -a partir de 1 de marzo- la figura del “fiscal auxiliar” que asistirá al fiscal en situaciones que requieran más personal que el habitual. “Por ejemplo, en un Superclásico podés poner a cuatro o cinco auxiliares que trabajen con el fiscal”, detallaron.
Cabe destacar que Mahiques asumió como Fiscal General tras la renuncia de Martín Ocampo en octubre pasado. Este se había tomado licencia para ejercer como ministro de Justicia y Seguridad pero terminó renunciando a los dos puestos a raíz de los incidentes en la fallida final de la Copa Libertadores entre River y Boca.
Finalmente, también se pondrá mucho énfasis en el área de cibercrimen, disciplina que jugó un rol fundamental en dos casos de gran resonancia mediática en los últimos meses: el pediatra del Hospital Garrahan, condenado por producción y distribución de pornografía infantil, y el profesor de taekwondo Carlos Filippa, acusado de abuso sexual y producción de pornografía infantil.
Si bien los funcionarios consultados reconocieron que la medida enfrentó una fuerte resistencia por parte de muchos hombres nombrados por gestiones anteriores, su implementación comenzará hoy mismo.
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