Sólo dos mujeres posaron, sentadas, en la “foto de familia” antes del inicio de la reunión de intendentes opositores con el gobernador Axel Kicillof, aunque luego un par más se sumó a la mesa, como Erica Revilla, de General Arenales, la única intendenta que le quedó a Juntos por el Cambio, y la diputada provincial Verónica Barbieri, que responde a Jorge Macri. La imagen, con Kicillof sonriente y de pie en el centro, fue tomada en el mismo lugar y de la misma manera que la de la semana pasada cuando invitó a los intendentes del Frente de Todos.
El tema más ríspido, la Ley Impositiva, se sobrevoló sin evitarse, aunque para garantizar el quórum y su aprobación aún restan reuniones y negociaciones en la Legislatura que se dan en paralelo mientras Kicillof intentaba que María Eugenia Vidal, desde París, lo ayudara a hacer cambiar de opinión a los resistentes opositores. Mañana, autoridades de ambas cámaras y de los respectivos bloques retomarán las charlas que podrían modificar el proyecto y destrabar su tratamiento.
Convocados para las 11.30, los invitados empezaron a llegar un rato antes y se anunciaron en el portón de ingreso de la Gobernación. Kicillof los saludó uno por uno. A las 11.50 se tomaron la foto conjunta, a las 12.05 arrancó la reunión con todos sentados a la mesa. Antes de las 14 se fue el primer intendente: Diego Valenzuela, de Tres de Febrero, que recibió más tarde al presidente Alberto Fernández, quien, por primera vez desde la asunción, decidió visitar esta tarde una pyme en el Conurbano, en este caso en Pablo Podestá.
Varios agradecieron que se los haya llamado para hablar y se los haya escuchado, incluso los que no emitieron palabra. Y destacaron una promesa de Kicillof: “Quiero trabajar junto con los municipios de manera equitativa”. La frase tendrá su costo: "Los propios le van a pedir que los ayude más que a nosotros, como nosotros le pedíamos a María Eugenia Vidal”, se oyó en susurros. Uno de los participantes, que pidió mantener bajo perfil, destacó que “podría no haber dicho eso, pero lo dijo”.
Jorge Macri, intendente de Vicente López, habló en la misma línea: “Fue una reunión positiva, en la que el gobernador hizo una exposición de cómo siente que recibió la provincia y cuáles son los principales ejes en los que va a trabajar en los próximos meses. Manifestó su preocupación respecto a los recursos de la provincia y hubo una mención a la reforma impositiva, pero no fue el eje de la reunión que se debe dar en el marco legislativo. El eje estuvo en la gestión y no en la política ni en las discusiones legislativas”, remarcó. Lo mismo dijeron del otro lado.
Una vez sentados a la mesa, dispuesta como un cuadrado gigante, Kicillof dio la bienvenida y se tomó su tiempo para hablar: una hora y media para dar su diagnóstico de la provincia de Buenos Aires. Destacaron, desde Juntos por el Cambio, que puso especial énfasis en los últimos cuatro años de gestión y que, en cambio, no hizo mención a problemas estructurales y mucho menos a la gestión de ocho años de Daniel Scioli. Después tomó la palabra su ministra de Gobierno, María Teresa García, a quien ponderó. En tercer lugar, en representación de los invitados, arrancó Macri, como presidente del Foro de Intendentes del PRO, y lo siguió Miguel Fernández, de Trenque Lauquen, su par en el Foro de los radicales.
Cuando tomó la palabra Gustavo Posse, de San Isidro, pidió expresamente que se revise la suba del 75% a una parte de los contribuyentes inmobiliarios. Kicillof respondió que los impuestos ya son progresivos, pero no pareció tan determinante como días atrás.
Macri se mostró “diplomático”, como lo describieron, y también apuntó que será en el ámbito legislativo donde se continuará con la discusión. Eso sí, en representación de lo que la mayoría opina entre los jefes comunales, prometió que el Foro acompañará el Presupuesto que Kicillof enviará en marzo a la Legislatura y probablemente la Ley Tributaria si se avanza en las conversaciones sobre algunos cambios. Todos, taxativamente de uno y otro lado, remarcaron que la reforma no era el motivo de la megarreunión sino el inicio de un vínculo institucional entre gobernación y municipios.
“Coincidimos en que tiene que haber ley y una ley de consenso que recoja los puntos de vista de todos, entendiendo que la provincia necesita funcionar”, respondió Valenzuela a Infobae antes de destacar: “La reunión sirvió para conocernos y entender las prioridades del gobernador y empezar un trabajo en conjunto”.
Los intendentes opositores percibieron a un Kicillof con convicción, pero esta vez moderado. Enumeraron sus prioridades, muchas de las cuales comparten, como poner el foco en salud, en educación, en generar empleo y en la reactivación productiva, todas promesas bienintencionadas que nadie pudo rechazar.
El gobernador repitió, como en su discurso de asunción, que el Banco Provincia debe tener como eje la reactivación productiva y apuntó que unas 600 escuelas tienen problemas edilicios. Los convocó, sin eufemismos, a ayudar. “Lo venimos haciendo”, destacaron algunos que el año pasado destinaron parte de sus partidas presupuestarias para mejoras en las escuelas. Valenzuela recordó: “Treinta millones dispuse el año pasada para obras como patios y gas, entre otras”.
Durante los 85 minutos que duró el monólogo de Kicillof, también habló de la reestructuración voluntaria de la deuda junto con Nación, del déficit fiscal y del BAPRO. A nadie tomó por sorpresa, conocedores de los números del distrito. “Fue el discurso de un economista, bien intencionado pero con más énfasis en los últimos años y no en los problemas estructurales” reiteró a Infobae otro intendente que, de todos modos, agregó que el espíritu común es respetar la agenda del gobernador que acaba de asumir. Eso sí, le pareció una rareza que, excepto por una mención al Operativo Sol, no se haya tocado una de las principales preocupaciones de los bonaerenses: la seguridad.
El tono de las declaraciones que recogió este medio fue más o menos el que se percibió puertas adentro desde el inicio del encuentro, en el que no estuvo la vicegobernadora Verónica Magario por encontrarse de viaje, Otro de los que lideró la resistencia a una parte de la Ley de Impuestos del Frente de Todos (la suba hasta 75% del inmobiliario) fue Néstor Grindetti, de Lanús, ausente por un viaje al exterior. En su reemplazo fue Diego Kravetz, su jefe de gabinete. Sí estuvieron, en cambio, otras figuras fuertes como el reelegido intendente de La Plata, Julio Garro; el de Pinamar, Martín Yeza, y el debutante Guillermo Montenegro, de General Pueyrredón.
Una pregunta de los intendentes fue respecto a la continuidad de obras. Kicillof, tras ponderarla, indicó que el nexo con ellos será Teresa García.
Hubo sí una grieta en la mesa, no sobre la política sino sobre el lunch: unos evitaron los bocaditos con harinas y otros se entusiasmaron sin reparos con los hidratos de carbono. “Venimos de las fiestas”, se oyó varias veces como excusa entre los que declinaron la oferta gastronómica.
Finalmente se acordó una segunda reunión, ya con presencia de varios ministros y equipos técnicos, en febrero. Se supone que, para entonces, la pelea por la Ley de Infraestructura habrá quedado lejos.