El último fin de semana del 2019 se convirtió en una olla a presión a punto de estallar en la provincia de Buenos Aires. Luego de que el gobierno de Axel Kicillof no lograra quorúm para tratar la ley impositiva y subir los impuestos, el vínculo entre el oficialismo y la oposición se tensó a pocos días del comienzo de la nueva gestión. El buen clima que reinó durante el traspaso de mando es parte de un pasado que se evaporó. Se terminó.
María Eugenia Vidal y Kicillof habían acordado que el oficialismo daría quórum en la Cámara de Senadores de la Legislatura. El mandatario bonaerense sabía de antemano que Juntos por el Cambio podía no aceptar que la ley salga tal cual había ingresado, pero sí que estaban dadas las condiciones para tratar el proyecto y negociar modificaciones con la intención de que se apruebe antes de que se termine el año. Sin embargo, el acuerdo se diluyó el último viernes y el proyecto quedó trunco.
El jueves y el viernes de la semana que pasó hubo dos intendentes opositores que tomaron las riendas de la negociación por la ley impositiva: Jorge Macri (Vicente López) y Néstor Grindetti (Lanús). Con el consentimiento de Vidal, quien viajó a París de vacaciones junto a su nueva pareja, el periodista Quique Sacco, ocuparon la primera línea de la oposición y tomaron la conducción del espacio en territorio bonaerense.
El 24 de diciembre recibieron el proyecto de ley y empezaron a estudiarlo. El 26 por la tarde, y después de comunicarse por teléfono con Vidal, le plantearon a Kicillof que el aumento del 75% en los impuestos inmobiliarios rural y urbano era un impedimiento para discutir la ley en el recinto y, posteriormente, lograr su aprobación. Entonces, comenzó el conflicto, la tensión aumentó en pocas horas y el acuerdo se frenó. Sin embargo, lo que dejó a la luz la discusión con el Gobernador es que tanto Macri como Grindetti pasaban a ocupar un rol central en la negociación política.
Los dos jefes comunales se apoyan en una mesa política que integran el presidente del bloque de Cambiemos en la Cámara de Diputados, Maximiliano Abad; el presidente del bloque de Senadores oficialista, Roberto Costa; el senador provincial y presidente del ARI en Buenos Aires, Andrés De Leo; los intendentes Julio Garro (La Plata) y Miguel Fernández (Trenque Lauquen); el ex vicegobernador bonaerense Daniel Salvador; el ex ministro de Gobierno Joaquín De la Torre; y los diputados provinciales Santiago Passaglia y Maricel Etchecoin.
Los intendentes y los legisladores formaron un bloque de negociación que en el oficialismo interpretaron como la escenificación de una pelea interna por el liderazgo de Juntos por el Cambio en la provincia. Creen que la irrupción de ellos en la escena, principalmente de Macri y Grindetti, fue lo que terminó empantanando un acuerdo que parecía estar cerrado y que se vino abajo mientras Vidal estaba rumbo a Europa.
“Cuando Vidal se fue, los intendentes vieron el hueco para mostrarse. Es una pelea para ver quién manda”, sostuvo una voz de peso en la mesa chica del kicillofismo. En Juntos por el Cambio niegan cualquier tipo de interna por poder. “Vidal le pidió a Grindetti y Macri que se negocie un acuerdo con el gobierno. Su voluntad es apoyar el proyecto y darle gobernabilidad a Kicillof. Pero hay que llegar a un acuerdo”, explicaron a Infobae desde el entorno de la ex mandataria.
En la oposición sostienen que la caída del quórum estuvo asociada a un solo motivo: el aumento del 75% en los impuestos inmobiliarios. Además, advierten que el proyecto es largo y que necesitan tiempo para analizarlo y evaluar propuestas para futuras modificaciones. “Una ley impositiva es compleja. No se puede sacar en dos días”, sostienen. Entienden también que el aumento perjudica a un sector de la sociedad que es el que los votó en las últimas elecciones. Deben, entonces, defender a su electorado evitando una suba desproporcionada.
En el oficialismo, en cambio, creen que hubo un desorden en las negociaciones por el cambio de los interlocutores, que existe una lucha interna de poder por el liderazgo y que en el medio de la discusión por el proyecto de ley pusieron sobre la mesa el reclamo de cargos dentro del esquema estatal de la provincia. Están en juego más de 20 cargos estatales, principalmente en el directorio del Banco Provincia (Bapro), el Grupo Provincia y los organismos de control del Estado. En la oposición afirman que la discusión por los cargos quedó a un costado de la negociación por la ley.
Versiones distintas de un vínculo político que se desgastó, sorpresivamente, en menos de un mes.
En una de las múltiples reuniones que hubo el jueves de la semana pasada, Jorge Macri le planteó a Kicillof que la oposición no avalará el aumento del 75% del impuesto y que el camino para destrabar la discusión es poner a los equipos técnicos de ambos espacios políticos a construir una “ley de consenso”. El intendente de Vicente López se lo dijo con el ancho de espadas en la mano, sabiendo que el gobierno bonaerense necesita acordar con la oposición en el Senado sí o sí debido a que no tiene mayoría.
La oposición cuenta con 26 de las 46 bancas del Senado bonaerense, el Frente de Todos depende de Cambiemos para lograr el quórum y empezar el debate en torno a cualquier proyecto de ley. La discusión que se dio en esta oportunidad puede repetirse cuando se debata el Presupuesto o el Endeudamiento. Negociación. Pura muñeca para negociar. Eso es lo que se necesita.
A Kicillof no le gustó esa propuesta de Macri. Cree que estiraron una negociación sabiendo que no avalarían el proyecto. “Estamos dispuestos a negociar, pero que traigan una propuesta consistente. Si no, va a quedar en claro que lo único que le interesan son los cargos”, reflexionó un ministro del gabinete K que sigue de cerca el entramado de la novela de desencuentros.
“No están acostumbrados a negociar. Kicillof no estuvo en un lugar de toma de decisiones como este. Si insisten con el aumento del 75%, no se aprobará la ley”, explicaron a este medio desde la mesa política de Juntos por el Cambio. La postura de la oposición es clara. O se baja el porcentaje o no hay acuerdo. Entienden que el 55%, similar al porcentaje de inflación anual con el que terminaría el 2019, lo que sería un parámetro comprensible y un aumento justificado. Sobre ese techo no habrá ley posible.
La propuesta oficialista plantea cuatro escalas para cada categoría con cuatro niveles de aumento: 15% para terrenos valuados en hasta $260.870 y edificaciones valuadas en hasta $303.705; 35% para terrenos valuados entre $260.870 y $816.075 y edificaciones valuadas entre $303.705 y $498.021; 50% para terrenos valuados entre $816.075 y $3 millones y edificaciones valuadas entre $498.021 y $680.877; y 75% para terrenos valuados en más de $3 millones y extensión superior a 2000 hectáreas y edificaciones cuyo valor supera los $680.877.
La aparición de Macri y Grindetti en la primera línea de Juntos por el Cambio deja a la luz el proceso interno que está atravesando la oposición después de dejar el poder tras cuatro años en el gobierno provincial y nacional. Vidal se fue de vacaciones mientras se llevaba adelante una negociación compleja de una ley que Kicillof considera determinante para arrancar el año. En el kicillofismo la tildan de “irresponsable”. Sigue las negociaciones desde el viejo continente pero no está al frente de las mismas. Gestos que se traducen en una reacomodamiento de los liderazgos dentro del espacio opositor.
Si hay acuerdo, habrá una sesión extraordinaria durante enero. Para eso debe bajar la espuma. El pragmatismo de ambas partes será clave para llegar a un acuerdo. Solo sirve acordar. Una tarea difícil en este fin de año.
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